sábado, 29 de enero de 2011

Nerviosos

Le parece a un espectador, es mi caso, que el personal adscrito a ese colectivo que engloba a los denominados políticos, se halla más nervioso de la cuenta. Y si aún circulamos por el mes de enero, los meses y días que restan hasta ese fatídico 22 de mayo puede significar tremendo calvario para quienes aspiran a representarnos –es lo que siempre alegan– en las diferentes instituciones (ayuntamiento, cabildo y parlamento). A este ritmo es probable que las tilas y otras aguas tranquilizadoras pasen a ser un bien más codiciado que las famosas especias de la época de Marco Polo. De seguir con estos acelerones, los precios se disparatarán (como el de los combustibles).
Para declaraciones de los escindidos socialistas, los auténticos, los de la coherencia y dignidad, los más de izquierdas, los que estaban ahí por ideales (que no por puestos ni prebendas), les remito a la revista digital del CCPC (Centro de la Cultura Popular Canaria, cuyo viraje a la política pura y dura es más que evidente en detrimento de los postulados que guiaron su creación), que se ha convertido en el saco, aparentemente sin fondo, donde caben rotos y descosidos. Ahí acude también –ahora con más frecuencia– Juan Manuel Fernández del Torco, cabeza visible de algo llamado CiCan, un partido –eso dicen– de centro, independiente y de Canarias. Ignoro si su implantación alcanza toda esa nueva extensión de aguas que Paulino ha tenido a bien brindarnos para general regocijo de los canarios de pro. Ha venido a declarar nuestro protagonista que los hombres y mujeres de su formación no se encuentran imputados por corrupción. Pues menos mal. Que yo sepa, no les conozco a nadie que ostente cargo institucional alguno. Será por ello que no han tenido tiempo de corromperse. Porque si ya lo hubieran hecho desde antes de ocupar poltronas, agárrate si es que llegan aunque sea a San Borondón.
Pero los verdaderamente nerviosos son los militantes del PP. Ni ellos mismos parecen dar crédito a lo que ponen de manifiesto las encuestas. Deben, a pesar de los vientos favorables, no estar bien seguros de sus posibilidades, o temen, quizás, que el espacio de tiempo hasta 2012 sea demasiado largo. Es sintomático el hecho de la resurrección del 11-M. Los medios de comunicación que vieron en su día que el manido asunto de la conspiración no les produjo el resultado apetecido, han vuelto a las andadas. Ciertos dirigentes populares han creído oportuno sumarse al carro de los despropósitos. El primero, Javier Arenas, el perdedor de todas las elecciones a las que se ha presentado en Andalucía. Lo de Cospedal y sus manías denunciadoras, sin aportar en ningún caso prueba alguna, debe ser una malformación congénita que ya está rayando la irresponsabilidad más absoluta. Pero lo de Antonio Alarcó, senador, vicepresidente del cabildo tinerfeño y escritor en las noches de insomnio ha venido a colmar el vaso de los despropósitos.
Se ha cargado de un plumazo el médico tinerfeño los informes de sus colegas madrileños (creo que la comunidad de Madrid sigue regida por doña Esperanza y creo –otra vez– haberla visto en cierta convención habida en Sevilla, aunque se marchó un rato antes para no tener que aplaudir a una candidata asturiana), las investigaciones policiales, los dictámenes de los peritos y el propio juicio. O se le fue el baifo o perdió el raciocinio cuando se le calentó la lengua y pinchado por la lisa (por lo de los virajes) más oronda de La Ranilla, soltó que en el piso de Leganés (3 de abril de 2004) no se había producido un suicidio colectivo, sino que la policía se los cargó mediante el ‘dale que te pego’. Procedimiento que, entiendo, debe dar a conocer en mayor profundidad. Sobre todo por si Acebes tuvo algún tipo de intervención.
Estimaba un servidor que el doctor Alarcó era un fisco más inteligente. Pero mi gozo en un pozo. Si la sensación generalizada es de habernos llevado tremendo fiasco con Zapatero, la que nos espera con los chicos de Mariano. Nos han tomado por imbéciles redomados cuando ni siquiera han alcanzado la escalinata de La Moncloa. Agárrate cuando la suban.
Les falló en aquel entonces (11 de marzo de 2004) el invento de la ETA. Pero han querido resucitarlo aun a costa de poner en entredicho la labor de un sinfín de profesionales de la comunidad madrileña. Aguirre permanece en silencio. Pero un buen día de estos va a perder los cascos y manda fuerte rajada.
Como coincido plenamente con un artículo de Juan García Luján titulado ‘Alarcó y la conspiración del 11-M’, publicado en la sección de Opinión del periódico digital Canariasahora.com, allí los remito. No sé si José Manuel Soria le ha hecho llegar a Rajoy estos pareceres. ¡Ay, la que nos espera! Guardan inmenso parecido a la anécdota, real como la vida misma, de cierto capitalino que, estando de visita en una de sus propiedades, quiso acariciar linda ovejita que pacía tranquilamente en los aledaños de una huerta de platanera. Y, efectivamente, solo le dio tiempo a pasar su elegante y bien cuidada mano por la testuz del animal, porque el retroceso del bicho y posterior arrancada fue la acción más veloz que se recuerda por los contornos. El estampido que alcanzó sigue retumbando en los restos de la finca. Si se hubiera agachado un fisco para mirarle la retaguardia del cuadrúpedo rumiante, se habría percatado de que era un viril carnero mocho (a saber, animal sin cuernos), pero con dos enormes razones bien dispuestas. Y qué quieres que te diga, para mí estos disfraces de ovejitas de portal me dan cierto repelús, porque luego se tornan en traicioneros lobos. Con todos mis respetos por los animales citados.
Lo dicho: están muy nerviosos. Hasta la próxima. ¡Espera, espera, que me olvidaba! Anoche se presentó Manolo Domínguez como candidato del PP a la alcaldía de Los Realejos. Es la tercera o cuarta vez que lo hace, pero esta última coincidió con la de la Murga Los Irónicos. ¿Sintomático?

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