miércoles, 16 de marzo de 2011

Perros callejeros

Ocupó este particular un lugar preferente, dentro del apartado de los accidentes sufridos por los chiquillos, en cierto trabajo de un servidor cuando le dio por estudiar después de viejo. Y digo que o mordían los perros de antes mucho más que los de ahora, o los chicos eran más ruines y les hacían más ‘perrerías’, o los periódicos no tenían nada mejor en que ‘entretenerse’... Lo cierto es que las reseñas al respecto son abundantes. Comencemos la singladura:
Nueva llamada de atención (Semanario de Orotava, La Orotava, 12-febrero-1898, año I, número 34, página 11) a nuestra celosa autoridad local para que acabe con el espectáculo poco gratificante que proporcionan cientos de niños en el antiguo llano de San Sebastián, persiguiendo perros inofensivos y profiriendo expresiones que da idea poco aventajada de nuestras costumbres.
Curiosa –macabra, tal vez– la información de Noticiero Canario (La Laguna, 26-septiembre-1904, año I, número 148, página 2) acerca de la manera de dar muerte a los perros por parte de la policía municipal, que al envenenarlos van los pobres animales por la calle con permanentes convulsiones. Y estas escenas son contempladas por los niños, lo que hace, según el diario, que desarrollen instintos de perversidad.
Sección de Noticias, también en Noticiero Canario (La Laguna, 24-septiembre-1904, año I, número 147, página 2): Anteayer un perro que atravezaba [sic] por una de las calles... mordió a dos niñas que encontró al paso. Un vecino de dicha calle lo persiguió con objeto de matarlo, pero no lo pudo lograr porque el perro desapareció á toda carrera sin que hasta la fecha se haya podido dar con él. Según nuestros informes, el mencionado animal padece una especie de locura que ataca á la raza canina.
Anoche falleció en Geneto una niña que hace pocos días fue mordida por un perro. Se nos dice que esta desgraciada murió presa de terribles ataques de rabia. De esta manera tan gráfica se relataba otro incidente con estos animales. Para finalizar con la consabida llamada de atención: Y las autoridades, ¿qué hacen?, ¿qué piensan? (Noticiero Canario, La Laguna, 26-diciembre-1904, número 223, página 2)
Misma sección y diario (Noticiero Canario, La Laguna, 30-diciembre-1904, año I, número 227, página 2):  Un perro, al parecer rabioso, acomete a cuantas personas encuentra a su paso y muerde a cinco niños, causándole heridas de cierta importancia. Es una consecuencia de la apatía que autoridades, policía y vecindario han demostrado ante el gravísimo mal que desde hace tiempo viene produciendo resultados funestos.
Pero va mucho más lejos en su apreciación: La raza canina ha podido ser ya totalmente exterminada. Autoridades y vecinos han debido preocuparse más del peligro que nos amenaza. ¿Por qué no se ha obrado con más rigor? ¿Servirá el suceso de hoy para que se adopten procedimientos más eficaces?
La creencia del diario es la de exigir un remedio radical. Nada de contemplaciones. Guerra sin tregua a los perros. Fácil es deducir que las Sociedades protectoras de animales no proliferaban en ese entonces.
Nuevo incidente: tres niñas mordidas en la carretera de La Matanza por un perro que se supone con hidrofobia. Y un niño en El Sauzal, el mismo día, por otro perro hidrofóbico. Es copiado de La Opinión y publicado, como la anteriormente señalada en Noticiero Canario (La Laguna, 21-marzo-1905, año I, número 301, página 2)
Aunque también lo copia La Laguna (La Laguna, 25-marzo-1905, número 68, página 3). Y en este mismo número del semanario lagunero, en Crónica, dice: Suma y sigue. En Santa Cruz ha sido mordido por un perro un niño que asistía tranquilamente a la escuela. Se averigua si el can estaba o no atacado de hidrofobia. En Las Llanadas, Realejo Bajo, también ha sido mordida por un perro una mujer. El perro parecía hidrófobo. Esta situación es verdaderamente alarmante.
Y el director de la Escuela Superior de niños de la Capital se ve en la obligación de poner en conocimiento de la autoridad gubernativa que un alumno de aquel centro, Ángel Marrero, había sido mordido por un perro en los días anteriores. (Noticiero Canario, La Laguna, 24-marzo-1905, número 304, página 2)
La información que ahora comentamos es de contenido parecido a las anteriores, pero con un curioso titular: “Niña atropellada por un perro”. La Gaceta de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife, 25-noviembre-1910, número 151, página 2) señala que un enorme mastín se abalanzó sobre una niña que jugaba en la calle con otras amigas, arrojándola al suelo y produciéndole magulladuras en todo el cuerpo, aunque, afortunadamente, no la mordió. El dueño del can se precipitó sobre el grupo que formaba aquél con la niña, y no le dio tiempo que clavara su presa en dicha inocente.
Al alcalde, claro, el requerimiento para que se exijan los bandos que dicta. Nosotros creemos que debe imponerse una buena multa al dueño del perro por tenerlo sin bozal y suelto en la calle. Y que la policía cumpla más con su deber, porque se advierte muchos perros, grandes y pequeños, sueltos, que no llevan bozal y tampoco van acompañados de sus dueños. Por supuesto, la confianza en que el Sr. alcalde dé una nueva muestra de su celo dictando las disposiciones oportunas para evitar que estos hechos se repitan.
Las mordeduras de perros era causa frecuente de accidentes. Un hecho de tales características, acaecido en la santacrucera calle de San Francisco, conduce al lagunero Nivaria a manifestar:
Cuando aquí suceda igual, será seguramente cuando se publicará un bando prohibiendo la vagancia canina. Como en todo: á retaguardia (La Laguna, 6-agosto-1910, año I, número 45, página 3)
Siempre presentes, como indicábamos, las mordeduras de los perros. Como la sufrida por un niño en la calle Mequinez, de Puerto de la Cruz, hiriéndolo de consideración en el pie derecho. El Imparcial (Puerto de la Cruz, 18-octubre-1913, año I, número 12, página 4), proseguía:
Consecuencias del olvido en que yace el bando correspondiente obligando a los dueños de los canes a que estos lleven su correspondiente bozal. ¿Quién tendrá la culpa de este incidente?
Y añadía:
Muchos años había pasado desde esta otra croniquilla: Una pregunta: ¿Porque no se recuerdan las disposiciones dictadas para que los numerosos individuos de la raza canina que divagan libremente por esta Ciudad en son de guerra contra las pantorrillas del prójimo, lleven los correspondientes bozales y el collar que indique á quienes pertenecen? ¿Es que no hay estricnina? Rompe-cabezas: ¿Dónde esta el municipal? (Eco del Comercio, Santa Cruz de Tenerife, 4-septiembre-1879, año I, número 65, página 3)
La desgracia de otra niña de seis años, mordida en la cara por un perro que también lo había hecho con otros niños, es motivo para que La Prensa (Santa Cruz de Tenerife, 13-enero-1914, número 1089, página 1) se dirija a las autoridades en estos términos: ...es necesario una persecución tenaz á los perros callejeros que tan abundantes están, que son un peligro constante para los niños, por lo cual no debe permitirse en la vía pública á ninguno que no lleve el correspondiente sálamo.
Otro suelto de La Voz de Tenerife (Santa Cruz de Tenerife, 7-abril-1915, año I, número 43, página 2):
Ayer fue mordido por un perro en la calle de Canales, el niño de corta edad, Santiago Fernández Armas.
Los incumplimientos de bandos y edictos, como de la mayoría de la legislación en general, eran elementos informativos de primer orden. Otro ejemplo de otro periódico (Vida Moderna, La Orotava, 11-mayo-1916, año IV, número 148, página 3): Con motivo de dejarse incumplido lo recientemente dispuesto en la materia por la Alcaldía de esta Villa, estuvo hace días expuesto á ser mordido por un perro, el pequeño hijo de un muy querido amigo nuestro. ¿Necesitamos encarecer el cumplimiento de aquella disposición?
Hasta mañana. Y si salen a dar un paseo, tengan sumo cuidado con los perros.

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