lunes, 2 de agosto de 2010

Haciendo el mono


Si ustedes realizan el sencillo ejercicio de ir a Youtube, podrán observar las extrañas derivas de un ‘comunicador’ acerca de la variedad de opiniones que le merece doña Rita Martín, señora o señorita consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, ora inepta en grado sumo, ora crème de la crème. Sí, achácame que yo también realizo comentarios en este blog sobre la susodicha. Pero, al menos, soy consecuente y he sostenido siempre que es un cargo que le queda anchísimo –sin dobles– y que se encontró de rebote por mor de cuotas insulares. Cuyo sostenimiento conviene a la cúpula para disimular carencias propias.
Uno puede perder la vergüenza, si alguna vez la tuvo, por la edad. Ciertamente. Porque el chocheo nos puede jugar malas pasadas. Pero cuando, de manera permanente, se recurre a la presunta vejez para arremeter contra quien ose mostrarse disconforme con cierta línea editorial, malo, malo. Así, ejemplos como pero como estoy acabado, y vivo mis últimos años en esta tribu de mierda, voy a hacer una excepción, sin que sirva de precedente, son monedas de cambio habituales. Dicen que la excepción confirma la regla, pero cuando estas dejan de serlo para constituirse en la regla en sí, se raya la imbecilidad.
Yo apenas lo conozco, aunque sí lo suficiente para catalogarlo como un difamador profesional, al que no le gusta la información sino el chisme. Así le va. Además, este tipo es como esos perros mil leches que muerden la mano de quienes les echan de comer.
Unas dieciocho mil lecturas sufrió el susodicho (párrafo). Unas treinta y cuatro mil vueltas le di al magín. En unas cincuenta y siete mil ocasiones dejó el culo de apoyarse en la silla para dar las correspondientes pateadas por la casa. No podía ser. No era posible. ¿Se mirarán al espejo siquiera por comprobar como crecen las arrugas y disminuye… el complejo neuronal? Pero, claro, el macho ibérico, perdón, el carnero guanche, más preocupado por los pellejos (unos cuelgan más que otros), olvidando tropelías y andanzas de años idos en los que indeterminado mono era más conocido que determinado sujeto, arremete con lindezas tales: Hubiera sido un monaguillo de carita graciosa y ademanes feminoides, pero despertó al sexo del bueno y huyó. Menos mal, porque tal y como están de cerreros por los conventos hubiera sido un candidato directo a tomar por retambufa, que el Señor no lo hubiese querido. No, no es quien tú piensas; debemos reconocer que, al menos, este sabe escribir.
Cuídense curas y frailes de lenguas tales. Pongan a buen recaudo sotanas y hábitos y no se les ocurra batir el badajo. Que suenen (las campanas) cuando el viento las meza. Las alucinaciones independentistas marcan extraños derroteros. Y los vericuetos divergen que es un disgusto. Mezclamos lapas con chochos y las indigestiones son de campeonato. Se lanzan envites al propio presidente, y este, al parecer halagado por los piropos, se deja acaramelar por temor a incordiar a la senectud (variopinta y delirante). Protégete, Paulino, que un día te la clavan. Y seguro que será por detrás, o séase, a traición. Pon a tu mujer (que se lo tome como repasos piramidales) a cotejar en hemerotecas. ¿Veleidades? Et une merde.
Yo (lo hago) siguiendo, con inmensa alegría y convencimiento, la línea editorial de mi periódico (escribir al dictado del mejor postor). Ver para creer. Vota a PP o PSOE porque Zerolo es un impresentable. Qué dije sin darme cuenta: Zerolo es mi amigo. La verdad es que realmente chocheo, estoy provecto perdido. Todo se pega.
¿Lo de Garachico? Para encuadernar. Temblaron Pico Viejo y El Chinyero. Adán miró para Bolívar y este permaneció en silencio (lleva años así). ¿Que por qué mezclo las cosas? Por dos razones. Una: la edad. Dos: lee todos los días un rato. Incluso Internet te brinda magníficas oportunidades.
Chacho, vaya comienzo de semana. ¡Ah!, la ilustración está mona, ¿no? Y no muerde la mano de quien le echa de comer; ni que fuera bobo.

1 comentario:

  1. SUPERCONFIDENCIAL ANDRÉS CHAVES
    Carlos Sosa Cáustica
    EL DÍA, 31/jul/10 07:37

    1.- Hace tiempo que no me metía con un tipo de la misma profesión. Pero como estoy acabado, y vivo mis últimos años en esta tribu de mierda, voy a hacer una excepción, sin que sirva de precedente. Un ex seminarista de Las Palmas, rescatado de la Iglesia Católica por Vicky la Sandinista (es siempre mejor un buen polvo que un hisopo tupido), Carlos Sosa Cáustica, se mete conmigo en un digital pagado por el PSOE y por Cepsa para ponerme a parir: a) por ser amigo de Pepe Rodríguez; b) por escribir en este periódico; y c) porque el Grupo Municipal de Coalición Canaria me compró, en 2003, quinientos ejemplares (a diez euros cada uno) de mi libro "Gesta y sacrificio del teniente González Campos ", digo yo que para regalos. Fíjense qué pecado he cometido. Elevar a Carlos Sosa Cáustica (el segundo apellido se lo ha ganado a pulso: pido disculpas a su señora madre por el cambio, hecho con humor) a la categoría de titular merece que lo lamente ante los lectores. Yo apenas lo conozco, aunque sí lo suficiente para catalogarlo como un difamador profesional, al que no le gusta la información sino el chisme. Así le va. Además, este tipo es como esos perros mil leches que muerden la mano de quienes les echan de comer. Que le pregunten a mi amigo el empresario Jaime Cortezo, si no.

    2.- Carlos Sosa Cáustica era el más listo del seminario. Hubiera sido un monaguillo de carita graciosa y ademanes feminoides, pero despertó al sexo del bueno y huyó. Menos mal, porque tal y como están de cerreros por los conventos hubiera sido un candidato directo a tomar por retambufa, que el Señor no lo hubiese querido. Dicho lo cual, anoto que profesionalmente es un mentecato, intelectualmente zafio y personalmente insignificante. Como tiene buena ayuda judicial puede llevar estos papeles al fiscal del distrito, para reírme un rato ante su señoría. Ya me da igual una mazmorra que un hotel de cinco estrellas.

    3.- Y como tengo el culo como el papel de lija de recibir patadas y el dedo gordo del pie con un enorme callo, de darlas, les diré que Carlos Sosa Cáustica es tan poco conocido en Tenerife como yo en Las Palmas. Este enorme charco que nos separa terminará por ahogarnos. Hago esta aclaración para que los desocupados lectores no se molesten porque yo les haya hablado hoy de un mindundi que se gana la vida insultando a los demás y difamando a los que el PSOE le dice que difame. Es lo bueno que tiene escribir por encargo, monseñor, que tú lo haces con las perras del PSOE (y de Cepsa) y yo siguiendo, con inmensa alegría y convencimiento, la línea editorial de mi periódico. Adiós, imbécil.
    achaves@radioranilla.com

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