martes, 4 de enero de 2011

Tasa de alcantarillado

En estos días pasados, los vecinos de Toscal-Longuera (Los Realejos) han recibido una comunicación del ayuntamiento en la que se les indica que concurren en el hecho imponible previsto en la ordenanza fiscal reguladora de la “Tasa de Alcantarillado”, esto es, la prestación de los servicios de evacuación de excretas, aguas pluviales, negras y residuales a través de la red de alcantarillado municipal, y su tratamiento para depurarlas. Y como soy uno de los implicados (aún conservo el 50% de cierto bien inmueble), se me ha ocurrido utilizar este medio –alguno me lee– para señalar unas cosillas a los responsables políticos municipales de la Villa de Viera (cada vez me gusta más la nomenclatura).
Por cierto, y antes de que me olvide, ahora vivo en otro lugar del municipio y cuando me fui a dar de alta (año 2002) para que se me incluyera en los padrones de agua y basura, también puse una cruz en este que hoy mentamos. El funcionario que recogió la solicitud la tachó señalándome que eso no se estaba cobrando. Pero los que vivimos en la Urbanización Los Príncipes estamos todos conectados a la red, y, me imagino, que todos estaremos en las mismas condiciones: sin pagar. No lo entiendo. ¿Será que el alcalde vive por la zona? ¿Tendrá pozo absorbente su casa o también envía sus inmundicias al mismo sitio que yo? Hablaré con el candidato socialista, porque ocho años yendo al baño por la cara, va a ser que no. ¿Se dan cuenta? Yo estoy dispuesto a echar una mano en esto de superar la crisis. Pero volvamos a la zona baja.
Quiero imaginarme que los responsables técnicos del ayuntamiento realejero serán conscientes de que la inmensa mayoría de los vecinos de Toscal-Longuera aún no están conectados a la red. Porque sus casas fueron construidas con anterioridad a su instalación. Solo, que yo sepa, aquellos que vieron como sus pozos se llenaban, fueron autorizados para realizar la mencionada conexión. No, no estoy insinuando que no pague el que no está ‘enchufado’. Ya sé que el hecho imponible está ahí. Pero insisto en que tanto los políticos como los que estén al frente de la oficina técnica, se habrán planteado que los vecinos deberán realizar obras para que se haga efectiva esa canalización de las ‘cosas indeseables’.
Algunos, me consta, aunque muy pocos, fueron previsores y dejaron los desagües hacia la acera para no tener que romper ahora dentro de la casa. Pero otros muchos no. Y como leí que será una pronta realidad el inicio de las obras que llevarán a la conversión de Toscal-Longuera en una zona comercial abierta (lo que supondrá nuevas aceras, modificación del tránsito viario, alumbrado, arboledas, etc.), intuyo que existirá la suficiente previsión como para tener en cuenta la problemática anterior y matar dos pájaros de un tiro. No vaya a resultar que a los pocos días de concluir una obra deban levantar (algo bastante frecuente) para que alguno se desahogue con gusto cuando deba acudir al cuarto de baño a sentarse en el inodoro, más conocido por estos lares como taza, retrete o váter.
Mayo está a la vuelta de la esquina y los realejeros deseamos que impere la cordura y haya coordinación en las obras públicas. Que acabe de una vez por todas la sensación de improvisación que existe en todo lo relacionado con los dineros ajenos. Y eso pasa por tener al frente de áreas tan sensibles como esta a personas que se caractericen por un mínimo de gusto, exquisitez y estética y no a los chapuceros del tres al cuarto que pasean, cual encargadillos al uso, con las manos detrás del culo al más puro estilo caciquil. Los que adquieren con el cargo el sentido más absurdo de la propiedad para espetarte, allá cuando la ocasión lo requiera, te mandaré un par de mis peones. Que deambulan por bares y tascas pidiendo el medio de rigor. Y espero, además, que en mi pueblo no se cumplan los vaticinios de Tavío (Cristina) –que de empresas y relaciones con las mismas entiende mucho más que yo–, cuando señala que, de gobernar ellos, reducirán el número de concejales liberados y asesores. Y como ella es del Sur, que mire para Santiago del Teide, paradigma del transfuguismo y cuna donde se mece Ledesma (Sebastián). Miedo les tengo, adalides de la coherencia.
Lo dicho, Miguel Ángel, Manolo, Jonás y Oswaldo (cambien el orden si les apetece; y si algún partido o plataforma se anima, que se agregue): hagan caso, sin que sirva de precedente, a quien tuvo que sufrir ya dos cambios de losetas (y bastante seguidos) en una de esas casas de la calle de La Longuera. No levanten a las dos semanas alegando que se les quedó sepultada una raya blanca. No se preocupen, yo no voy a pretender un despacho, como Manuel Hermoso, para atender a nadie, ni para dar consejos. Me conformo con ‘Pepillo y Juanillo’. No me busquen en feisbuc, me di de baja, esos muros me deprimen.
Hasta mañana. ¿Vieron el eclipse? Yo no me levanté a tiempo. O lo mismo estaba a punto de defecar. Jo, qué manera más escatológica de finiquitar un saludo matutino.

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