sábado, 21 de enero de 2012

Un entusiasta dehesero (9)

Y continuamos con la carta que Isidoro Luz había remitido al semanario Control:

“Al pueblo. El hombre que teme la verdad es tanto como aquel que teme a un semejante. Yo no temo ni a lo uno ni a lo otro.

Quien falsea la verdad pretendiendo suplantarla por la calumnia o la injuria encubiertas, niega su génesis.

Contestar directamente haciendo honor a quien la falsea, ya lo he hecho; de ahí el encabezado de esta nota: Al pueblo.

En el prólogo de la campaña electoral, el señor Sosa Acevedo prometió, como palanca que le elevase al sitio que hoy ocupa, depurar responsabilidades ante los Tribunales competentes, de la gestión que el Municipio que tuve la honra de presidir, realizó; Depuración ésta que mostraría, según él, al descubierto, la verdad de las anormalidades por él mismo piadas. En vez de cumplir aquella promesa, ha intentado salir de tal compromiso, lanzando al público unas hojillas con las que ha pretendido llevar al ánimo del pueblo, la cancelación de tal compromiso; pero yo REO en este caso, soy el que le reto para que acuda a los Tribunales de justicia que son los verdaderamente llamados a fallar con juicio ecuánime sobre las materias tachadas de delictivas e inmorales imputadas a mi persona por ese pobre fiscal de guardarropía pues me encuentro serenamente dispuesto a afrontar todas las responsabilidades que moral y materialmente pudiesen caberme.

Si se tratase de un hombre indiscutido en su actuación pública estoy seguro de que seguiría la pauta que en aquel periodo electoral prometió al pueblo, y que hoy, yo le invito a seguir; pero, como a él se le discute, es por lo que apelo al pueblo para que sea este, autoridad soberana, quien le obligue a cumplir lo ofrecido y vaya directamente, para terminar este enojoso y desvirtuado asunto, por la única ruta legal que ya le he señalado: el fallo de los Tribunales de justicia avalado por la inviolable autoridad de los mismos.

A aquellos que se expresan en el sentido de que soy yo quien debo incoar procedimientos judiciales por injurias a mi persona, he de decirles que no lo hago porque ellas no pueden ofender mi honor: Basta su apasionada procedencia.

Que fallen los Tribunales. Por lo demás, en el terreno privado yo sé bien lo que he de hacer cuando quiera. Sólo me abstendría en su acción, si a ella se me siguiera oponiendo la resistencia pasiva. Isidro Luz Cárpenter”.

Añade el exalcalde en Hoy (6 de octubre de 1932), tal y como señalamos en la entrega anterior, el texto siguiente:

“Posteriormente hace promesa al pueblo en una hojilla de las mismas características, que indican su procedencia, de darles cuenta mediante una conferencia en el Teatro Topham, de la verdad de todo lo vociferado y plasmado arteramente. El viernes, 30 del pasado, celebró la conferencia anunciada y en ella se volvió a hablar de ilegalidades e inmoralidades, sin concretar de una forma escueta éstas.

Y si a la primera fase de su campaña contesté en la forma antes indicada, a la actual es de mi mayor satisfacción invitarle para que, en otra conferencia, y en la que se me permita rebatirle y aclarar los extremos que nebulosa y caprichosamente ha presentado al pueblo, se me dé ocasión para colocar la verdad en el lugar que el señor Sosa Acevedo debiera ser el primero en ponerla, no por él, sino por el cargo que hasta ahora sigue desempeñando, con lo que se conseguiría que, esa masa incondicional que le sigue confiada, pensando y tomando su pobre palabra como un artículo de fé, pueda apreciar el engaño con que se les conduce y la conducta del que para justificar su incapacidad y fracasada actuación en la vida pública, sólo encuentra como medio el descrédito de quienes como yo, más de una ocasión y públicamente le he invitado en todos los terrenos a fundamentar su prédica, con el apoyo de la verdad misma.

Queda, pues, la invitación hecha, y espero que en su propia satisfacción se vaya a su cumplimiento lo antes posible. Dado la índole de los asuntos a tratar y para que todo el pueblo pueda concurrir me tomo la libertad de indicar al señor Sosa Acevedo, la conveniencia de celebrarla en la Plaza de la República y no en el Teatro Topham y por invitación como organizó la suya. Ahora bien, si tal designación de lugar no la creyese procedente, yo, desde estas columnas, le faculto para que sea él quien señale sitio e invite a esta conferencia que en forma de reto le lanzo”.

La respuesta de Florencio Sosa no se hace esperar y aparecerá publicada en Gaceta de Tenerife, pero ese será tema de nuestro siguiente post. Hasta entonces.

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