Con la que está cayendo, con lo que nos están exigiendo, con los apretones reiterados a nuestro cinturón, con un número de parados que ronda la desvergüenza, con las despedidas de Pellegrini y las bienvenidas a Mourinho, te levantas un buen día y lees que cada jugador de la selección española recibirá 600.000 euros como premio en caso de ganar el inminente Mundial de Sudáfrica. Y el cuerpo se te queda chungo perdido.
Alemania, selección que suele compartir el ranking de premios con la española, en esta ocasión se ha quedado en los 350.000 euros por cabeza. Y no cuadrada, precisamente. Me imagino que el gobierno de Merkel habrá insinuado que la crisis es la crisis. Pero España es algo diferente, es más ‘típica’, y puede permitirse tales dispendios. Como Argentina, que repartirá 510.000 euros para cada jugador de Maradona. Del seleccionador español nada se ha comentado, pero deberá llevarse el doble, qué menos. No es lo mismo un simple árbol que un bosque completo.
Pero aún hay más, porque la tradición indica que al margen del dinero, siempre hay un regalo de la Federación hacia los jugadores por el hecho de participar en una fase final bien sea Mundial o Eurocopa, como fueron el ya famoso Quad o la televisión de 52 pulgadas de la pasada cita de Austria y Suiza. Luego ponemos el grito en el cielo por unos trajes de nada, por los sueldos de unos políticos, por unas dietas de risa y por unas anchoas del Cantábrico. Si esto del fútbol lo inventó Franco cuando era cabo primera en la soledad de los cuarteles, ahora es menester rescatar viejos esquemas que han funcionado perfectamente a través de los tiempos.
Hagan el favor de no mirar para mí. Yo estoy congelado y no estoy contenido en las denominadas rentas altas. Como me vienen a la memoria los derroches de fuegos artificiales en las fiestas –inventos no sujetos crisis– y otras zarandajas de menor porte, hago otro esfuerzo mental y se me ilumina el magín con aquello de “aunque usted pueda pagarlo, España no puede”. Creo que era de una campaña de mentalización para el ahorro del agua. ¿Y no se le puede aplicar a todo aquello que pueda considerarse privado? Pero, pensándolo mejor, déjalo estar –otra vez–, porque lo de predicar con el ejemplo está muy mal visto en este país de excelentes futbolistas, incluida la nacionalidad canaria. Qué pronto nos olvidamos cuando no pasábamos la primera fase y decíamos: “a esos los cogía yo y los ponía a raspar platanera o a coger papas de sol a sol”. Hoy les prometemos cien millones de pesetas por barba. País.
Grandes espectáculos para grandes momentos de crisis social. Ahora también económica y financiera, un coctel, que por lo visto es " una circunstancia interasante" para algunos pocos, y una realidad desgarradora para otros muchos. Sin embargo, para quien es desgarrador parece que todo vale, y que no importa lo que cobren o dejen de cobrar todos estos bergantes, mientras les entretengan y parezca que las penas mejor pasarlas contentos que apesadumbrados.
ResponderEliminarHabrá que seguir levantando la voz, para ver si somos capaces de remover la conciencia de por lo menos, uno más.
Gracias por el artículo. Me ha gustado mucho
Me interesa "más" que me cuentes la génesis de "Pepillo y Juanillo". Contesta a mi correo que, sobre el particular, te escribí.
ResponderEliminarJ.M. de Taoro M.