Antes de
entrar en la materia que hoy nos concita, vaya este RECORDATORIO: Una cosa es que yo decida, motu proprio, remitir el
enlace de algún post de Pepillo y Juanillo (versiones una y dos) a mis amigos
(cuando me apetezca y me venga en gana), y otra bien distinta el que SIN MI
PERMISO alguien decida, per se, publicarlo en cualquier otro medio, digital
o no. Por lo tanto, ruego a quien cree que puede disponer libremente del
trabajo de los otros a su antojo, que se abstenga de reproducciones no autorizadas.
Y para más inri, sin citar procedencias. Lo pongo con letras bien gordas para
que pueda ser leído con facilidad. Creo que es la presente la segunda ocasión
en que debo recurrir al refresco de la memoria. En la anterior ocasión fue por
conducto privado, y en esta por el público de este blog. La tercera, si se
presentase, iría por otra vía. Dicho –escrito– queda.
Para aprovechar la ola de la manifestación, Tavío reunió a los suyos en Puerto de la Cruz y les dijo: “La crisis se llevará por delante la ineficiencia e impotencia de Zapatero y Rubalcaba, pero también a CC, que ha apoyado las peores medidas económicas de nuestro país, y cuyos representantes en Madrid son igual de cómplices que los miembros del PSOE”.
Y añadió, por
si no lo sabíamos incluso los más ignorantones perdidos (inclúyanme): “Las
elecciones las han perdido Zapatero y Rubalcaba con la impotencia que muestran
ante la crisis, una realidad que también nosotros hemos comprobado en la calle”.
La primera
proposición (¿se dice así?, porque ya me jubilé) de la oración compuesta la
entiendo, pero en lo de que ella ha comprobado, pues ya me pierdo. De significar
acaso que ella también lo sufre, no acabo de creérmelo (bragas aparte, ¿ya no
te acuerdas?).
Como estuvo
en Santiago echando los últimos rezos al Santo, parece ser que allí les pidió Rajoy
un segundo compromiso, el de no engañar a la gente; “y por eso en este catálogo
de medidas de gobierno no hay ninguna propuesta que no podamos cumplir”.
Efectivamente, me fui al susodicho programa electoral y cómo demonios van a
incumplir nada si no existe una mísera propuesta concreta; abstractas todas las
que quieras. ¿Pongo unos ejemplos? Vale:
“Con un
mercado de trabajo justo, seguro y flexible, España podrá crear empleo a partir
de los primeros pasos de la recuperación”. Está claro, ¿no? ¡Ah!, que es de
cajón. Pues toma otra:
“Dotaremos de
los mecanismos de seguridad necesarios a los trabajadores para que afronten con
confianza los retos de la economía internacional, aumentando su empleabilidad:
seguridad en su propia capacitación y cualificación, seguridad en los
mecanismos de recolocación y seguridad en la cobertura de rentas durante las
transiciones entre empleos. El derecho del trabajador a la formación permanente
a lo largo de la vida y a mecanismos efectivos de recualificación y
recolocación estarán en el centro del nuevo marco laboral español”. Traduzco:
un buen casco y no la porquería de los actuales modelos (y para más inri,
rojos).
Faltaba por
meter la cuchara en el lebrillo el nacionalista de toda la vida (incluso antes
de nacer), el simpático y dicharachero Ignacio González Santiago, el que arma
los follones en el ayuntamiento de Las Palmas, el que aquí quiere mucho a
Paulino, pero “alguien, que supuestamente pinta mucho en CC, me contestó que
nos contaminaría pactar antes de las elecciones con el PP, que era mejor
hacerlo después. Se equivocaron. Nosotros sí lo hicimos, pactamos con el PP
antes, para garantizar un gran acuerdo para Canarias, que incluye la reforma
del Estatuto de Autonomía, el REF, en particular, el cumplimiento de la
obligación del Gobierno central de invertir en Canarias al menos la media
estatal, y el mantenimiento del Estatuto Permanente de Canarias en la Unión
Europea. Ahora, las encuestas nos dan la razón”. Oye, tú, que si la encuesta
dice lo que dice y ya nosotros, sin haberse depositado aún un voto en la urna,
hemos conseguido todo lo mencionado, ¿por qué están todos los demás nerviosos
diciendo que el PP ha olvidado Canarias en su programa? Oye, que Josemanué me lo prometió, y a lo de
atrás, pelillos a la mar. Y si tenemos que hacer una sección nacionalista
dentro del grupo popular (versión Canarias, por supuesto), pues se hace, qué
problema hay para ello. Y tenemos una hora más para seguir negociando.
Aunque Paulino
Rivero, que ya pide el voto abiertamente en su blog –que lo mantiene
personalmente–, tras haber finalizado los cálculos matemáticos de los
sanitarios que cobran más que el presidente del Gobierno de Canarias (error de
los periodistas: él no dijo él, él dijo el presidente; y es lo mismo pero no es
lo mismo, faltaría más):
“Con o sin
mayoría absoluta, el partido que gobierne en Madrid no podrá afrontar solo una
legislatura que será aún más complicada que la que está ahora dando sus últimos
coletazos. De ahí la certeza de que el próximo presidente buscará, sí o sí, el
apoyo de otros grupos parlamentarios y, sin lugar a dudas, el de los diputados
y senadores de CC".
¿Te quedó
claro, Nacho? Farruquitos a mí, va a ser que no. Tú no sabes bien con quien te
la juegas. Estás bueno tú. Y estoy bueno yo. Y haz el favor de no mentar la
palabra godos en tus artículos, que estoy de un susceptible subido (o de los
nervios con el don José ese).
Finalizo con
dos citas que corresponden a sendos comentaristas o analistas. Entiendo (para
opiniones, ya se sabe) que retratan adecuadamente el tan esperado documento de
214 páginas (indudable mérito tal cantidad de papel para no decir nada;
inténtalo tú y verás que no te sale ni de coñas).
La primera de
Alfonso González Jerez (Diario de Avisos): “Solo presenta un documento de
intenciones, grandes líneas programáticas. Leyendo con cierto detenimiento el
documento de óptimas intenciones del PP uno sería incapaz de deducir la
catastrófica situación del país y la amenaza de una crisis económica
internacional que puede dinamitar todo un sistema financiero y derrumbar a la
propia Unión Europea. Al parecer todo se reduce a la pésima gestión de un
equipo ministerial conducido por un inútil”.
Y la segunda
de Ramón Muñoz (El País): “Puestos a buscar paralelismos, y sin querer caer en
la irreverencia, Rajoy sería una mezcla de Pocoyó, en su calidad de protagonista,
y de Pato, el asustadizo amigo del muchacho que odia meterse en líos.
Completarían el elenco, la dinámica elefanta Elly como Cospedal y la fiel Loula
como Soraya Sáenz de Santamaría. Estoy seguro de que si Pocoyó pudiera votar lo
haría por el PP. Al personaje no le han tratado bien los mercados. Tuvo un
estreno fulgurante cuando su compañía salió a Bolsa en 2009 pero luego pinchó.
Así que le conviene el mensaje tranquilizador de Rajoy y su promesa de que
saldremos de esta. Al que desde luego que no va a votar es a Gaspar Llamazares
(IU) que advierte, citando al profeta Isaías, que no habrá paz en los mercados”.
¿Qué, ya
tienes decidido el sentido del voto? Aprovecha y súbete al carro.
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