martes, 11 de enero de 2011

Qué bríos

“Quien me conoce sabe que yo no tengo dobleces”. Cuando te jubiles al final de este curso, amigo Antonio, tendremos que tener una larga conversa –más que sea, como decía mi abuela, pateando por El Cedro–, para que me expliques con detenimiento la verdadera historia de Paulino. Porque para mí que ya está exagerando lo de su tardía escolarización. O mejor, explotándolo a base de bien. La verdad es que no sé cuál puede ser la intencionalidad de la jugada, del regate corto. Me da la impresión de que pretende sostener lo de que cualquiera está capacitado para llegar a ser presidente del gobierno. Ya metí la pata: ‘los amigos de Zapatero’ tienen un nuevo argumento.
La primera oración del párrafo anterior la dictó, cómo no, el genial Rivero. Y tú te quedas con esa cara de pasmarote que se te pone cuando debes comenzar a trabajar un lunes después de un corto periodo vacacional. ¿Qué significa el mensaje, muchacho? Yo te notaba un poco estirado cuando le das el beso a la mujeres algo más altas que tú. ¿Tú no te has visto en la tele de Willy en cualquiera de las tres ediciones de las noticias? ¿Ni una mísera arruguita, presidente, en parte alguna de tu egregia anatomía? Tendré que cambiar las sesiones de caminatas por las ‘mediomaratones’. O, en su defecto, por alguna carrera campo a través. Quizás mi fallo fue poner un espejo en el cuarto de baño. Y lo quieras o no, cuando te mandas la ducha se te va la vista y basta una simple ojeada para darte cuenta de que hay ‘bajones’ impresionantes. Y no es solo la tensión, que también. Existen descensos peligrosos, caídas inverosímiles, menguas harto notorias. Te envidio, Paulino. ¿Ni un doblez? ¿Toda rígida y turgente? La piel en general, por supuesto. Le indicaré a mi mujer que hable con la tuya. No creo que sea solamente la jalea de menta. Debe existir algo más, más que sea (¿otra vez?) un planchado especial al vapor o yo qué sé. Si esa frasecita es cierta, y no tengo por qué dudarlo, tu señora tiene una veta. Eso, la mina de Mena.
Tú tienes la obligación de extrapolar esos poderes al resto de la población. Es un deber inexcusable de todo presidente que se precie. Al menos, en plan probatorio, con los dirigentes de tu partido. Y te lo explico con varios ejemplos. A Oswaldo Amaro lo noto cansado. Puede que sea el nuevo look del peinado. Pero esas profundas entradas, el cabello cada vez más canoso y el escaso desparpajo verbal requieren urgentes terapias de choque. Pásale la receta, hombre. A Marcos Brito se le ve jadeante. Es probable que la dieta que lleva no sea la más adecuada. Y aunque disimula las arrugas con abultamientos –más que estiramientos–, estimo que no le vendría mal por si se halla algún doblez escondido. Y ya se sabe: prevenir antes que curar. Ahora correspondería el turno de Isaac, pero como es un personaje que me cae bien, seré comedido. Como cumplimos años al mismo tiempo (nacimos el mismo día –dice el horóscopo que somos de las personas más imaginativas del año y tenemos muy desarrollado el estado físico– que Alberti y Beethoven), y como va por libre en eso de la ‘disciplina partidaria’, no se le dobla demasiado. Por ejemplo, la visión de rescatar a Puerto de la Cruz del ostracismo mediante acometidas puntuales (para ayer antes que para mañana).
Anteayer puse en este blog un comentario que se relacionaba con el PP. Ayer le correspondió al PSOE. Y hoy, casi sin proyectarlo, gracias a tus genialidades, estimado Rivero, me sumergí en los resbaladizos terrenos de Coalición Canaria. Y fíjate que no he escrito nada de la singular ideología de tu formación y su vasto –¿y basto?– programa, que permite pactar con quien sea y como sea con tal de no bajarse del helicóptero. Son los principios –éticos– variables que parodiara Groucho Marx.
Oye, Paulino, ¿no tienes puesto vacante alguno en el organigrama presidencial? Parece que ahora se lleva el nombrar periodistas jubilados para determinados puestos de confianza. Algo que le cae rematadamente mal a columnistas (¿editorialistas?). Y como yo estudié en la misma facultad en la que también se licenció la concejala santacrucera de Mujer, Vivienda, Fomento de la Participación Ciudadana, Cooperación al Desarrollo y Nueva Vecindad (casi me asfixio), lo mismo estoy en condiciones de dar algo. Y si tú me pasas el remedio para que no se me doble (tradúzcase, duplique) el trabajo, podría aguantar, como mínimo, otros treinta años más. Y de paso obtener unos dineros extras para gastos superfluos y sobrevenidos, ahora que la economía se halla en un tris de repuntar porque los indicadores …
Hasta mañana.

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