lunes, 6 de diciembre de 2010

Recapitulemos

Pensé: ¿escribo de los impresentables (controladores aéreos) o del conejero Rajoy? ¿Y qué que no sepan ustedes ya? ¿Escribo de la picaresca (mucha) suscitada en torno a los parados? ¿Y qué que no se haya escrito ya? ¿Escribo de las tormentas, alertas, lloviznas, ventoleras e idas y venidas del alumbrado? ¿Y qué que no lo hayamos escuchado por activa y por pasiva (incluso refleja, por lo de los relámpagos)? Así que me lié la manta a la cabeza una vez más y me dije: recapitula. Y en ello estoy. Le eché una visual a los comentarios que ustedes, estimados fisgoneadores, han tenido a bien ir dejando a lo largo de muchos meses (189, incluyendo los míos, que casi siempre son aclaraciones o respuestas) y he aquí lo que considero más interesante. Comienzo por el último recibido, pero que hace referencia a una entrada del ya lejano mes de febrero. Óscar y José Carlos llegaron al “Pepillo y Juanillo” a través de estas últimas entradas que vengo titulando ‘La Gomera en el recuerdo’.
Soy Óscar Mendoza, hijo del hombre fallecido en Hermigua en el Centro de Salud y de la mujer que no tiene consuelo viendo como el ‘desgobierno’ de Canarias se ríe de sus lágrimas. Me he asomado a su ventana para agradecerle el interés por el caso de mi familia y por amar tanto a La Gomera. El amigo José Carlos Valeriano y yo también la amamos y créame cuando le digo que empecé todo esto con la intención de que nunca más sucediese. El Servicio Canario de la Salud me ha dicho (por carta certificada el pasado 26 de noviembre) que no tengo la razón. Ahora sólo me queda ir a los Tribunales y esperar que la Justicia todavía sea lo que tendría que ser y que no dependa de la cartera o de la influencia política. (La Gomera, por desgracia. 28-02-10)
De La Gomera también va el siguiente:
¡Cómo me gustan tus palabras sobre La Gomera! Me vienen al recuerdo los versos de Pedro García Cabrera: “Cierto que no has de morir, pero si algún día murieras, entra en el cielo silbando, y cantando pide cuentas de por qué te marginaron a soledades perpetuas”. (Versos silbados. 08-10-09)
Me ayudan en el aprendizaje de idiomas y dialectos:
Mi “retrovisidor” me lleva hasta el pueblu de La Tejera –cerca de Mieres, por el alto de Santirso, camino de Sama–. Una escuela con más de sesenta guajes, de todos los tamaños, y yo era el más guajín de todos. ¡Qué tiempos! Palabra a palabra, frase a frase… vas aprendiendo bable. (Retrovisor. 09-10-09)
Se pasan en elogios los buenos amigos, y lo adornan con unos gramos de buen humor:
Chaval, cómo me alegro de que te concedieran el Nobel de Tacoronte. Yo siempre confié en que tu perseverancia conseguiría sus frutos. Es por ello que me congratulo enormemente (que quiere decir muy enorme) de tan merecido premio. Me voy a La Gomera la semana entrante. Si quieres puedo proponerte para que te concedan el premio a una persona buena y sencilla, que creo que sin hacer mucha campaña lo obtendrías en cada una de las siete islas. Un abrazo de este sencillo maestro de a pie. (Retrovisor. 09-10-09)
Manifiestan su parecer acerca de la política cultural realejera:
Ese es el valor que le dan los actuales munícipes a la cultura y al arte. Igual, dentro de algún tiempo, quitan al Mencey Bentor de El Lance. Estos pseudonacionalistas, que plantan olivos en vez de plantas de nuestra rica y variada vegetación o celebran el Día de Canarias con una exhibición de doma de caballos andaluces… (La Mula de Paco. 21-03-10)
Las propias vivencias, aun con el aditamento de los recuerdos (¿malos?) infantiles,  se conjugan con los conocimientos volcánicos:
Desde chicos nos vienen asustando con “la fin del mundo” y con “el reventón del Teide” que se llevará consigo las siete islas y los islotes adyacentes. Ahora, en cada reunión de “vulca/volcanólogos” se reproduce el apocalipsis/catastrofismo. Parece que invocaran al maligno Guayota aborigen para que surja algo y puedan estudiarlo “in situ”, faltaría más… (Volcanismo. 05-06-10)
Como restan unos detalles, finiquitaremos el asunto mañana. Hasta entonces.

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