jueves, 28 de julio de 2011

El Burgado (6)

En primero de Agosto de 1876 midió el Sr. D. Francisco de Aguilar dichas aguas y halló que ascendían á 553.078 litros ó sea á las 1.133 pipas por hora que hemos ya indicado y sucede que al ser medidas de nuevo hace pocos meses, se encontró que había el referido caudal aumentado considerablemente.
Después de constituida la indicada empresa y cuando aún se hallaban las aguas de Perera en explotación, llegó al Puerto de la Cruz otro extranjero y aunque nada entendía de obras hidráulicas, formó una nueva sociedad y se puso al frente de ella. No tardó mucho tiempo sin encontrarse el manantial que se buscaba y entonces se empezó á regar una gran extensión de tierra, la cuál dominaba por su altura á la anterior empresa, es decir, á las aguas de Perera.
El extranjero á que aludimos era el hábil relojero Mr. Krey.
Más tarde, mucho tiempo después de lo que dejamos referido, empezaron, por iniciativa del mampostero Pedro Armas, los trabajos de otra sociedad en sitio mucho más alto de donde se situó la empresa de Krey y resultó hallarse un gran caudal de aguas en jurisdicción del pago de Palo Blanco, regándose hoy por lo tanto muchas fincas de los Realejos y llegando también á beneficiarse una gran parte de la Dehesa del Puerto.
La empresa de Palo Blanco da hoy 7.000 pipas diarias, la misma cantidad precisamente que la de Krey ó llámese Sociedad del Patronato. Y cuéntase que algunas de esas sociedades que proporcionan un buen caudal de tan precioso líquido, la componen pobres labriegos y hasta jornaleros que pagan su cuota mensual de 15 ó 20 reales de vellón con una perseverancia digna de elogio, realizando ellos así una obra de interés general; pues según es sabido, tratándose de aguas, la riqueza privada, es la riqueza pública. Y esas empresas, esos trabajos hidráulicos, son dirigidos por hombres de campo, labriegos... algunos de ellos, peones de azada que trabajan con fé y con entusiasmo, invirtiendo sus exiguos ahorros en empresas tan meritorias y dando así ejemplo á los hombres acaudalados. ¡Que contraste con los ricos que encierran en las arcas el oro por puro egoísmo, sin beneficio para nadie!... Aprenda con esos pobres asociados Santa Cruz.
¡Oh, el agua... el agua!
Y ya que tanta falta tiene la capital de tan precioso líquido, debemos fijar la atención en lo que resulta de la historia de las aguas que dejamos consignada. Viera y Clavijo en su Diccionario de Historia natural de las islas Canarias, dice:
«El agua de las nieves derretidas, aunque se trasminan por las hendiduras y grietas, parece que no encuentran sino á una enorme profundidad, aquel asiento sólido que necesitan, para formar un hidrofilacio subterráneo. De aquí es que la mayor parte de sus arroyos brotan de las aítas y peinadas costas de la banda del norte, de los Realejos á Guancha para despeñarse al mar, no faltando graves indicios de que de Tenerife sale profundamente hacia el Océano un río caudaloso.»
He ahí porque siempre al hablar nosotros del progreso y adelanto de Santa Cruz, exclamamos:
¡Oh, el agua... el agua!
En el Boletín Oficial de la Provincia de Canarias, 1 de noviembre de 1916, página 3, hallamos publicados los dos edictos siguientes:
“D. Francisco Cabrerizo y García, Gobernador Civil de la Provincia.
Hago saber: Que don Felipe Machado y Pérez solicita autorización para captar y elevar las aguas que brotan en el término municipal del Realejo alto, en el sitio denominado «Las Aguas» y discurren luego por la zona marítimo-terrestre hasta perderse en el mar, con objeto de utilizarlas en el riego de terrenos de su propiedad, y las sobrantes en el de terrenos ajenos, mediante el cobro de un canon, así como para ocupar la parte de dicha zona marítimo-terrestre necesaria para las obras.
Lo que he dispuesto hacer público para que las Corporaciones o particulares que tengan observaciones o reclamaciones que aducir, lo verifiquen en el plazo de treinta días que han de contarse desde el siguiente al de la fecha del Boletín Oficial en que se halle inserto este edicto. Se  advierte que el proyecto que sirve de base a la información pública que se abre por este anuncio, podrá ser examinado en la Jefatura de Obras públicas de Santa Cruz de Tenerife en los días hábiles del plazo antes señalado.
Santa Cruz de Tenerife, 30 de Octubre de 1916. El Gobernador, Francisco Cabrerizo”.
Y este otro:
“D. Francisco Cabrerizo y García, Gobernador Civil de la Provincia.
Hago saber: Que don Augusto Méndez Ascanio solicita autorización para aprovechar, con destino al riego de tierras ajenas mediante el cobro de un canon, sesenta litros por segundo de las aguas continuas que nacen el acantilado de la costa norte se esta isla de Tenerife conocido como «El Burgado» o «Las Aguas», en el término municipal del Realejo alto, y discurren luego por la zona marítimo-terrestre contigua así como para ocupar la parte de esta zona necesaria para la captación de dichas aguas.
Después de captadas proyecta elevarlas hasta el nivel indispensable para poder utilizar en su conducción el canal existente perteneciente a la Comunidad de regantes «Las Aguas» .
Lo que he dispuesto hacer público para que las Corporaciones o particulares que tengan observaciones o reclamaciones que aducir, lo verifiquen en el plazo de treinta días que han de contarse desde el siguiente al de la fecha del Boletín Oficial en que se halle inserto este edicto. Se  advierte que el proyecto que sirve de base a la información pública que se abre por este anuncio, podrá ser examinado en la Jefatura de Obras públicas de Santa Cruz de Tenerife en los días hábiles del plazo antes señalado.
Santa Cruz de Tenerife, 30 de Octubre de 1916. El Gobernador, Francisco Cabrerizo”.
Seguiremos en otro momento, porque de este último expediente reseñado resta bastante por contar (escribir). Hasta entonces.

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