Un sinfín de
controles de alcoholemia se llevarán a cabo en estos próximos días. Ignoro si
fue un acuerdo entre Zapatero y Rajoy para ir buscando los euros necesarios
para que Merkel se alegre un fisco
apenas o es algo cotidiano por estas fechas navideñas, época propicia para el
buen yantar y mejor beber.
Te cuento que
una vez me pararon en la carretera que une La Orotava con Los Realejos por La
Perdoma, a la altura de San Antonio. Y me puse muy contento porque creía que
por fin me iban a hacer soplar. Pero mi gozo en un pozo. No debí ponerle cara
de borracho al agente, pues se limitó a pedirme la documentación y siga usted.
Una rabia, tú.
Ahora bien,
hace unas semanas, a la altura de la Aldea de El Rocío, municipio de Almonte y
provincia de Huelva, iba yo conduciendo otro Hyundai (el que observas en la
foto) y me paró la susodicha (Guardia Civil). Y me dieron un soplete para que
pusiera a prueba mi capacidad pulmonar. De nada me valió que le dijera que estaban
perdiendo el tiempo y que iban a estropear un cacharrito de esos, que de
repente era caro. Nada, sople usted que este lo pagó Zapatero. Eso me dijo el
solícito gendarme y caso le presté. Soplé hasta que me indicó que ya era
suficiente y… cero patatero. Salí medio frustrado, tú. Tanto que esa noche me mandé
unos buenos vasos de vino en la cena. Luego soñé que me paraba la policía, uno
de bigote (estilo Aznar) y me espetó que mandarse unas cuartas de vino estaba
muy bien visto siempre que fuera de producción española… Un rollo, tú.
Otro control
es el que se está ejerciendo sobre la figura del yerno (Urdangarín). El Borbón
mayor lo apartó del servicio activo. Y el menor lo señala como ‘el cuñado’, ese
que en toda familia que se precie existe. Es bueno que se vayan destapando
pasajes, parajes, paisajes y peajes. Aquí saltan conejos desde las matas más
insospechadas. Y lo de matas va sin dobles. Ni trajes. ¿Por qué no te callas?
Mientras, ahí está Camps, tan risueño como siempre (un día de estos se
desvara). A la cárcel no va a ir, pero lo mismo le hacen pagar la cantidad que
se le demanda a modo de multa. Aun así, él alegará, y se escudará (presencia
para ello tiene la posible protectora) en lo de Rita, Rita, lo que se da… Toma
traca.
Cuando leí
que mi amigo Rafa renunciaba al sueldo del ayuntamiento güimarero, pensé que se
había vuelto rico con la venta de Chacayca, la novela que lo hizo finalista en
el pasado Premio Planeta. Pero no, pasará a cobrar de la Consejería de
Educación. Parodiando la canción, pobre Rafael, con lo bien que está casi la
promoción al completo en perfecto estado jubiloso, y tú empeñado en retrasar la
situación. Bueno, tú te lo pierdes. Pero es un detalle que se agradece. Que no
está el horno para bollos. Y hay que controlar al máximo el gasto para poder
llegar a fin de mes. También los ayuntamientos, por supuesto. A predicar con el
ejemplo.
Hoy es martes
y trece. Antes tal coincidencia era mucho más supersticioso que un gato negro.
Cómo cambian los tiempos. Hasta mañana.
Don Rafael no renuncia a nada, deja de cobrar del ayuntamiento para hacerlo de la consejería de educación. Esto ya la hacían muchos desde hace mucho tiempo, no sé dónde está el mérito.
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