Una convención es una reunión general de un partido político o de una agrupación de otro carácter, para fijar programas, elegir candidatos o resolver otros asuntos. Eso dice el DRAE. Pero yo sostengo que una convención es una congregación de personas de pensamiento único en la que se vuelven a convencer de aquello de lo que ya estaban previamente convencidos. Y se aplauden a rabiar sabiendo de antemano lo que van a escuchar y con lo que están completamente de acuerdo. En caso contrario no los hubiesen dejado entrar. Hay otro término en el diccionario que lo define mucho mejor, a saber, gilipollez: dicho o hecho propio de un gilipollas (adj. vulg. gilí; del caló jili, inocente, cándido: adj. coloq. Tonto, lelo).
Hecha pues la pertinente aclaración, digamos que hubo este pasado fin de semana varias convenciones. La más cercana en El Taoro. Unas 900 personas (menos que las que acudieron a la presentación de Oswaldo en mi Realejos querido) fueron a escuchar lo que ya sabían que iban a oír. Banderas por doquier, música acorde con la canariedad de los asistentes (la mayoría no distingue una isa de una malagueña ni le ha sacado una mísera nota a un timple, pero ‘semos’ canarios por los cuatro costados), vino, chochos, gofio y pescado salado.
En esto llega Linares y se destapa de nuevo soltando toda la esencia: Alarcó y Abreu (los principales contrincantes de Melchior para la presidencia del Cabildo de Tenerife) son dos yogures caducados (otros medios dicen desnatados, alguno, incluso, alude a los dos adjetivos), mientras Ricardo es una pella de gofio con miel y con almendras canarias. Chacho, ¿qué será Marcos Brito? Hombre, después de la ‘indecencia realejera’, ya comentada en anterior entrada, estoy ahora completamente de acuerdo. Veo más a Antonio y Aurelio en la línea (en el sentido estético también) de lo desnatado (a lo vitalínea) que en la de la pelota de gofio, para lo que se requiere un payo (término canario por excelencia) más abultado (el ejemplo esgrimido por el propio Linares nos puede valer).
Y la comparación por la que nuestra (ño, qué nacionalista estoy hoy) musa en Madrid (Anita Oramas) es la imagen de la princesa Dácil –la mujer más limpia de los contornos, la que se baña todos los días en la entrada de La Villa–, no tiene desperdicio. Luego presumimos en todos los foros restantes de que los guanches eran mozos –y mozas– altos y robustos.
Otro ejemplo del guanche, no podía ser de otra manera, es nuestro bien amado y mejor ponderado presidente autonómico y futuro primer ministro de la república canaria (sin la ‘gran’ que ustedes saben). Quien habló a la concurrencia de los logros habidos y del resurgir glorioso en este 2011 (en el que volveremos a ser la primera fuerza política sin duda alguna; lo llevan siendo, independientemente de los resultados electorales, desde aquella moción de censura a Jerónimo), así como de la ‘cercanía’ de este ejecutivo a la población. Te has lucido, Pauli. Si yo tuviera una suma como la que tú dispones para desplazarte (aquí y en Madrid; lugar, por cierto, al que no sabemos a qué van si aquí nos bastamos; oye, que yo leo tus discursos), con helicóptero dispuesto en la puerta de mi casa (tú, palacete), me daría el mismo gustito que tú. ¿Pues no vas a estar cerca si pareces la caja del turrón, que te das más tono que una escala musical?
El anfitrión, Marcos Brito, el acérrimo defensor de los derechos funcionariales, manifestó, adoptando la clásica posición de entrelazar los dedos de ambas manos justo encima de cierta pericosa (otro término canario) que le sobresale en la parte anterior de su notoria anatomía (para que descansen): “nuestros rivales van a descalificarnos, manipular y utilizar de forma tergiversada el lenguaje”. Chacho, Brito, ¿te salió todo eso a ti solito o te dictó el discurso cierto visitante de tu despacho y que, según las buenas lenguas, se mueve por el Penitente como caballa por La Ranilla? ¿Tú no ves la tele ni vas al juzgado, Marcos?
Puede que estuviera por allí mi alcalde. Que cada día nos sorprende con otra obra en el blog de Radio Realejos (otra edición de El realejero saldrá a mediados de abril), porque la web municipal –bien me repito– ha alquilado un nicho en el cementerio de San Agustín. Correspondió ahora el inicio de la construcción de la Escuela de Educación Infantil (0 a 3 años) de La Gorvorana. Que dispondrá (novedad y adelanto tecnológico) de un cuarto para residuos. Como bien saben Oswaldo Amaro y Luisa Salazar de mis desvelos, preocupaciones y añoranzas por esa zona, les aconsejo humildemente que no les va a hacer falta. Existen cuartos de esas características en la Casona de La Gorvorana, propiedad municipal, en varias decenas. Se los puedo describir con pelos y señales. No haría falta, en al menos uno, ni siquiera decorarlo un fisco, porque contiene, eso espero, unos frescos de Francisco Bonnín preciosos, de los primeros que realizó en su carrera pictórica.
Bueno, me voy un ratito a Los Cristianos. Con el tren supersónico del Cabildo llegaré en apenas media hora. Tocaré el timbre a la altura de la casa de mi amiga América en Fasnia, no sea que no le dé tiempo de frenar al bicho y me lleve hasta Playa San Juan. Jolines, debería haber elecciones todos los meses. Estaríamos esnifando gofio en polvo en cantidades industriales. Luego el polvorete a lo Pepe Benavente. Chacho, parece que lo estoy viendo.
Concluyo con un llamado (después de que visito la otra América con Rivero estoy adquiriendo vocablos nuevos) a mis amigos docentes. Según las encuestas tendremos Milagros para rato. ¿Ustedes entienden algo? Yo creo que siempre llaman a los mismos para hacerles las preguntas. Hasta después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario