viernes, 6 de mayo de 2011

Movilizaciones y promesas

Como se ha iniciado –oficialmente– la campaña electoral (el PP la comenzó un día antes; están tan animados con las encuestas que tienen los nervios a flor de piel), bueno sería recordar algunos detalles. El primero, señalar a todos los aspirantes aquel anuncio publicitario que nos repetía hasta la saciedad lo de “todos venden lo mismo”. Porque cualquier telediario al uso te puede causar tal indigestión, que igualmente te trabucas todo cuando vayas a escoger la papeleta el día 22. Es un guirigay elevado a la enésima potencia. Tanto que hasta los que pretenden seguir gobernando una institución demandan el consabido cambio. Puede que el ejemplo más paradigmático sea el de Bermúdez, quien por lo visto olvida con pasmosa facilidad a los Hermoso, García Gómez y Zerolo. Quizás tema que cualquier asuntillo del último citado, e imputado por varios supuestos deslices, le acabe salpicando. Lo malo es que se sacude antes de tiempo, pero allá él.
El que más y el que menos se jacta de que la creación de empleo será su principal objetivo. Y a ti se te queda una cara de idiota cuando por otro canal informativo te están llegando las cifras del paro, que comienzas a dudar muy seriamente de las buenas intenciones que argumentan en todas sus apariciones públicas, a saber una cada media hora. Te propongo que repases los adelantos programáticos de futuros concejales, consejeros y diputados autonómicos y te apuesto unos 50 céntimos a que la suma de los posibles empleos (incluyo los de Paulino y su ahora seguimiento diario) es infinitamente mayor que los parados actuales. ¿Dónde ha estado este colectivo hábil, astuto, prodigioso, malabarista, mágico?, te preguntarás anonadado. Esa cara me suena, te responderá el avispado de turno. Sí, son ellos. Unos pocos –los menos– utilizan nuevo collar, pero discursean idénticos estribillos, similares sonsonetes que te machacan el yunque con el martillo y te joroban el lenticular apoyándose permanentemente en el estribo. Unos muchos –los más–, a base de echarle bemoles, ni siquiera disimulan con las sostenidas, cavilosas y cogitabundas pláticas monocordes.
La realidad bien cercana sigue empeñada en demostrar todo lo contrario. Los recortes educativos y sanitarios siguen siendo noticias ‘calentitas’. Mientras nos pasamos meses enteros en los colegios e institutos esperando un ‘milagro’ en forma de profesor, Milagros aprovecha para dar su apoyo, es un decir, a los candidatos coalicioneros. Cuando en los hospitales hallamos graves carencias, personales y materiales, Bañolas, el consejero, hace campaña en sus horas de trabajo (que sí cobra, y bien). Y así una cadena interminable. Menos mal que el simulacro de incendio forestal realizado en Tenerife concluyó con éxito. ¿Te imaginas que el ejercicio hubiese acabado con unos centenares de hectáreas chamuscadas? Lumbreras.
A un servidor le llaman poderosamente la atención las promesas de los que saben que no van a ganar. Y pienso que las hacen precisamente por eso, puesto que si intuyeran posibilidades de acceder a la lata del gofio, tararí que te vi. Unos pretenden acabar con el pesebrismo. Hombre –o mujer–, ya sabemos de lo que hablamos. Y así, entre animales, nosotros nos entendemos. Los que baten el récord son los de la x (no, pornográficos no; los del ‘por’ algo). Como saben de antemano que de multiplicar nanai de la China, tienen tan asimilado lo de la partición (o división) que si se les cruza el cable un fisco más nos sorprenden mañana con la propuesta de abrir las puertas de Tenerife II. Y como dominan el género epistolar, vete tú a saber si le han pedido auxilio a los Reyes Magos (de Oriente, es decir, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote).
Mi teoría, afortunadamente, cada vez está más cerca. Saben que mi consejo es que sí hay que votar. Siempre. Lo contrario supone perpetuar a quienes luego ponemos a caer de un burro. Santa Cruz es el ejemplo más nítido. Lo de la etiqueta de cierto anís no es algo novedoso. Pues bien, dos científicos estadounidenses, Deborah y Roger S. Fouts, han descubierto que los chimpancés no solo saben componer poesías, sino que mienten como bellacos. ¿Y en qué se diferencian, entonces, de los que hacen ripios en Teobaldo Power? ¿Cómo? Por supuesto, lo de la mentira es innato, por eso no lo menciono. Cuánta razón tenía el que adujo que el censo de animales de cuatro patas estaba confeccionado, pero que el de ejemplares de dos estaba resultando harto complicado.
En lógica consecuencia, nada me sorprende que unos ‘ciudadanos santacruceros’ propongan a estas alturas del siglo XXI el implantar la figura del policía de barrio, algo que nació en los primeros años de las primeras corporaciones democráticas. A lo peor es que ellos se incorporaron más tarde. Puede que la guagua no pasara en ese entonces por delante de sus casas. Y no me extraña. Ni siquiera había luz eléctrica en muchos ‘altos’.
De aquí, y por mil convincentes razones, a expresar mis más sentidas condolencias a la familia villera Sánchez, un paso. Dicho, y escrito, queda.

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