viernes, 2 de diciembre de 2011

De su propia medicina

Mientras Mariano Rajoy sigue deshojando la margarita, el Partido Popular en Canarias, en franca alianza con el periódico El Día, arremete contra Paulino Rivero para que abandone el cargo. Eso sí, lo hacen con cierta elegancia: que dimita sin prisas pero sin pausas. Con todos mis respectos a Miguel Cabrera Pérez-Camacho, pienso que nos debería explicar, aunque sea en verso, cómo demonios se come eso de una dimisión fragmentada. Haga como el editorialista de moda: lárguese ya o lo van a echar a cachorrazos (me imagino que un golpe con un cachorro deberá ser eso). Y llévese –o que ella lo lleve a usted– a su señora esposa (por lo que leo, mangonea que es un disgusto).
Y en el clamor, no, en el fragor del combate estábamos cuando aparece por la esquina derecha del escenario el singular Nacho (esta vez acompañado de Benito Codina) para reclamar la cuota pendiente en el organigrama gubernamental. Nosotros no estamos por los puestos, pero ya puestos. Es la teoría clásica del yo me voy antes de que me echen. Y es que cree el inventor del centrismo canario que va a caer en mullido colchón cuando aterrice en el aeropuerto de Soria. Y por ello lleva unos días intentando abarcar todo el terreno de juego. Lo mismo nos cuenta lo importantes que fueron sus votos para que Jerónimo Saavedra se vaya a La Palma, como el singular empujón que dieron el 20-N para estar representados en Madrid. Está visto que este hombre no tiene cura y requiere una analítica urgente en cualquiera de los laboratorios González Santiago. O tiene demasiados glóbulos rojos o las plaquetas se le convirtieron en piroclastos.
Y José Manuel dando órdenes, moviendo sus peones, a la par que pasea, salta y brinca, cual salmón (o salmona) que va a desovar. Ya olvidó a su otrora enemigo (político) Jotaflá, y, tras dejar el cargo de parlamentario autonómico, ha prometido ayudar a todo aquel que requiera sus servicios en la capital del reino. Canarias también se le quedó pequeña. Quiere navegar por otros mares (y otros ríos) e iniciar singladuras de mayor porte. Pero pretende seguir insistiendo en que él, y solo él, ganó las elecciones en mayo próximo pasado, y aprovechando el subidón de hace unos días, pues leña al mono (pon tú el nombre). Parece no darse cuenta de que está probando la medicina que recetó hace apenas cuatro años. Máxime cuando en aquella ocasión el PSC-PSOE, de la mano de Juan Fernando, alcanzó muchos más diputados de los que él puede ahora presumir, y encumbró a Paulino que fue el tercero en discordia, pero que como es chiquito  (aquí va lo de la maña) siempre se las arregla para embocar al contrincante.
Esperaremos a sacarnos todos la lotería dentro de unas semanas y luego, por Reyes, tendremos solucionado (esa es la agenda del futuro presidente), porque los agentes sociales se habrán puesto de acuerdo y cantaremos gozosos, felices y contentos lo de Los Reyes Magos salieron / del Oriente bien lejano, / por un atajo cogieron / para llegar más temprano. En una penca torcida / un camello se pinchó, / Melchor se bajó enseguida  / y una bronca al pobre echó…
No, en un país de pandereta (perdón, Elfidio), pídeme que sea serio en mis comentarios. Para que la úlcera campe a sus anchas. Mientras, ellos, los de siempre, los repes, de fiestas y risas, durmiendo a pierna suelta (pata zafada, en canario), cobrando inmejorablemente bien cada fin de mes y disfrutando de privilegios que van mucho más allá de los que, Paulino dixit, ‘gozamos’ todos aquellos que tenemos la inmensa fortuna de contar con un trabajo fijo.
Disfruten de esta próxima semana medio rara, medio saltimbanqui. Para nosotros. Los políticos deben trabajar… Si yo te contara. Hasta luego.

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