No hubo
grandes sorpresas en la reunión del Comité Federal del Partido Socialista este
pasado fin de semana en Madrid. Tampoco, por supuesto, hicieron acto de presencia
lo que un servidor denomina ‘detalles’: un mea culpa, un echarse a un lado, un
asumir –siquiera un porcentaje ínfimo– un adeudo, un reconocer que se debió
hacer tal y se hizo cual… Nada de nada. La crisis fue la causa de la debacle y
como esta ni dimite ni dice mu, chachi piruli y tira pa´lante ufano.
Se centra el
interés, por lo visto y oído, del partido, ahora opositor y a velocidad de 110,
en buscar ese tan ansiado líder que lo saque del hoyo. Lo de elaborar un
programa que ilusione a los demasiado desencantados y poner en práctica unas
ideas que se arrinconaron con la denominada erótica del poder, es, quién lo
diría, algo aleatorio.
Tras esa
atípica campaña electoral, en la que la dirección del Partido permaneció oculta
–síntoma inequívoco del reconocimiento de una labor pésimamente encauzada–, se
obtuvo el resultado consabido y ese misma triste noche del 20-N (casi 21)
volvió a hacer acto de presencia el cariacontecido Rubalcaba para señalar que
habían perdido. ¿Quién o quiénes? ¿Y el todavía responsable máximo del Partido?
¡Ah!, preparando la mudanza.
Ahora se
levantan voces para los consabidos llamamientos a la unidad y a la concordia
para el fortalecimiento y rearme ideológicos. Incluso Javier Arenas, en otro
ejercicio de cinismo político con precedentes, aboga por una formación fuerte y unidad en las filas socialistas.
Será, en todo caso, porque la conformación variopinta de la Cámara de los
leones hace pensar que hay algo más allá de la bipolarización.
Pero no nos
perdamos en disquisiciones baladíes (3,5 millones de puestos de trabajo,
traspaso de ‘poderes’, consultas a evacuar por el Rey, Soria ministrable, el
permiso de Soraya, los contactos de Mariano…) y
retornemos al asunto estrella: la sucesión de Zapatero. En la que
algunos se empeñan en ubicar en todas las quinielas a Rubalcaba, con ese programa
renovador que hace unos días el electorado no se tragó. ¿Crees tú, estimadísimo
fisgoneador, que cabe semejante dislate en una mente con una pizca de sensatez
e inteligencia? Si te señalaron por activa y por pasiva por qué no pusiste en
práctica esas medidas cuando formabas parte activa de un (des)gobierno que nos
condujo al pozo más profundo, y al resultado del escrutinio me remito, ¿cómo se
puede aparecer ante la sociedad con idéntica cantinela? ¿Perdió para siempre
jamás la cordura ese Partido? Díganle directamente a Rajoy que renuncian a la
intervención en el próximo Debate de Investidura, reclúyanse en el Monasterio
de la Rábida y no salgan hasta que todos y cada uno de los viejos resquicios de
una legislatura para olvidar hayan quedado en el baúl de los tristes recuerdos,
trancado, eso sí, con ciento diez candados.
Se escucha:
“Porque no podemos olvidar, ni obviar, el amplio bagaje y la dilatada experiencia de fulano de tal o
mengano de cual, dado que su aportación puede ser decisiva en el contexto y
circunstancias actuales y teniendo en cuenta la coyuntura y terribles
dificultades de…”. Chacho, déjense de machangadas. Por ese regla de tres, tan
simple como la sesera de muchos de ustedes, nadie se jubilaría jamás (¿o acaso
es tal lo que se pretende?), con lo que el invento de Mundo Senior se iría a
freír chuchangas y más gente para el paro. ¿O no?
Como no me
van a hacer el más mínimo caso (si ni siquiera me leen, ya me dirán), propongo
que nombren Secretario General a don Alfredo Pérez Rubalcaba, ex ministro de no
sé en varias oportunidades, diputado por Toledo, Cádiz, Cantabria, Madrid (el
que vale, vale, y el que no pa´maestro de escuela), al que le avala un
estrepitoso fracaso electoral (pero la culpa fue de la crisis, o en todo caso
de Zapatero). De presidente, dejen a Manuel Chaves (que dice que le gusta un
montón, vamos que le mola). Vicesecretario General: Alfonso Guerra, diputado
desde que Franco estiró la pata. Secretaria de Organización: María Teresa
Fernández de la Vega. Y así, ya me entienden. Sin olvidar la inclusión, más que sea de vocales de Pepe Segura y
Casimiro Curbelo, dos jóvenes valores en alza que pondrán el colofón a esta
renovación total.
Hasta luego,
me voy a hacer unas gestiones.
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