lunes, 19 de diciembre de 2011

Una interesante velada


El 75º aniversario de la Sociedad de Instrucción y Recreo Valle de Taoro, más conocida como el Casino de La Dehesa, dio lugar a una publicación en la que se recogieron los diferentes avatares de la institución desde aquel lejano 8 de abril de 1922. El contenido de dicho libro fue el resultado, fundamentalmente, de la paciente lectura de los libros de actas y otra documentación existente en la secretaría de la sede social en el barrio portuense. Se editó gracias a la colaboración de varias empresas, amén del ayuntamiento de Puerto de la Cruz, pero se echó en falta la implicación de la Junta Directiva que regía la Sociedad en aquel entonces.
Ahora, 14 años después, sigue uno sorprendiéndose con informaciones aparecidas en periódicos afortunadamente digitalizados. Y no nos resistimos en darlas a conocer. Vaya hoy esta aparecida en Gaceta de Tenerife, el 20 de mayo de 1928, página 2:
“En la sociedad Valle de Taoro. Una interesante velada.
Junto con el programa que oportunamente se publicó en este diario, recibimos una atenta invitación del señor presidente de la sociedad de instrucción y recreo Valle de Taoro, domiciliada en el populoso barrio de Las Dehesas, jurisdicción de este Puerto.
Con el propósito de informar a nuestros lectores y por lo atrayente del programa, a las ocho de la noche del pasado domingo, día 6, nos despedimos de varios amigos... y amigas en la plaza de la Constitución, y dirigimos nuestros pasos hacia Las Dehesas, haciendo nuestra entrada en el Centro a las ocho y treinta, en el cual fuimos atentamente recibidos y obsequiados por su digna Junta directiva, en especial nuestros queridos amigos don Florencio Sosa Acevedo y don Sabas P. Correa, presidente y secretario, respectivamente, de aquella culta y entusiasta sociedad, los cuales me presentaron al ilustrado vicepresidente don Aquilino A. Hernández y al simpático joven don Pablo Delgado Luis, entusiasta director del Cuadro de Declamación.
Pasamos a la planta alta, o sea, al salón de espectáculos, y, si hemos de ser sinceros, nos hemos quedado atónitos, pues nunca creímos que en la Dehesa existiera tal hermosura: Un artístico escenario, pintado con exquisito gusto, formando su frente dos columnas, imitando al mármol, envueltas por una preciosa cortina encarnada y al centro, por la parte alta, con bella perfección pintado, el escudo del Puerto de la Cruz. Por todas las paredes se ven colocados bonitos ramos de flores naturales, que con las diversas "Petromax" que iluminan el salón y las tantas y tantas caras de simpáticas y bonitas mujeres dan al conjunto un espectáculo precioso, encantador, sublime...
El señor vicepresidente, que hace de acomodador, nos señala una silla en preferente fila, llamándonos la atención que junto a la nuestra se hallaran cuatro más sin ocupar. El señor Hernández nos lo explicó: ''Estas cinco sillas están reservadas para los representantes de la Prensa, a los cuales ya usted sabe que siempre les pasamos invitación; si pasado un cuarto de hora de empezado el espectáculo, los corresponsales no han llegado, entonces se da orden en la taquilla, por si hay quien las desee".
Son las nueve y veinte y cinco cuando es ocupada otra silla por un estimado compañero, y cinco minutos más tarde se descorre el telón, apareciendo el joven presidente, el cual, con breves y elocuentes palabras, expresa la importancia del acto que se va a celebrar. Actos como este –dice– celebrados en un pueblo o ciudad, hablan muy alto de la cultura de sus moradores, pero aquí, señores, en Las Dehesas, tiene mayor significación porque representa el sacrificio de una juventud, que con sus manos encallecidas por el rudo y cotidiano trabajo, demuestra deseos de progreso y cultura. (Grandes aplausos)
Acto seguido se pone en escena la graciosa comedia en dos actos "Estrenar sin ensayos", siendo muy bien desempeñada por los jóvenes don Manuel Fernández Fuentes, don Francisco Pérez Correa, don José Delgado Luis, don Antonio Ramón Castro, don Elías Pérez Delgado y don Pablo Delgado Luis, siendo este último el que más hizo reír.
Seguidamente, romanza de "El huésped del sevillano" y "Un viejo amor", (canción mejicana), por los jóvenes tenores don José Bello y don Ramiro Arnay, los cuales lo hicieron magistralmente.
De los monólogos cómicos "Un orador forense" y "El anarquista", interpretados por el popular y simpático Antonio Rey Alvarez, baste decir que aun hay quien le esté doliendo el estómago de tanto reír.
Las poesías "¡Madre!", "Nochebuena", "Cicatrices" y "Es un golfo", fueron todas magistralmente interpretadas por los señores don Julián Calzadilla, don Gregorio Fernández, don Ramiro Arnay y don José Bello, siendo igualmente muy aplaudidas "La plegaria de una Virgen" y "Mantón de Manila", por las bellas y simpáticas señoritas Rosalva García Delgado y Luisa Calzadilla Ruiz.
También los monólogos "El primero de todos" y "Sinibaldo Campánula", interpretados por don Julián Calzadilla y don Francisco Pérez Correa, fueron de mucho agrado para el público, que aplaudió sin cesar.
Por el programa que tenemos en las manos, vemos como solo nos resta oír al joven secretario de Valle de Taoro, a quien, con certeza, aunque él diga lo contrario, se le confió el resumen de la velada.
Aparece el señor Pérez Correa, y es saludado con atronadores aplausos, extinguidos los cuales comienza haciendo un hermoso discurso en verso, que muchas veces tuvo que suspender por la incesante aclamación del público.
Tuvo frases de gratitud para cuantos prestaron su concurso para el esplendor de aquella fiesta, y en especial para las señoras y señoritas que con su presencia honraban aquel local. Al final fue de nuevo muy aplaudido.
Y no terminará este pobre trabajo el cronista, sin antes felicitar a todo el barrio de Las Dehesas, por el éxito obtenido en la expresada velada que, como dijo el señor Sosa Acevedo, representa deseos de progreso.
Desearíamos que estas líneas mal hilvanadas, sirvieran como de estímulo para que actos de esa naturaleza se celebren con más frecuencia; y no nos referimos al Casino de Las Dehesas, sino a todas las sociedades de la localidad que dejan transcurrir el tiempo sin que organicen espectáculos de esa índole que a la par que se les proporciona unas horas agradables a sus socios y familiares, habla muy alto de la cultura del Centro.
Y terminaré por hoy, publicando el final del hermoso resumen poético de nuestro amigo don Sabas P. Correa.
Proseguid, Valle Taoro,
por esa ruta emprendida,
que vale más en la vida
la inteligencia que el oro.
NI-PIO. Puerto de la Cruz, Mayo de 1928”.
Esta fue la extensa crónica. Puede que algún descendiente o conocido de aquellas viejas glorias esboce una sonrisa con el recuerdo. Con ello me conformo. Y a los que hemos sido parte activa del Casino en épocas pretéritas, el sentimiento de frustración al contemplar el estado vegetativo de la actualidad, convertido en mera tasca de vino y chochos. En fin, tiempos vendrán mejores.

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