En el
periódico Diario de Avisos, correspondiente al 17 de octubre de 1985, se daba
cuenta de una noticia de especial trascendencia, cual era la proclamación de
María Concepción Pérez Santo Tomás como alcaldesa de San Juan de la Rambla. Con
un antetítulo bastante revelador y elocuente: “Es la primera mujer que accede a
este cargo en las islas”.
En aquel
entonces, y desde el 23 de enero de ese mismo año, un servidor ocupaba idéntico
cargo en la villa realejera. Causalidades o no, ambos, maestros de profesión,
accedíamos al cargo por el mismo motivo: dimisión de quienes ostentaban dicho
cargos desde las elecciones municipales de 1983.
Salvador
Pérez, maestro de maestros y periodistas, firma en El Día, en la fecha arriba
enunciada, la crónica del solemne acto acaecido en el ayuntamiento ramblero en
la tarde-noche del día anterior (16 de octubre de 1985). Y manifestaba: “Desde
las siete y veinte de la tarde de ayer el municipio norteño de San Juan de la
Rambla cuenta con la primera mujer alcaldesa de la isla de Tenerife, cargo que
recayó en María Concepción Pérez Santo Tomás, que iba como independiente en las
listas del PSOE”.
Concha,
riojana de nacimiento, ejercía la docencia en ese entonces en la escuela del
barrio guanchero de Santa Catalina, puesto que, obviamente, debió abandonar
para dedicarse exclusivamente a su nueva función al frente del Consistorio. Ahí
tienen dos fotografías –a perdonar la mala calidad en la reproducción del
escaneado– de aquella jornada histórica. Se publicaron ambas en El Día. La de la
alcaldesa ilustraba la crónica de Salvador aludida (17 de octubre) y la otra,
unos días más tarde (30 de octubre), en la que nos hallamos (en manga de
camisa, inveterada costumbre) junto a Gaspar Sierra, alcalde de Los Silos, y
Carmelo Méndez, de Icod de los Vinos. Aunque, y justo es señalarlo, también
estuvieron Félix Real (Puerto de la Cruz), Aurelio Abreu (Buenavista), Pepe
Grillo (La Guancha) e Ignacio Rodríguez (La Matanza), amén del Gobernador
Civil, Antonio Martinón. El vicepresidente del Gobierno de Canarias, Juan
Alberto Martín, llegó tarde al acto. Esta característica del incumplimiento
horario, hecho mucho más notorio cuanto más alto es el cargo que se ocupa, se
ha convertido, desgraciadamente, en algo habitual. Permítanme la distensión
pertinente contándoles que el señor Martín sí llegó temprano a la inauguración
de la Casa de la Cultura realejera, en el año 1987, pues ciertas necesidades
fisiológicas requerían la urgente presencia de un servicio, por lo que el
citado edificio, y con anterioridad al protocolario corte de la cinta, comenzó
a funcionar con la utilización del papel higiénico, la cisterna y otras
evacuaciones de mayor o menor porte.
Y ahora, 26
años después, con un sinfín de arrugas, canas y barriga mucho más prominente,
tras alegrarme infinitamente por el acuerdo unánime adoptado por la actual
corporación ramblera, presidida por otra alcaldesa, en sesión plenaria
ordinaria del 28 de octubre próximo pasado, y por el que se la nombra, a título
póstumo, Hija Adoptiva de la Villa de San Juan de la Rambla, valgan estas
líneas para mostrar mi satisfacción, al tiempo que mi más sincero aplauso por
la iniciativa.
Concha, que, tras
su periplo tinerfeño, retornó a Logroño para seguir ejerciendo en el colegio
Doctor Castroviejo, amén de su dedicación política como concejala desde 1995, nos
dejó en noviembre de 2002. Allá figura su nombre en una plaza del Casco Antiguo
como reconocimiento a su entrega, ilusión y entusiasmo, cualidades que siempre
la definieron.
Hoy, nueve
años después de tu retorno a la isla para quedarte definitivamente con
nosotros, en esta tu otra tierra que te brindara la oportunidad de asomarte a
ese Teide que te saludaba cada mañana, el Consistorio actual –imbuido de
sentidas utopías (sí, por qué no) que tú, como ejemplar abanderada, fuiste
distribuyendo por su dispar geografía– quiere rendirte público homenaje y
proclamarlo bien alto a los cuatro vientos.
Dijiste,
humildemente, en aquella sesión plenaria de 16 de octubre de 1985, que no
estabas preparada para estas cosas. Porque aquel salón tan concurrido imponía.
Pediste la colaboración de todos y arrancaste, prometiendo trabajo y
constancia. Allí estaba acompañándote el alcalde del municipio oriental vecino.
Con apenas, también, unos meses de andadura. Quien en su toma de posesión solo
prometió, como tú, trabajo, ilusión y ganas.
Me llevé una
agradable sorpresa cuando Cayetano me mostró hace unos días, con motivo de una
visita al ayuntamiento de la mano del amigo Pedro Ángel, el libro de firmas. Y
allí estaban signadas unas palabras en las que te deseaba toda clase de éxitos
en tu gestión. Como nos fuimos en silencio, sin armar bullas innecesarias, en
junio de 1987, podemos presumir, Concha, de haber sentado bases en escaso
periodo de tiempo. Y ello no es poco.
Hoy, repito,
razones de fuerza mayor han imposibilitado mi presencia en este emotivo y
entrañable acto. Pero dotados de los mecanismos que no tuvimos oportunidad de
manejar en aquella época gloriosa, quedan signadas en estos párrafos unas
letras –quizás más cambadas que derechas, pero que tú desde la eternidad
corregirás pacientemente–, y que solo pretenden mostrar mi adhesión, mi
reconocimiento y mi afecto.
A la
corporación municipal ramblera, mi agradecimiento por la invitación y las
disculpas por la ausencia. A la familia de la homenajeada, nuestro saludo más
cordial en el convencimiento de que solo hemos plasmado en un acuerdo escrito
un hecho con el que de manera tácita ya mostrábamos conformidad. Y a ustedes,
mis escasos pero distinguidos lectores de este blog, mis más sinceras disculpas
por haberme erigido en coprotagonista de esta historia. En la que hemos sido
reiterativos con el vocablo ilusión, que añoramos significativamente.
Concepción
Pérez Santo Tomás es –siempre lo fue– Hija Adoptiva de la muy noble Villa de
San Juan de la Rambla. Y yo –me apetece cambiar el chip– me siento orgulloso de
haber sido testigo, a la par que partícipe, de locuras de años idos profusamente
preñadas de ensueños. Hasta siempre alcaldesa.
Se celebró el acto con todos los honores. Gracias por tus palabras, que se han incorporado al expediente de honores de la nueva ramblera. Es un honor que nos has hecho por dedicarle tus recuerdos a la que fue nuestra alcaldesa. Gracias de corazón.
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