Don José
Manuel Soria y López, de profesión
político, nueve años más joven que yo, sentado en la zona de La Puntilla, en
pleno Paseo de Las Canteras, miró seriamente al pescador (me refiero a la
estatua), y algo confuso (antes había estado observando por lo menos un cuarto
de hora cómo giraba el Juguete del Viento), le manifestó con toda solemnidad:
“Canarias no necesita primas”. El pobre infeliz (pescador) siguió agarrado a la
caña y no le prestó el más mínimo caso.
Si este
relato fuera un cuento tradicional, las hadas, y los hados, habrían hecho
posible que el susodicho (pescador) hubiese arrancado (la caña) y emprendiese
una caminata hasta un fisco más allá de donde está Mary Sánchez y, entablando
animada conversa con el que limpia los pescados (a la altura de Olof Palme)…
Chacho, claro
que no necesitamos primas. Por dos razones fundamentales. La primera, con la de
riesgo nos va de maravilla. La segunda, donde haya unos tíos (como usted mismo,
señor ministro) gobernando tan bien, quítese pa´llá el resto de la familia
(incluidos hermanos y cuñados).
En el
contexto de una de las tantas entrevistas aparecidas el pasado domingo en la
prensa isleña leí la expresión ‘de motu proprio’. Y no sé a quién echarle la
culpa: si al periodista o a usted. Me imagino que al plumilla, faltaría más,
que con su experiencia no cabe en mí la duda. Cómo va a “preposicionarse”
(dicen los entendidos que al tratarse de un ablativo sobra el de) todo un representante del gobierno
nacional; es imposible.
Y ahora
permítanme la nota para distender esto. ¿Cómo se parecen su colega el ministro
de Economía con Gargamel? Este perseguía a los pitufos. Aquel nos acecha a
todos para luego ir a presumir por Europa ante los colegas que manejan los
euros. ¿Cómo era? ¡Ah!, sí, muy agresiva. Por lo que la semejanza es más
notoria aún.
Ya que
comencé este relato con el PP, sigo. Javier Trujillo, portavoz de dicho partido
en el Cabildo de La Gomera, con mucha experiencia en el cargo de cuando era
socialista de toda la vida, y personaje con el que sigo batiendo récords de
lecturas en el digital Gomera Noticias, ha declarado a los cuatro (o cinco)
vientos desde lo alto de Garajonay: “No se está aplicando el protocolo de
eliminación de animales asilvestrados”. Y sus ayes y lamentos rodaron ladera
abajo por barrancos y quebradas. En fin, reconoce el hombre que hay mucha oveja
suelta. Ya una vez se metió con los cochinos de Chipude y ahora pretende
cargarse a cuanta lanuda foránea meta el hocico en corrales ajenos. Porque no
es que el ganado (femenino) está cual cabra loca suelta por esos predios. Qué
va, se hallan perfectamente camufladas dentro de los rebaños legales. Y me
pregunto yo, ingenuo de mí, cómo demonios llegaron las intrusas a la isla. ¿Qué
naviera no se percató del exceso de pelo, del número exagerado de patas,
incluso, de la extraña manera de expresarse? ¿O arribaron por la playa de La
Caleta cual un Jonay (versión femenina) cualquiera, para subir, Aceviños
arriba, hasta El Cedro?
Todavía estoy
dándole vueltas al coco del porqué tuvieron que llevar a Luz Reverón como
Delegada Insular del Gobierno. Por cierto, me acabo de dar (de) cuenta: ¿Esta
mujer no será rubia por casualidad? Chacho, chacho, chacho, mejor que no salga
de La Villa. Ni se le ocurra darse una vuelta por esos senderos. ¿Te imaginas
que esté Javier sentado en el bar de Imada, allá en Alajeró, y la vea bajar
ladera abajo por el camino que desciende desde Tajaqué? Espero que de llegar
ese instante se halle por allí mi amigo Nicolás (ahora me encasillan otra vez)
y haga de intermediario, no sea que vaya a ocurrir una desgracia.
Con tanta
oveja me acordé de Rosa Díez (otra socialista que acabará en el PP; espera un
fisco más) cuando declaró que “cocina muy bien el cordero asado”. Esa mujer no
me ha visto a mí friendo un huevo frito. Me sale que hasta el pan se echa fuera
de la panera y se unta solo.
Bueno, hasta
más ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario