domingo, 27 de marzo de 2011

La Gomera en el recuerdo (20)

Finalizábamos la anterior entrega con la denuncia de no existir médico ni botica en la isla de La Gomera. Observen estos tres párrafos entresacados de una más amplia crónica publicada en Eco del Comercio, 26 de febrero de 1862, páginas 1 y 2:
“Ha llegado á nuestras manos un resumen de la inscripción general practicada en la noche del 25 de Diciembre de 1860, en nuestra Provincia, para formar el censo de población correspondiente á aquel año. ¡Tristes, muy tristes son las consideraciones á que dá lugar aquel trabajo! Si tenemos en cuenta que la Instrucción pública es la principal de las sólidas bases en que los pueblos sustentan su civilización y su bienestar; tendremos lo suficiente con pasar los ojos por el trabajo mencionado, para que el corazón se estremezca y presienta que solo muy tarde llegará para nosotros una época de adelanto y prosperidad.
[…] Y nótese bien la desproporción de instrucción entre Fuerteventura y la Gomera: aquella nos presenta un 19 por ciento de habitantes que saben leer y escribir y ésta solo un 6 y medio por ciento; y sin embargo, en Fuerteventura no hay un solo catedrático ó profesor ni maestro de enseñanza particular, mientras que en la Gomera hay uno de estos últimos, según el mismo resumen censal nos demuestra.
[…] ¿Y que diremos de imprescindibles necesidades de la vida, que vemos faltan absolutamente en algunas de las islas? Nada mas necesario por desgracia que el médico y las medicinas, y sin embargo, ni en Fuerteventura ni en el Hierro ni en la Gomera hay una sola botica, siendo muy censurable que en esta última ni siquiera haya médico”.
Del naufragio del buque ‘Cantabria’ hemos hallado diversas informaciones. Detallémoslas comenzando por la aparecida en El Guanche, 10 de marzo de 1862, página 1, con el título de Pérdida del ‘Cantabria’.
“El 7 del corriente se recibieron en esta Capital noticias oficiales, anunciando la pérdida del vapor correo de las Antillas Cantabria, que procedente de Cádiz habia tocado por este puerto el 4 del actual, continuando al poco tiempo su viage para Puerto-Rico, Santo Domingo y Cuba.
Según la correspondencia que hemos recibido de San Sebastian de la Gomera, parece que entre las 7 y 8 de la mañana del día 5, se presentó ante dicha villa un vapor español, haciendo esfuerzos por tomar el Puerto y pidiendo auxilio, por que se sentía ir á pique. Inmediatamente pasaron abordo la sanidad y autoridades de aquella población, y obtenidos los documentos que acreditaban el nombre del buque, su nacionalidad, su destino etc., se reconoció ser el indicado vapor Cantabria, capitán D. Eugenio Vildósola con 600 pasageros y la correspondencia para Ultramar. Enseguida fué admitido á libre plática, y conociendo su capitán que a pesar de los recursos que pudiera recibir en la Gomera, la pérdida del buque era irremediable no obstante los esfuerzos de la tripulación y de los 500 individuos de tropa, (parte de los 600 pasageros que tenia á bordo) por desaguar el buque que por grados se iba sumergiendo; determinó embarrancar antes de irse á pique, lo que asi efectuó á las pocas horas en la mismas playas de S. Sebastian.
Tan luego como el Cantabria casi anegado, embarrancó, se procedió al desembarco de todos los pasageros que fueron alojados, como es posible alojarse en una población tan pobre y corta como la de S. Sebastian de la Gomera; se desembarcó también la correspondencia de que se hizo entrega aquel Administrador, dándose después principio á la descarga de los efectos y viveres que conducía, prestándose al Capitán para todas estas operaciones los auxilios posibles y que se hallan al alcance de una localidad tan corta. No ha habido ninguna desgracia personal y solo el buque y mucha parte de su cargamento se han perdido del todo.
El siniestro que ha obligado al Cantabria á embarrancar, parece fue el siguiente, según la misma correspondencia á que nos referimos. Hallándose en Lat. N. 26º-16' y Long. O, de Cádiz 14º-59’ descubrió un agua que puso en consternacion a todos los pasageros y tripularios.
