lunes, 20 de febrero de 2012

No me lo esperaba

Recién finalizada la feria de Sevilla (ya saben que este año se adelantó), en la que Mariano Rajoy, sin necesidad de montar jaca andaluza alguna, hizo el paseo triunfal cual avezado jinete –chacho, estuve a punto de escribir Curro Jiménez–, nos hallamos ante un placentero panorama (hasta el 26 de marzo). Una vez concluya el proceso electoral de la comunidad autónoma situada más al sur del territorio peninsular, continuaremos prestando sumisa atención a lo que la señora canciller estime conveniente dictar, para general regocijo de los que aún tienen –tenemos– un sueldo, aunque bastante disminuido, a final de mes. Ya saben, si hasta ellos dicen que esta reforma no va a crear empleo, ¿para qué esperar a que llueva más?
De soslayo pasó por el congreso popular la dimisión del presidente alemán. No obstante, admite el presidente que puede existir algún desliz (estilo Camps), pues el factor humano no puede ser desligado de la faceta política (lo contrario de lo que pregona el editorialista en sus diatribas contra Paulino), pero que no van a permitir corrupción alguna. Y se quedó más ancho que un percebe de su tierra. Hablaremos con todo el mundo, buscaremos consensos, estaremos abiertos… Y en las sedes de UGT y CCOO se estremecieron las tumbonas en las que suelen descansar –o echar la siesta– los Toxo y los Méndez.
Un servidor entiende que podemos presumir de políticos que leen bastante bien. Ya me quiero imaginar la legión de escribanos que deberán seguir los pasos de Rajoy, aunque tampoco deberá ser muy costoso planificar los discursos porque si te fijas bien, sea de carácter orgánico, sea de índole institucional, siempre dice lo mismo, a saber lo contrario de lo que aseveró la semana anterior. Nada debe sorprendernos de que ya alabe la última reforma de Zapatero. Lo que sí me llamó poderosamente la atención fue localizar el vídeo blog del presidente: http://www.rajoyenaccion.com. Hombre, lo de Rajoy en acción será una broma. Por cierto, ha ordenado abrir una investigación para comprobar qué demonios pasó con el 2,44% de los compromisarios. Y es que no parece de recibo que ‘solo’ el 97,56% haya votado su reelección. Como tranquen a los que se les ocurrió ir a mear en ese preciso instante, los nombran altos ejecutivos de cualquier empresa pública, eso sí, con un sueldo tope de 105.000 euros; como el tuyo y el mío, por ejemplo.
Don Esteban González Pons, el eclipsado, sigue, ahora muy de vez en cuando, soltando alguna guinda. Habiendo comprobado que no va a alcanzar ese número de puestos de trabajo prometidos, se nos ha enredado ahora con la denominación de ‘cristiano’ (no refiriéndose, precisamente, al jugador madridista), y cuando se percató  de su enésima metedura de pata, a intentar sacar el cogote del agujero con lo de que la palabreja no tiene connotaciones religiosas. Mire usted, señor vicesecretario de no sé qué, si supiera que es lector del gran Pancho Guerra, lo mismo podría entender que sabe de qué van los cuentos de Pepe Monagas. Pero me temo que no. Es más, es probable que ni siquiera Cristina Tavío pueda ayudarle en estos dejes muy nuestros. ¡Ay!, cristiano, suba y echamos una parrafiada.
No creo hayan cambiado nada en los Estatutos, pues mucha falta no debe estar haciéndoles. Lo expreso por lo de volver a retransmitir las corridas de toros. En cualquier horario, pues la televisión pública alega en sus descargo que como las privadas no respetan lo de la protección de los menores, ya saben, a llorar a la plaza. Es decir, romper cristales no está bien, pero si tu vislumbras a cualquier loqueta a la pedrada limpia, veda abierta para el lanzamiento de proyectiles. Así no me extraña el que coloquen, verbigracia, una placa en una calle y esa misma noche desaparezca.
Y acabo, ya que hice esta ligera incursión por tan procelosos caminos (y callejuelas). En la última crónica de alabanza a lo bien que lo hizo el alcalde de mi pueblo (también del PP, pero es mera casualidad), se puede leer que se notó la ausencia del alcalde de Puerto de la Cruz, don Marcos Brito. Meridianamente claro, señores articulistas. Cuando el susodicho está, qué quieren que les diga, se nota. Y cuando no, también, y mucho. ¿No vino Ledesma? No, no, por nada; para compensar quizás.
Esta tarde el coso de Los Realejos. Pásenlo bien. Y moderación.

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