jueves, 9 de febrero de 2012

Perdedores

Bien me gusta llevar la contraria, mejor, no seguir los dictados de las supuestas mayorías. Porque ya me han quedado algo lejos los pensamientos de dirección única. Y por ello me apetece ir por libre. Y, a título de ejemplo, esta fotografía que tanto circula por la Red es una instantánea de perdedores. Los dos pueden presumir de haber alcanzado, en sus respectivos ámbitos, la mayor ‘cuerada’ que se recuerda en el Partido Socialista. Pero ahora resulta que todos han ganado en el 38º congreso de Sevilla. Bastante que me alegro, aunque aquello de zorro viejo no me haga compartir tanta alegría. Son las ópticas y el cristal, que se dice.

Yo creía que esa manía de sacarse una foto con el que ocupa un puesto más alto en el escalafón era mera costumbre del candidato de pueblo, que va a mítines, convenciones, encuentros y reuniones varias a ver si se puede inmortalizar junto al jefe de turno. Estaba equivocado, porque compruebo que es manía extendida (ver otra foto).

En el 35º congreso, y escrito está en un artículo periodístico, ‘aposté’ por Bono. En este último me incliné por Chacón. Por lo que no deben preocuparse demasiado los posibles destinatarios de estas líneas porque también me incluyo en el capítulo de los perdedores. Lo mío viene de lejos. Y como expresé antes que ya voy por libre, cuando pierdo, es decir casi siempre, nadie arriesga con mis ‘arrancadas’. Me mando unos buches de campeonato.

La reciente encuesta del CIS señala que el PP ha perdido dos puntos en su valoración. Y que la mitad de los encuestados no confía en Mariano Rajoy. Es lo que se vende desde los círculos socialistas. Pero olvidan manifestar que el PSOE, aun estando en la oposición y casi sin haberse estrenado (a falta de líder), también desciende. Un fisco menos, pero decrece. Y lo que es peor, más del 70% no ve en Rubalcaba la solución. Se me alegará que restan casi cuatro años para la próxima cita con las urnas. A las que Alfredo llegará algo más cascado. Por lo que no tengo tan claro que pueda ser el contrincante ideal para los populares. Sí, cierto es que Mariano ganó a la tercera. Mas en esta caso que nos atañe, demasiada espera para quien en ese entonces esté muy cerca de los setenta.

Sin señalarlo directamente, quienes han tomado las riendas del partido son los que achacan a Zapatero la causa de la derrota del pasado mes de noviembre. También los otros que perdieron. Ni a estos ni a aquellos, que remaron juntos en la misma lancha, les interesa airearlo demasiado. Aunque después, en ‘petit comité’ y echándote el cortado, la crisis y José Luis se reparten, a medias, el desaguisado. Y observando el patetismo del expresidente y exsecretario (general) en su defensa de la gestión, nos extraña sobremanera que se la hayan aprobado por una mayoría aplastante. Esas son las incongruencias de algo denominado aparato. Porque el exiguo resultado de las generales (110 diputados) bien se merecía un órdago de mayor calibre. Puede que sea la generosidad con el que se va,  no hacer leña del árbol caído. Lo malo es que hemos pasado página al periodo zapaterista y en triple mortal hacia atrás se recala, de la mano de Felipe y Alfonso, en la prehistoria. Desde antes de haber fichado yo. Luego me dio tiempo de ‘desficharme’. Y de ambas cosas estoy casi olvidado. Lo dicho: Era Terciaria, siglo arriba, siglo abajo.

Han acordado celebrar primarias (ya veremos cuáles serán los condicionantes) para elegir al candidato a la presidencia del gobierno. Con los mimbres actuales (mucho tendrá que cambiar el caminar de la perrita), el líder del PP puede permitirse el lujo de seguir desaparecido, oculto, que sin necesidad de hacer acto de presencia, ni siquiera en campaña electoral, alcanzará de nuevo una sonada victoria. A no ser que los ‘simpatizantes’ tengan la fuerza suficiente como para desdecir a los militantes (socialistas).

Parece ser que el número de esos militantes aludidos es cada vez menor. Nada extraño, pues ya se sabe que si el chiringuito no da, a intentar ordeñar otras vacas. Y ello conlleva la felicidad plena de los que se quedan, porque aun estando en la oposición de cualquier institución, la legislación (que nadie se atreve a cambiar) les busca los resquicios adecuados para que todos sigan colocados y cobrando, y bien, del erario público.

Ninguna novedad debemos esperar en los próximos congresos regionales e insulares. Los primeros pactarán con Paulino (¿otra vez, maestro?), los de cada isla seguirán al acecho por si la formación que más votos obtenga no alcanza la mayoría absoluta en cabildos y ayuntamientos. Con tales antecedentes, no sé de qué demonios me quejo cuando escribo sobre la apatía en los movimientos asociativos. Tal para cual.

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