Les confieso solemnemente que no sé cómo calificar la actitud de José Carlos Mauricio, cuyo currículum político conocen ustedes sobradamente. Tras cometer un primer delito, que no error, por el que fue condenado, en juicio rápido, a una simple multa de 1200 euros (con las rebajas), vuelve a coger el coche porque le surgió una urgencia y tenía que bajar a Las Canteras desde Santa Brígida. Como diría un buen amigo ‘canarión’: fue a circunvalar. Todavía no ha dicho a qué. Lo de que es sorprendido por unos periodistas de Antena 3, que la fiscalía actúa de oficio y resto del vodevil también es del dominio público. Nueva vista rápida y 5760 euros para las arcas públicas (16 meses a razón de 12 euros diarios). Alega falta de liquidez en tesorería y le permiten el fraccionamiento. Todo sea en compensación por los servicios prestados a la patria (la española y la canaria). Y viva Coalición.
Aparte del quién es usted, taparse la cara (el avestruz esconde la cabeza), la crítica al periodismo paparazzi, nos surge un alicaído Mauricio con lo del linchamiento moral contra alguien (él mismo) que no ha causado daño. ¿A qué tipo de daño se refiere? ¿A que no provocó accidente alguno, no atropelló a nadie, no le rozó el coche oficial de Jerónimo Saavedra, o qué? Me gustaría que fuera algo más explicito. Para un magnífico orador no debe suponerle mayor problema. Porque con todos los cargos ostentados en su larga trayectoria desde los lejanos tiempos del delfinato con Santiago Carrillo, mucho ha llovido y flaco favor se le está haciendo a la ciudadanía, que puede llegar a pensar que existen privilegiados a los que se les permite ciertas licencias (no la de conducir) al margen de las disposiciones legales.
Esta reiteración me ha producido más pena y vergüenza que rabia y deseo de que no se hubiese quedado solo en la sanción económica, sino merecedora de una pena más ejemplarizante. No, tengo la impresión de que este Mauricio no es el de antes. Y no crean que puedo estar justificándolo por los achaques propios de la edad, que pueden ser los míos igualmente, o porque pueda tener algún problema de desviación de conducta. La manifiesto porque por el Norte tinerfeño ya hemos tenido algún caso parecido. Y muchos creemos que las neuronas mal ubicadas juegan malas pasadas. Menos mal que el acuerdo Paulino-Rubalcaba va a posibilitar que la policía autonómica vigile estrechamente tales comportamientos. Y ahora que Rivero es un líder cotizado en las encuestas (¿a cuántos canarios habrán preguntado?)… En fin, vean, si no, la viñeta de Padylla: http://www.laopinion.es/firmas/2011/02/09/trabajo-policia-canaria/329294.html
No, Mauricio, conducir sin carné no es un simple error, es un delito. Y creía que de leyes sabías tú más que yo. ¿Cómo se te ha olvidado? ¿No recuerdas que tú las votabas en el Congreso de los Diputados? Y cuando regresaste a Gran Canaria ocupaste un cargo muy alto en el organigrama gubernamental de estas peñas atlánticas. Ya olvidaste, parece, los saltos (Milagros Luis, Wladimiro y otros también brincaron a lo Néstor Álamo, perdón, a lo cabra loca) hacia posiciones más cómodas y situadas por el carril derecho. Tú no eres el pobre diablo que circula por esas carreteras nuestras sin el permiso correspondiente, muchas veces porque se siente incapaz de superar el examen. Pero de ti se ha escrito que ya sacaste la teoría. De ser eso cierto, ¿por qué no le dijiste a la jueza que te eximiera del práctico? Al condenarte estaba reconociendo que sabes manejar un coche a la perfección.
Tengo una duda y te pregunto: si robo ochenta millones de euros en cualquier entidad bancaria en silencio, sin hacer daño al director y al cajero, ¿podré exigir que no me linchen moralmente? ¿Me podrán aplicar lo de el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón? Déjalo ya, pues te sumerges más y más en un lodazal inmundo. Te estás, y es una pena, haciendo más tristemente famoso que los laureles que Norberto Plasencia se quiere cargar en Montaña Morera, en el costero barrio santacrucero de San Andrés, a los que también se subió el oportunista Corrales para ir poniendo en práctica el pacto con Los Verdes (traduzco, haciendo el nido).
Cuando Jerónimo Saavedra declaró hace dos días que existen muchos políticos que no han sacado el carné de conducir, me imagino que no habrá pretendido con ello justificarte. Creo que no. Es normal lo que manifiesta el alcalde de Las Palmas. Se comienza tan joven en esta profesión (la política) y es tal la obsesión en situarse lo más cómodamente posible, que no tienen tiempo material de pensar en estos pequeños detalles. Además, si tengo coche y chófer a mi entera disposición, ¿para qué estar gastando neuronas en balde?
Qué ejemplo, Mauricio. Dices que todo se debe a una vieja vendetta de cierto medio de comunicación (Canarias7). Estas disculpas no convencen ni al más lego de todos los ciudadanos que habitamos estas ínsulas cada vez más baratarias. Se me parecieron a las esgrimidas por cierto periodista más cercano a este Norte tinerfeño cuando salió en defensa del otro multado en esta isla por idénticos hechos. Según esa teoría común, conducir sin autorización no tiene la más mínima importancia mientras no se causa daño a terceros. ¿Y de haber ocurrido? ¿Se solventa con una sanción económica que se abona a cómodos plazos? Te llamaron en su momento ‘piquito de oro’ (por el recuerdo hacia aquella gran trapecista, Pinito del Oro, a saber, Cristina María del Pino Segura Gómez), cuando intervenías con seguridad y aplomo en la Carrera de San Jerónimo. Y te mostrabas como el adalid de la justicia y la libertad. Nos has engañado miserablemente y con estas salidas (en coche) nos vas a convertir en escépticos redomados. Porque, Mauricio, ¿en qué justicia y en qué libertad creemos?
¿Linchamiento moral?, vamos hombre, no nos hagas caer en la tentación. Déjalo ya, y que la paz sea contigo. Hasta luego.
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