Vuelvo al asunto de la liquidación de la Mancomunidad del Norte pues algo no me cuadra. Tras la celebración de la última sesión plenaria el pasado mes de diciembre, el partido socialista (su portavoz) no tardó demasiado en remitir a los medios de comunicación una nota informativa dando cuenta del logro alcanzado, merced a su intervención y la de la directora general de Trabajo, por la que los trabajadores iban a recibir 45 días de indemnización por cada año trabajado. Al tiempo, no se escatimaron las críticas hacia el pasado afer del Hotel Maritim, entre otras cosas, deduzco, porque en aquel entonces Gloria Gutiérrez era simple diputada en la oposición. Cuestión sería ahora de que relean la frase en movimiento que hallas en la cabecera de este blog.
No tardó mucho Manuel Domínguez, tras la reunión de la Junta de la Mancomunidad celebrada el pasado día 5 de los corrientes, en tildar de oportunistas las declaraciones de Regalado, máxime cuando este grupo no forma parte de la citada Junta y por lo tanto bien poco pudo hacer en la resolución del conflicto. Como un servidor no estuvo presente en la sesión plenaria expresada y mucho menos está al cabo de saber los entresijos de las reuniones habidas desde que a la Mancomunidad le pusieron el sello de defunción, tiene que limitarse a lo que los medios le trasmiten. Y está meridianamente claro, contando con el que cada cual intenta arrimar el ascua a su sardina, que alguien no dice la verdad o cada uno cuenta la mitad de lo que le interesa. Esperaremos pacientemente a que los dos grupos restantes que forman parte del consistorio realejero se manifiesten y tener así dos nuevos elementos de juicio al respecto con los que ir tejiendo la tela que nos falta.
Uno de los ayuntamientos morosos en la liquidación de sus deudas sigue siendo Puerto de la Cruz. Algo que no me extraña lo más mínimo pues si ni siquiera tiene un euro para acometer lo más imprescindible en lo que fue la estación de guaguas, bonito está Marcos Brito para otros menesteres. Al que pude ver en cierta tele haciendo unas declaraciones acerca del lamentable estado del edificio sito en el polígono (en el que ubicaron varios okupas y ya tuvo que salir el −al parecer− único ocupante a reivindicar sus dominios) y si debemos prestar credibilidad a las expresiones de su rostro y movimientos de sus extremidades superiores sobre cierta prominencia corporal, aviados vamos; ni para el 2025.
Otro que se está luciendo por este Norte es el representante de Somos Icodenses, Moncho León, al que, por lo visto, le puede más el odio que sigue mostrando a quienes fueron sus compañeros, los socialistas de la Ciudad del Drago, que el verdadero interés por la salvaguarda del bienestar de los habitantes de aquella bella población. Propone abiertamente un pacto entre CC y PP, porque, al parecer, su única ilusión es que Cheo Dorta ocupe, como él, un frío sillón de los destinados a la oposición. Es el mensaje de la nueva y resentida izquierda cuyo cometido concluye con el baño presuntuoso y arrogante tras la consecución del único objetivo programado: que muerdan el polvo aquellos que hasta ayer fueron sus compañeros de viaje. Porque son, por supuesto, los únicos valedores de los principios que rigen los sagrados destinos de una sociedad justa e igualitaria. Y tal y cual.
Finalizo con una promesa solemne: juro, por mi conciencia y honor, que no he visto en la calle realejera en que habito (Benito Pérez Galdós) a don Mariano Rajoy Brey, desaparecido desde su toma de posesión hace unas semanas. Su escudera, Soraya, mandó el recado de que hasta final de enero lo seguirán manteniendo escondido. Pero, insisto, busquen en Mogán, en El Realejo no está. Ni se le espera.
No tardó mucho Manuel Domínguez, tras la reunión de la Junta de la Mancomunidad celebrada el pasado día 5 de los corrientes, en tildar de oportunistas las declaraciones de Regalado, máxime cuando este grupo no forma parte de la citada Junta y por lo tanto bien poco pudo hacer en la resolución del conflicto. Como un servidor no estuvo presente en la sesión plenaria expresada y mucho menos está al cabo de saber los entresijos de las reuniones habidas desde que a la Mancomunidad le pusieron el sello de defunción, tiene que limitarse a lo que los medios le trasmiten. Y está meridianamente claro, contando con el que cada cual intenta arrimar el ascua a su sardina, que alguien no dice la verdad o cada uno cuenta la mitad de lo que le interesa. Esperaremos pacientemente a que los dos grupos restantes que forman parte del consistorio realejero se manifiesten y tener así dos nuevos elementos de juicio al respecto con los que ir tejiendo la tela que nos falta.
Uno de los ayuntamientos morosos en la liquidación de sus deudas sigue siendo Puerto de la Cruz. Algo que no me extraña lo más mínimo pues si ni siquiera tiene un euro para acometer lo más imprescindible en lo que fue la estación de guaguas, bonito está Marcos Brito para otros menesteres. Al que pude ver en cierta tele haciendo unas declaraciones acerca del lamentable estado del edificio sito en el polígono (en el que ubicaron varios okupas y ya tuvo que salir el −al parecer− único ocupante a reivindicar sus dominios) y si debemos prestar credibilidad a las expresiones de su rostro y movimientos de sus extremidades superiores sobre cierta prominencia corporal, aviados vamos; ni para el 2025.
Otro que se está luciendo por este Norte es el representante de Somos Icodenses, Moncho León, al que, por lo visto, le puede más el odio que sigue mostrando a quienes fueron sus compañeros, los socialistas de la Ciudad del Drago, que el verdadero interés por la salvaguarda del bienestar de los habitantes de aquella bella población. Propone abiertamente un pacto entre CC y PP, porque, al parecer, su única ilusión es que Cheo Dorta ocupe, como él, un frío sillón de los destinados a la oposición. Es el mensaje de la nueva y resentida izquierda cuyo cometido concluye con el baño presuntuoso y arrogante tras la consecución del único objetivo programado: que muerdan el polvo aquellos que hasta ayer fueron sus compañeros de viaje. Porque son, por supuesto, los únicos valedores de los principios que rigen los sagrados destinos de una sociedad justa e igualitaria. Y tal y cual.
Finalizo con una promesa solemne: juro, por mi conciencia y honor, que no he visto en la calle realejera en que habito (Benito Pérez Galdós) a don Mariano Rajoy Brey, desaparecido desde su toma de posesión hace unas semanas. Su escudera, Soraya, mandó el recado de que hasta final de enero lo seguirán manteniendo escondido. Pero, insisto, busquen en Mogán, en El Realejo no está. Ni se le espera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario