Como este fin de semana voy a estar entretenido, o lo
mismo me tomo un descanso, y como, más concretamente, mañana sábado se va a
celebrar un acto en mi pueblo por el que se hará efectivo cierto acuerdo
plenario, me ocupo hoy de ciertos dimes y diretes que circulan por esta
población norteña.
Creo que ya estamos meando por fuera de la bacinilla.
Porque si legítimo es el que unos ciudadanos demanden de su ayuntamiento el que
se rotule una calle con el nombre de tal o cual persona –personaje o
personalidad–, también deberá serlo el que haya otros, de aquí o de más allá
–yo mismo, mero ejemplo–, que no comulguen con la idea y, por consiguiente, se
manifiesten radicalmente en contra. Y ello no da derecho a los unos o a los
otros a que se pongan a caldo de gallina. Y tan lícito es que si de los 21
concejales de una corporación, once deciden llevar adelante la propuesta, no lo
es menos la resolución de los otros diez, bien absteniéndose, bien haciéndolo
de manera negativa.
Lo anterior, que parece de lo más normal en cualquier
sistema democrático, no acaba de ser entendido, fundamentalmente, por quienes
abogaron en su día por remitir el primer escrito a las Casas Consistoriales. No
me extraña lo más mínimo cuando se concluyen las argumentaciones con los
calificativos de rigor para con cierto
medio señalando que es “grande y libre”. Como ya teníamos meridianamente claro
que es único, el lema, y título del post, está servido.
La emisora municipal Radio Realejos se ha destacado
desde sus inicios, al menos tanto como cualquier otro medio (de los que se
jactan en propagar bondades), por dar participación a todo cuanto quiera
expresar opiniones. Yo he sido uno de ellos. Jamás hubo cortapisa alguna. Ni
llamadas al orden. Parece, pues, obvio manifestar que cada portavoz de los
diferentes grupos del ayuntamiento plantee sus ideas y proyectos como si lo
estuviera haciendo en el salón de plenos. Ni más ni menos.
No se me ocurriría jamás, aun discrepando de ciertos
pareceres, tildar a nadie de charlatán (en la acepción más peyorativa), porque,
como contrapartida más de uno puede pensar que aquellos que escribimos lo
hacemos, igualmente, sin ningún tipo de sustancia (gris). Dejemos la fiesta en
paz, a lo hecho pecho, porque plumíferos (unos más que otros), la tira.
Y este de ha bastante, afortunadamente sin negro (más
vale solo que mal acompañado), escribió en este mismo cuarto (ya llegaré a
medio algún día) hace unas fechas: Siento
haber pasado a la lista negra, si no lo estaba ya. Pero me consterna que en mi
pueblo, noble por excelencia, se haya supeditado su máxima institución a las
posibles arengas viperinas de rigor. Considérenme otro antipatriota de esos que
“tanto odian al pueblo negando los derechos de los canarios”. Menos mal que nos
dejó los izquierdos. Hasta que le dé la venada, Los Realejos será un pueblo
excelente y tendremos generosos espacios en las páginas del Norte (y resto de
puntos cardinales). Cuando se le viren las tornas –lo mismo el día 11 de
febrero a partir de las doce y cuarto–, agárrate que vienen curvas. Aunque las
paradojas del destino hicieran posible que aquí, un 25 de julio de 1496, haya
ocurrido lo que los historiadores nos indican. Mejor, así tenemos calles de
variopintos menceyes. Alguno, incluso, al tiempo que independentista y promotor
de la república bananera guanche (excluyendo Canaria), acérrimo defensor de
postulados más ‘populares’. ¡Nacionalidad!
Gracias al amigo Álvaro Hernández Díaz me enteré hace
poco que soy el cuarto de una lista de cuatro sujetos que figuran en el
apartado de Literatura (de Los Realejos) en la Guía de recursos y espacios
culturales, editada por el Cabildo y Gobierno de Canarias en 1995. Ha llovido un fisco
y lo mismo ahora soy el vigésimo (de veinte).
¡Ah!, yo fui colaborador de El Día. Durante muchos
años. Y puede que más tarde o más temprano publique una selección de los
mismos. Ya lo han hecho otros. Mi esperanza es que no tenga que pedir permiso a
nadie. Como jamás me ha gustado el pasteleo (sin dobles), cuando he leído los
tres fragmentos que seguidamente reproduzco (y que están a años luz de lo
esgrimido en el párrafo precedente), aunque no los compartí, en absoluto, ni me
rasgué las vestiduras ni inicié el proceso de adjetivación al que tan dados son
algunos
a) En un
próximo comentario y en las palabras de inauguración y rotulación de la calle
que le ha concedido el Ilustre Ayuntamiento de Los Realejos al editor y
director de EL DÍA, José Rodríguez, además de sus naturales y expresivas y
sinceras palabras de gratitud al partido que aprobó con su mayoría la distinción
otorgada, y al pueblo en general, hablará también del rencor del incompetente y
necio político de CC que ha desgraciado a Canarias, Paulino Rivero, y del odio
que anida en las cabezas de los socialistas políticos, que no humanistas, y de
la izquierda comunista, antipatriotas que tanto odian al pueblo negando los
derechos de los canarios.
b) Hay otras
personas que también tendrán sus calles, hijos de este pueblo tristemente
fallecidos, pero creo que es de justicia dar prioridad a una persona tan
querida como don José Rodríguez, quien lleva desde 1997 esperando que esta
propuesta vecinal tuviera la consideración de los políticos realejeros. Al
final hemos leído quiénes se oponen. Son quienes no cuentan con el apoyo de las
urnas, y que el PP ahora, con mayoría, les ha dado una excelente lección
democrática.
c) Esta calle
de Los Realejos, cuya placa va a descubrirse el día 11 próximo con el nombre de
José Rodríguez Ramírez, significa un merecidísimo reconocimiento a un hombre
bueno, enérgico en la defensa de su isla, dueño de un sentido del humor que
mucha gente ignora, capaz y gran empresario. Algunos politicastros y otros
plumillas de medio pelo han intentado cortar el sprint de EL DÍA y de su
director. Pero será imposible mientras tenga aliento y mientras existan
tinerfeños y canarios de bien que le apoyen. Yo soy feliz en esta columna; y
espero seguir disfrutando de la hospitalidad de Pepe muchos años. Con él y con
ustedes.
En fin. No se quejarán los ‘positivos’. He puesto tres.
Aunque no te lo creas, alguno de ellos fue otrora negativo. Pero virose (antes
llevaba tilde porque el pronombre enclítico era un cero a la izquierda; ahora
los académicos se dieron cuenta que es mera llana acabada en vocal) cual lisa.
Significa ello que lo mismo dentro de diez o quince años me compro un piso en
cierta calle… Chacho, ¿vas a empezar otra vez?
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