La noticia de que “la concejalía de Juventud del ayuntamiento realejero educa en valores a 33 niños en el Aula de la Naturaleza Emilio Fernández Muñoz”, rescatada del blog de Radio Realejos (así como la fotografía que ilustra el presente), me hizo recordar la polémica surgida tiempo atrás cuando se implantó en España la EpC (Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos). Porque la concejala del ramo, Luisa Salazar, indicaba que los objetivos que se pretendían con este ‘campamento’ eran, entre otros, el cuidado y respeto por el medio ambiente, igualdad de género, tolerancia ante las desigualdades de cualquier tipo (religión, cultura, raza), convivencia pacífica y reparto de las tareas en el hogar.
Me supongo que no le habrán llovido críticas por tal iniciativa a la precitada concejala, pues todos entendemos que el fomento de estos valores conduce a que nuestra sociedad se halle cada vez mejor preparada y dispuesta a asumir importantes retos en el futuro. Y todo lo que suponga una potenciación de la labor que se puede llevar a cabo en el seno familiar y el ámbito escolar, bienvenido sea. Además, si esta última se efectúa de una manera más lúdica, seguro que la asunción de contenidos es más completa.
Y viene esto a cuento de que, aun habiendo transcurrido unos años desde su implantación, sigo sin comprender el porqué de tanto alboroto y tanta negativa por parte de los sectores más conservadores de este país. Porque el Real Decreto 1631/2006, por el que fue aprobada la EpC, cumple con la recomendación del Consejo de Europa (año 2002) que afirma que “la educación para la ciudadanía democrática es esencial para promover una sociedad libre, tolerante y justa, además de contribuir a la defensa de los valores y los principios de libertad, pluralismo, derechos humanos y Estado de Derecho, que constituyen los fundamentos de la democracia”.
La Educación para la Ciudadanía tiene como objetivo favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad y la responsabilidad y la formación de futuros ciudadanos con criterio propio, respetuosos, participativos y solidarios, que conozcan sus derechos, asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos para que puedan ejercer la ciudadanía de forma eficaz y responsable.
Si uno repasa algo de este particular, no le queda más remedio que pensar el que a los opositores a esta normativa lo que les molesta sobremanera es que a los alumnos se les hable con toda la naturalidad posible de todas las realidades que existen en el mundo actual. Y como los curas saben mucho de matrimonios homosexuales, cuya convivencia supone el más mortal de los pecados, deben oponerse tajantemente al establecimiento del bloque 1 (educación secundaria), que es del tenor literal siguiente: “aproximación respetuosa a la diversidad”. Entendiéndose, por añadidura, que los profesores son todos unos cantamañanas que van a enfocar el asunto de manera displicente, chabacana y obscena. Pues el clero, experto en secretos de confesión, estima que ese ‘adoctrinamiento’ es mucho más peligroso que el de su privilegio, mediante atado convenio, de poder disponer de una generosa franja horaria para acudir a las clases y hablar del ‘sexo de los ángeles’ sin tapujos ni cortapisas.
Mover a las masas siempre ha dependido de muchos factores. Pero si esto se hace aprovechando la coyuntura favorable del púlpito, pago del transporte (bocadillo incluido) y otros entretenimientos varios, estoy por asegurar que la inmensa mayoría de los ‘alborotadores’ desconocía el programa a impartir, a saber,
En Educación Primaria (tercer ciclo):
Bloque 1.- Individuos y relaciones interpersonales y sociales
Bloque 2.- La vida en comunidad
Bloque 3.- Vivir en sociedad
En Educación Secundaria (comprende la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y el Bachillerato):
Bloque 1.- Aproximación respetuosa a la diversidad
Bloque 2.- Relaciones interpersonales y participación
Bloque 3.- Deberes y derechos ciudadanos
Bloque 4.- Las sociedades democráticas del siglo XXI
Bloque 5.- Ciudadanía en un mundo global
Como se habrán percatado, nada diferente a lo que el equipo de la concejalía señalada al principio se ha propuesto desarrollar en estos días veraniegos allá en lo alto del municipio, a la sombra de los pinos, disfrutando de aire puro y de la presencia sonora del pinzón azul.
Y como finalicé con uno de los símbolos de esta isla, cuídense de mucho pájaro suelto que anda (vuela) por ahí. Feliz fin de semana.
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