Al principio se creyó posible remediar esta averia, pero después de vanos esfuerzos, se consideró imposible continuar el viage, por que el agua aumentaba de tal manera que tenia al poco tiempo de descubierta, inundado el buque hasta el estremo de que en ciertos momentos se dudara de la salvación de los que se hallaban á bordo. En este conflicto se determino arribar á estas islas, poniéndose en juego todas las bombas y baldes ó cubos que habian á bordo, prestando este servicio todos los individuos de tropa que conducia, hasta que al fin después de inauditos esfuerzos y de la mayor consternación, consiguieron arribar á la Gomera en los mismos momentos en que el agua, aumentando considerablemente hasta el estremo de tener ya apagada, una de las hornillas, hacia cada vez mas espantosa la situacion del crecido número de almas que se hallaba á bordo.
Esta noticia ha impresionado hondamente á los habitantes de esta Capital, al considerar el riesgo que ha corrido el Cantabria, que de haber esperimentado el siniestro á algunas horas mas de viage. indudablemente se hubiera sumergido antes de poder llegar á la Gomera. Inmediatamente que se recibió en esta Capital tan triste noticia, las autoridades civil, militar y de marina adaptaron las medidas convenientes á fin de que se prestasen á los tripularios, pasageros y al mismo buque cuantos auxilios fueren necesarios.
Un hecho tenemos que consignar por conclusión, hecho que esperamos llenará de alegria á nuestros lectores. Mr. Girkenitsch, Comandante del vapor de guerra ruso RINDA que se hallaba surto en esta rada y que en el mismo día iba á continuar su viage para la China, al saber la pérdida del CANTABRIA se brindó con tanta generosidad como delicadeza á recojer en su buque y trasladar á esta Plaza los 500 individuos de tropa y pasageros náufragos, y habiendo sido admitido tan filantrópico ofrecimiento, zarpó en la noche del mismo dia 7 con dirección á la Gomera, de donde regresó en la noche del 8, encontrándose ya por con sigiente en esta Capital la tropa citada. Al consignar con toda satisfaccion un hecho semejante, consignamos también á nombre de la Nación española nuestros sentimientos de gratitud hacia el comandante y tripulación del vapor de guerra ruso RINDA”.
Y calificaremos de curiosa la manera de redactar la noticia que a continuación insertamos. En El Omnibus (nunca apareció con tilde), 12 de marzo de 1862, página 3, encontramos: “Los que deseen viajar con tranquilidad y sin sobresaltos, pueden embarcarse en los vapores trasatlánticos de A. López y Cpª.” Y seguidamente reitera el suceso acaecido al buque antes mencionado. Como para creer ciegamente en lo de viajar con tranquilidad y sin sobresaltos. Dice así:
“Leemos en el Eco del Comercio.
Según se nos asegura, se recibió ayer en esta Capital un parte oficial, que dice que el vapor CANTABRIA, correo trasatlántico de la empresa A. López y Cpª embarrancó el 5 del actual en las costas de la isla de la Gomera. Nuestro corresponsal de aquella isla nos dice, que primero hubo de entorpecerse la máquina; que puesta ésta ya en estado de proseguir el viage a las Antillas, se descubrió un agua tan fuerte, que a pesar de las bombas llegó á dos palmos de las hornillas, amenazando con una catástrofe espantosa; en este estado lamentable, el comandante de las fuerzas militares que á bordo estaban, dispuso que dos compañías se pusiesen á las bombas, relevándose de dos en dos horas, y estableció un cordón de la misma fuerza para que con cubos sacasen agua de la bodega. Últimamente, siendo siempre espantosa la situación, hubo de celebrarse una junta de oficiales superiores, que determinó la arribada á nuestras Islas. El Cantabria, según parece, no pudo tomar este puerto, y se vieron precisados á embarrancarlo en las costas de San Sebastian de la Gomera, adonde llegó ya con una hornilla apagada á causa de la abundancia del agua.
Sentimos este suceso. ¿Como no sentirlo en vista de los perjuicios que tal acaecimiento vá á irrogar á la Nación en estos instantes?
El Comandante del Vapor de guerra ruso RINDA, se ofreció voluntariamente á marchar á la Isla de la Gomera en busca de las fuerzas militares que conducía el vapor CANTABRIA. Al efecto salió anoche con aquel destino”.
De la década de los sesenta de ese siglo XIX queda mucho por contar. Por lo tanto, continuaremos. Hasta la próxima.

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