29 de diciembre de 2010

Encuesta rápida

Ayer tarde, a eso de las cuatro y media –o próximo a las cuatro y media, que diría mi madre–, y mientras caminaba un fisco, siquiera para estirar las anquilosadas patas de tanto trajín navideño y cuchipandístico, tuve a bien hacer tres encuestas; bueno, mejor una, aunque prêt-à porter. Eso, lista para llevar, sin ficha técnica, sin vaciado de datos ni añadidos distorsionadores. Nada, tal cual.
Me encontré por el camino –unos seis kilómetros, centímetro arriba, centímetro abajo– a veintiuna personas con edad suficiente como para que en mayo próximo pudieran tener la capacidad de ir voluntariamente hasta un local en el que pondrán tres urnas (ayuntamiento, cabildo y parlamento) y depositar en la rendija correspondiente las papeletas de rigor. A todos ellos, sin excepción alguna, les pregunté por quién votarían. Aclaro que siete eran de Los Realejos, siete de Puerto de la Cruz y los otros siete de La Orotava. Por lo que fue una encuesta por muestreo con una representación poblacional evidente, dado que la muestra aleatoria (yo no los elegí, venían ellos) era lo suficiente grande y más fiable que por teléfono. Les miraba fijamente a los ojos cuando respondían. Evidentemente, el nivel de confianza, también conocido como probabilidad de éxito, está fuera de toda duda y lo considero directamente proporcional al esfuerzo añadido de llevar conmigo papel y lápiz (no tengo grabadora). La desviación típica, o raíz cuadrada de la varianza, es mínima, porque la capacidad profesional del encuestador queda, de manera patente y notoria, demostrada con la avalancha de tecnicismos esgrimida en este mismo párrafo, algo que se echa en falta en otras publicadas en estos mismos días. Dicho todo lo cual y para evitar suspicacias y malos entendidos, van los resultados:
¡Ah!, perdón, otras líneas aclaratorias: A los siete del Realejo les pregunté por sus preferencias electorales en el pueblo; a los de Puerto de la Cruz, por las del cabildo; y a los de La Villa, por las del parlamento. Ello me permitió extrapolar las respuestas y en estos dos últimos casos, pude intuir cómo quedarían los consistorios villero y portuense, pero eso es mera hipótesis no sustentada en datos empíricos. Y ahora sí:
Como de los siete realejeros, dos se decantaron por cada uno de las tres fuerzas más representativas y el séptimo no tenía claro si no ir a votar, abstenerse, hacerlo por IU u otras posibles listas, queda meridianamente claro que PP, PSOE y CC obtendrán en la Villa de Viera siete concejales cada uno. Y se acabó lo que se daba. Los trasvases de votos, los sesgos más o menos derechosos y otros aspectos de menor enjundia son planteamientos simplistas sin ningún rigor estadístico. Y las matemáticas son exactas: 7x3=21. Vayan preparando las conversas para establecer los pactos.
Los siete portuenses me aseguraron que habría mayoría absoluta en las municipales, pero como correspondía para el cabildo (hoy voy de minúsculo) me comentaron que si el espectáculo socialista tinerfeño no concluía rápido, chungo, chungo. Aun así, tres se inclinaron por el PP, uno por CC, otro por el PSOE, el sexto no sabe/no contesta y el último me dijo que se quedaría en casa acostado. Conclusión: Alarcó y Melchior intercambiarán papeles.
Los villeros fueron los más reacios. Tuve que prometerles una comida en El Bosque, por lo que no me fío de las respuestas. Pero en base a las mismas, los resultados son inamovibles. Bien distinto es que luego cada cual agarre la papeleta equivocada. No intuí que estuvieran demasiado contentos con Isaac. Lo mismo pierde la mayoría, pero el PP orotavense no ha sido nunca un dechado de virtudes. Casi no les saco un dato fiable para el parlamento (sigo de minúsculo). Tres señalaron abiertamente que no tenían ni la más remota idea, otros tres se definieron (uno por cada) entre CC, PSOE y PP, y el último casi me aseguró que votaría también PSOE. La resultante viene determinada por lo de ‘cuanto más lejos, menos claro lo tengo’. Por lo que respecta al número de escaños, y teniendo en cuenta los topes electorales, existen dos posibilidades. Si no entra Nueva Canarias, habría los tres grupos consabidos, socialista, popular y coalicioneros, con 25, 18 y 17, respectivamente. Sin accede Román y su grupo, la ecuación seguiría siendo simple, pues los diputados obtenidos serían restados, fundamentalmente del grupo socialista, por lo que el pacto entre CC y PP seguirá vigente unos doscientos (que es múltiplo de 4) años más. ¿El error? Como siempre, más o menos.
Y esto no es una broma. Hoy es 29 y los Santos Inocentes fue ayer. Es tan fiable, o más, que las muchas que aparecen en medios de comunicación convencionales. Como la de estos últimos días en la versión canaria de ABC. ¿Alegaron algo de la ficha técnica? ¿La encargó el PP? ¿Tú conoces a alguien que pague para que el resultado le salga negativo? Y si no me creen, les prometo desde ya que el cuarto lunes del próximo mes de mayo les clavo cualquier dato que me soliciten. Y sin echar mano de la Ley D´Hont. ¿Apostamos algo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario