En el diario
republicano El Progreso (24 de enero
de 1930, páginas 1 y 2) hallamos una carta abierta titulada La escuela ideal en Canarias, de cuyo
contenido quiero hacerles partícipes pues incide, como en el caso anterior
citado en precedentes entregas, en las opiniones de Florencio Sosa acerca de
cómo debía ser la escuela del entonces y de las polémicas que se suscitaron en
torno a las mismas. Reitero mi falta de rigor en el planteamiento, pero estimo
comprendan que no es nuestro intento elaborar ninguna tesis doctoral.
«Santa Cruz
de Tenerife, 17 de enero de 1930.
Sr. Don
Eutropio Rodríguez Benítez.
Estimado
Tadeo: Con vivo interés leo cuantos artículos sobre educación se publican en
los diarios de esta localidad No le extrañará, querido amigo, que así sea, si
se tiene en cuenta que soy un modesto obrero de la educación popular.
Me causa
alegría que cuestión tan fundamental para el engrandecimiento de este precioso
país –tanto como el turismo, aunque usted dirá que más, pero yo que soy
peninsular no me atrevo a decirlo– atraiga la atención de las gentes y se
interesen por la única cuestión que es la llamada a señalar los caminos del
bienestar y prosperidad insulares. Lo que no me regocija y, por el contrario me
produce verdadero dolor, es el de ver la gran desorientación que preside a la campaña
“pro-educación” que realiza un señor en La Prensa. Claro está, que no podía
suceder de otra manera si se tiene en cuenta que quien la sostiene no está
capacitado para ello.
¿Cree usted
amigo Tadeo. que el caricaturista de la taberna; una pipa, una mesa, unos
bancos y una baraja, (cuatro rasgos serán una caricatura jamás un retrato) está
capacitado para tratar tan intrincada y vital cuestión? ¿Qué concepto le
merecería a usted un CURANDERO que se dedicara a visitar clínicas de nuestros mejores
médicos, y luego concediera parabienes, señalara errores y otorgara
alabanzas? ¿No diría usted que era una
temeridad por no decir una necedad? Pues bien, el articulista de “La
Prensa", nuestro “Chiquito Bello", sin más preparación profesional
que la labor rutinaria de una escuela en el Puerto de la Cruz, pretende
resolver mediante trozos de literatura unas veces ramplonas y otras también, la
cuestión cultural en Tenerife. Por eso explica que sus temas favoritos sean los
referentes al local escuela; lo exterior, lo de más bulto, lo que alcanza ver cualquiera
de nuestros 'magos'. Ignora ese señor Sosa Acevedo que los locales no son lo
fundamental en ningún país ni mucho menos en este donde la climatología lo
coloca en lugar privilegiado. En Canarias puede ser (hagamos su caricatura) “unos
árboles, unos bancos una pizarra y unos mapas”. He ahí la escuela al aire libre,
la escuela ideal por ser la más humana, más higiénica, más activa y estar más
en contacto con la naturaleza. En Lousana recuerdo que hay una escuela de este
tipo: en un árbol hay un cartel que dice: El material de la Escuela del Bosque
queda bajo la salvaguardia de los ciudadanos. Pensar solo en construir buenos
locales, querido Tadeo, es pensar en la jaula antes que en el pájaro, la
escuela no la hacen la cuatro paredes ni el lujoso material escolar, la escuela
es el maestro. Más claro es, que esto no lo alcance a ver ese señor Sosa
Acevedo.
¿Que escuelas
modelos ha visitado ese señor? ¿Que viajes ha realizado, salvo el que hizo a la
Gomera? ¿Al lado de que maestro practicó?
El problema
capital de Canarias como el de la Península y el del Extranjero, es el de la
formación profesional de los maestros y para resolverlo lo único eficaz es
convencer a nuestras corporación, Cabildo, y Municipios que hay que tener anexas
a la escuela Normal, una escuela práctica que sea modelo y luego gastar pesetas
bastante pesetas mandando legiones de maestros a la Península y el Extranjero
para conocer, ver y practicar en las Instituciones modelos para aportar a las islas
lo más notable que allí existe.
Por último,
aunque el "notable pedagogo” señor Sosa Acevedo sostenga lo contrario,
antes que la escuela es la despensa, en el problema del analfabetismo, hay que
atender con preferencia al alimento del cuerpo y al vestido, pues mientras tal no
se haga nuestras escuelas padecerán de una matrícula reducida.
Antes de
terminar, estimado Tadeo, ya que el Sosa Acevedo, dice sentir gran cariño a la
escuela y si cree capacitado para resolver el problema de la educación popular
y debemos presumir que con preparación suficiente, propongámosles con ánimo de
cooperar a la gran cruzada por él comenzada:
Primero. Que organice
en la escuela que él regenta un cursillo de perfeccionamiento para maestros con
lecciones prácticas.
Segundo. Que
siendo necesario preparar al pueblo para que ayude a la obra de la educación,
organice unas misiones pedagógicas por los pueblos de la isla, concediéndose a
él, por derecho propio, el cargo de Prior de los misioneros.
Si le parece
aceptable mis ideas, podemos en carta abierta, que usted puede redactar,
proponérselas al “Chiquito Bello”, por si merecía su ‘superior’ aprobación.
Sabe lo
estima su amigo y compañero D. JUSTO.»
No es por
nada, pero esta lectura me recordó los actuales piropos de otra prensa hacia
otro maestro sauzalero.
Seguiremos
otro día.
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