El 75º
aniversario de la Sociedad de Instrucción y Recreo Valle de Taoro, más conocida
como el Casino de La Dehesa, dio lugar a una publicación en la que se
recogieron los diferentes avatares de la institución desde aquel lejano 8 de
abril de 1922. El contenido de dicho libro fue el resultado, fundamentalmente,
de la paciente lectura de los libros de actas y otra documentación existente en
la secretaría de la sede social en el barrio portuense. Se editó gracias a la
colaboración de varias empresas, amén del ayuntamiento de Puerto de la Cruz,
pero se echó en falta la implicación de la Junta Directiva que regía la
Sociedad en aquel entonces.
Ahora, 14
años después, sigue uno sorprendiéndose con informaciones aparecidas en
periódicos afortunadamente digitalizados. Y no nos resistimos en darlas a
conocer. Vaya hoy esta aparecida en Gaceta
de Tenerife, el 20 de mayo de 1928, página 2:
“En la
sociedad Valle de Taoro. Una interesante velada.
Junto con el
programa que oportunamente se publicó en este diario, recibimos una atenta
invitación del señor presidente de la sociedad de instrucción y recreo Valle de
Taoro, domiciliada en el populoso barrio de Las Dehesas, jurisdicción de este Puerto.
Con el
propósito de informar a nuestros lectores y por lo atrayente del programa, a
las ocho de la noche del pasado domingo, día 6, nos despedimos de varios
amigos... y amigas en la plaza de la Constitución, y dirigimos nuestros pasos
hacia Las Dehesas, haciendo nuestra entrada en el Centro a las ocho y treinta,
en el cual fuimos atentamente recibidos y obsequiados por su digna Junta directiva,
en especial nuestros queridos amigos don Florencio Sosa Acevedo y don Sabas P.
Correa, presidente y secretario, respectivamente, de aquella culta y entusiasta
sociedad, los cuales me presentaron al ilustrado vicepresidente don Aquilino A.
Hernández y al simpático joven don Pablo Delgado Luis, entusiasta director del
Cuadro de Declamación.
Pasamos a la
planta alta, o sea, al salón de espectáculos, y, si hemos de ser sinceros, nos
hemos quedado atónitos, pues nunca creímos que en la Dehesa existiera tal
hermosura: Un artístico escenario, pintado con exquisito gusto, formando su
frente dos columnas, imitando al mármol, envueltas por una preciosa cortina
encarnada y al centro, por la parte alta, con bella perfección pintado, el
escudo del Puerto de la Cruz. Por todas las paredes se ven colocados bonitos ramos
de flores naturales, que con las diversas "Petromax" que iluminan el
salón y las tantas y tantas caras de simpáticas y bonitas mujeres dan al conjunto
un espectáculo precioso, encantador, sublime...
El señor
vicepresidente, que hace de acomodador, nos señala una silla en preferente
fila, llamándonos la atención que junto a la nuestra se hallaran cuatro más sin
ocupar. El señor Hernández nos lo explicó: ''Estas cinco sillas están
reservadas para los representantes de la Prensa, a los cuales ya usted sabe que
siempre les pasamos invitación; si pasado un cuarto de hora de empezado el espectáculo,
los corresponsales no han llegado, entonces se da orden en la taquilla, por si
hay quien las desee".
Son las nueve
y veinte y cinco cuando es ocupada otra silla por un estimado compañero, y
cinco minutos más tarde se descorre el telón, apareciendo el joven presidente,
el cual, con breves y elocuentes palabras, expresa la importancia del acto que
se va a celebrar. Actos como este –dice– celebrados en un pueblo o ciudad,
hablan muy alto de la cultura de sus moradores, pero aquí, señores, en Las
Dehesas, tiene mayor significación porque representa el sacrificio de una
juventud, que con sus manos encallecidas por el rudo y cotidiano trabajo, demuestra
deseos de progreso y cultura. (Grandes aplausos)
Acto seguido
se pone en escena la graciosa comedia en dos actos "Estrenar sin
ensayos", siendo muy bien desempeñada por los jóvenes don Manuel Fernández
Fuentes, don Francisco Pérez Correa, don José Delgado Luis, don Antonio Ramón Castro,
don Elías Pérez Delgado y don Pablo Delgado Luis, siendo este último el que más
hizo reír.
Seguidamente,
romanza de "El huésped del sevillano" y "Un viejo amor",
(canción mejicana), por los jóvenes tenores don José Bello y don Ramiro Arnay,
los cuales lo hicieron magistralmente.
De los
monólogos cómicos "Un orador forense" y "El anarquista", interpretados
por el popular y simpático Antonio Rey Alvarez, baste decir que aun hay quien
le esté doliendo el estómago de tanto reír.
Las poesías
"¡Madre!", "Nochebuena", "Cicatrices" y "Es
un golfo", fueron todas magistralmente interpretadas por los señores don
Julián Calzadilla, don Gregorio Fernández, don Ramiro Arnay y don José Bello,
siendo igualmente muy aplaudidas "La plegaria de una Virgen" y
"Mantón de Manila", por las bellas y simpáticas señoritas Rosalva García
Delgado y Luisa Calzadilla Ruiz.
También los
monólogos "El primero de todos" y "Sinibaldo Campánula", interpretados
por don Julián Calzadilla y don Francisco Pérez Correa, fueron de mucho agrado
para el público, que aplaudió sin cesar.
Por el
programa que tenemos en las manos, vemos como solo nos resta oír al joven
secretario de Valle de Taoro, a quien, con certeza, aunque él diga lo
contrario, se le confió el resumen de la velada.
Aparece el
señor Pérez Correa, y es saludado con atronadores aplausos, extinguidos los
cuales comienza haciendo un hermoso discurso en verso, que muchas veces tuvo
que suspender por la incesante aclamación del público.
Tuvo frases
de gratitud para cuantos prestaron su concurso para el esplendor de aquella
fiesta, y en especial para las señoras y señoritas que con su presencia honraban
aquel local. Al final fue de nuevo muy aplaudido.
Y no terminará
este pobre trabajo el cronista, sin antes felicitar a todo el barrio de Las
Dehesas, por el éxito obtenido en la expresada velada que, como dijo el señor
Sosa Acevedo, representa deseos de progreso.
Desearíamos que
estas líneas mal hilvanadas, sirvieran como de estímulo para que actos de esa
naturaleza se celebren con más frecuencia; y no nos referimos al Casino de Las Dehesas,
sino a todas las sociedades de la localidad que dejan transcurrir el tiempo sin
que organicen espectáculos de esa índole que a la par que se les proporciona
unas horas agradables a sus socios y familiares, habla muy alto de la cultura
del Centro.
Y terminaré
por hoy, publicando el final del hermoso resumen poético de nuestro amigo don
Sabas P. Correa.
Proseguid, Valle Taoro,
por esa ruta emprendida,
que vale más en la vida
la
inteligencia que el oro.
NI-PIO. Puerto
de la Cruz, Mayo de 1928”.
Esta fue la
extensa crónica. Puede que algún descendiente o conocido de aquellas viejas
glorias esboce una sonrisa con el recuerdo. Con ello me conformo. Y a los que
hemos sido parte activa del Casino en épocas pretéritas, el sentimiento de
frustración al contemplar el estado vegetativo de la actualidad, convertido en
mera tasca de vino y chochos. En fin, tiempos vendrán mejores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario