Como la jornada turística de Paulino finalizó el pasado lunes en La Gomera, me dio por continuar el serial de ayer para que no quedara incompleta la opinión de un servidor al respecto. Ahí en la fotografía tienes el famoso helicóptero de Paulino, la mejor máquina de los contornos. Vuela serenito (desde cuándo no utilizaba esta palabra) entre las islas que da gusto contemplarlo (escucharlo ni te cuento). Y si tú vieras cómo se posa. Qué majestuosidad. Qué descenso tan elegante. Parece un gavioto en Chinguarime.
Tanto lo aprecia nuestro presidente que está pensando muy seriamente allanar un cacho de terreno en El Sauzal. Porque cuando tenga que darse un salto a las islas más occidentales, llega en un santiamén (nada más cruzar Teno y enfilar p´allá), con lo que podrá (al menos hasta mayo) inflar algo más la agenda (electoral). Y cada huequito supone, eso piensa, un par de votos (esta vez de votar) más.
Bueno, a lo que íbamos. El pasado lunes, como te señalaba, no le fue del todo bien a Rivero en su gira palmera. Tuvo que entrar por la puerta de atrás al colegio que iba a inaugurar en El Paso. Mejor, unas nuevas aulas, que llevan funcionando todo el curso presente, pero que, al igual que en Las Abiertas (Icod) y unos dieciocho mil ejemplos más (dentro de poco vendrá a Los Realejos a echarse un potajito en el comedor del CEIP Toscal-Longuera, y arropar –bien se quieren–, de camino, a Oswaldo y Tomás), hay que echarle el agua bendita antes de que finalice la primavera. La comunidad educativa de otro colegio (de Los Llanos) quería intercambiar unas palabras para indicarle que si no hay maestros, el invento de las aulas para nada sirve. Cuando se marchaba para Tijarafe (un poco más e inaugura el puente que aún no tiene ni el proyecto), tuvo el detalle de bajar el cristal del coche para recoger una carta, dejando claro, eso sí, que no eran momentos para esas nimiedades. Y cuando vio a aquellos niños allí regados sin estar en sus clases, casi explota. Porque no es lo mismo que algunos escolares pierdan clases porque él tiene que sacarse la foto acariciándoles el pelo (un día lo denuncian por acoso), que lo hagan por una protesta sin razón alguna. Que no tienen maestro, ya los cuidará el conserje. Que no se enteran, estamos en crisis y no hay dinero. ¿Cómo? ¿El helicóptero? ¡Chacho!, ¿tú vas seguir con el guineo?
Y arrancó el susodicho (ambos dos, máquina y máquina) rumbo a La Gomera. Hasta Hermigua, la población del mejor clima del mundo. Tenía previsto acudir hace un par de días, pero no pudo ser. Allí, ante los paneles de rigor pudo contemplar unos dibujitos mientras un técnico explicaba pormenores de la travesía. ¿Ya me habrán acondicionado el mini-zoo? En Canarias, dijo Paulino Rivero, hay una apuesta decidida por las cosas bien hechas. Y nadie se rió. Un chico que pasaba por allí (ya era por la tarde) le iba a preguntar que cuándo vendría la seño de inglés a su clase, pero la madre (del crío), muy educadamente, le hizo cambiar de parecer con un disimulado pellizcón retorcido. El infante ni rechistó. Bueno, parece que farfulló algo en un extraño idioma (la lengua de Shakespeare no era). Tampoco silbó, porque ese profe no fallaba.
Acabó la turística jornada en La Villa, en el salón de actos del Centro de Visitantes de la capital gomera. Se presentaban los candidatos de Coalición Canaria y nuevo arropamiento. También se había trasladado a la isla el singular Nacho González, porque, como es público y notorio, va en coalición con coalición. Probablemente le habrá dicho por lo bajini al presi que llame por teléfono a Zerolo (que si no rompo el pacto). Hace unos días anunciaba a bombo y platillo la unión matrimonial, aún faltan dos meses para las elecciones y ya amenaza con divorciarse. Antes se decía están como cabras jartas de papeles. Ahora no sé, pero queda muy corto hablar de vergüenza, falta de respeto, caradura y otras lindezas de igual o menor porte. Da asco. Con estos mimbres es materialmente imposible que nosotros nos creamos frases como las de que hay que gobernar para las personas (perogrullada), que hay que pensar únicamente en los ciudadanos (simpleza) o lo de un hito histórico que va a permitir alcanzar el cambio político tan necesario (enésimo mensaje de características similares que se oye en La Gomera en estos últimos meses). Como mi amigo Manolo estaba allí, le preguntaré. Ño, me equivoqué, casi me descubro. Aunque él (Manolo) me dijo que ya no se presentaba más. Pero lo mismo hace falta. De la experiencia piloto gomera puede devenir el que haya más candidatos que votantes.
A todas estas, el helicóptero esperando. La agenda señalaba que al día siguiente había que estar presente (de cuerpo) en otro lugar. ¿Podemos, en consecuencia, pensar que se están utilizando medios públicos para actos partidistas? Y yo qué sé, a mí no me digas nada, yo pasaba por aquí y me trincaron, así que no me estés enrollando, ¿sabes?, y haz el favor de dejarme tranquilo que me conozco y tengo un pronto bravo…
Tengo por ahí una crónica periodística de un homenaje del magisterio a un inspector de enseñanza primaria que pienso dedicar a mis amigos maestros (guión as). Lo mismo los sorprendo mañana (y pasado, pues lo veo algo largo). Hasta entonces.
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