lunes, 16 de abril de 2012

Educar en familia

Mal síntoma el que el rey de España se caiga en vísperas del 81º aniversario de la proclamación de la II República. Como ellos son muy creyentes, habrá que aplicarle lo de castigo de Dios. Puede que sea el partigazo toda una premonición. Además deberá señalar al que le escribe los discursos que no esté mencionando los jóvenes en paro ni que todos somos iguales ante la ley, porque esta excursión africana a la caza y captura de elefantes descarriados viene a confirmar todo lo contrario a lo que se pretende predicar. Bonito ejemplo para añadir a los otros muchos con que nos brindan los políticos. Pero como en la anterior entrada aludía a la reina, voy a pasar al meollo de la cuestión, educar en familia (las otras, las más normales), no sea que la monarquía me fiche y me incluya en la lista de los indignados. ¿Otra vez?

Leí que las concejalías de Educación y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Garachico, en colaboración con el Plan Canario de Formación para Familia, ofrecen un año más el programa formativo para padres, madres y tutores “Educar en Familia 2012”. Y ahí tienen ustedes la foto que ratifica que se hallan en familia. ¿Has oído esa expresión, no? Como cuando a un mitin van tres afiliados. ¿Te suena?

Cinco madres, todo un éxito la convocatoria. No vayas a pensar que hacia la izquierda hay alguna más escondida. Ojalá. Bien sabes que la fotografía intenta siempre recoger el lugar donde se congrega el núcleo más numeroso. Además, no es el primer año que se celebran estas jornadas. Si la instantánea es buena muestra (la cara es el espejo del alma), habrá que plantearse muy seriamente la convocatoria, porque, a buen seguro, los conferenciantes no acuden gratis a las respectivas charlas.

Dos concejalías implicadas, con la ayuda del gobierno de Canarias, y o se convocó la presentación en una hora inadecuada o no me va a quedar más remedio que ratificarme en mi vieja teoría sobre el problema educativo, a riesgo de que me tachen de parcial por aquello de donde hubo siempre queda.

La pata familiar del proceso educativo sigue en manos de la mujer. El padre tiene bastante con ir a trabajar. La disculpa le vale aun estando en el paro. Y las madres, a través de los colectivos que las representan (sube en la escala hasta Fitapa), siguen empeñadas en acogidas tempranas, actividades extraescolares y toda medida que suponga un alejamiento progresivo del infante. A lo que la Consejería de Educación siempre ha estado dispuesta y lo único que se ha conseguido es que el desarraigo familiar sea cada vez más patente. Ni los hijos conocen a los padres ni a la viceversa. Luego, siempre alcanzaremos la conclusión de que el profesorado  es el único culpable (cuídenmelo y que me lo devuelvan bañado y cenado).

Sigo leyendo: “Tanto la concejala responsable del área de Servicios Sociales, Candelaria Pérez (CC), como Elvis de León (CC), edil de Educación, han valorado de forma positiva este programa de formación destinado a padres, madres y tutores que se lleva realizando varios años en el municipio”. Y algo más: “Este taller puede ayudarnos a los padres a ver las cosas de otra manera. Nos abre puertas ante problemas que quizás los padres no sepamos solucionar, pues nos preocupa hasta qué punto puedan llegar nuestros hijos en la red. Creo que con este taller muchos padres, madres y tutores sabremos cómo comportarnos cuando nuestros hijos naveguen por Internet”.

Que sí, en la teoría todo eso queda muy bien, pero en la práctica es otro cantar bien diferente. Si ni siquiera hace falta inscripción previa y esta es toda la concurrencia (similar a la participación en las votaciones para elegir miembros de los consejos escolares), guárdenme un cachorro. En algo estaremos fallando. Y en tanto el pertinente examen de conciencia no sea lo suficientemente profundo, seguiremos despilfarrando los dineros públicos incluso en épocas de evidente crisis económica. Así no vamos a ninguna parte. Mientras, los chicos seguirán haciendo cuanto les venga en gana porque cualquier cosa les parecerá mucho más rentable que sentarse a estudiar. Uno, que se ha desenvuelto hasta el otro día en ese mundo se tira de los cuatro pelos que aún resisten champús y otros potingues cuando, a pesar de charlas, conferencias, cursillos, jornadas, seminarios, congresos… (sigue tú) cuando escucha a la mayoría de progenitores intentar justificarse con la clásica pregunta de ya hiciste la tarea. Ni que el infante fuera bobo. Será cualquier cosa menos eso. El día en que te responda negativamente es que tiene fiebre bastante alta y deberás llevarlo al médico de manera urgente.

Pero al juego se han prestado no solo los políticos, sino también los profesionales a los que se les presupone el sagrado deber de solventar tales papeletas Por ejemplo, no conozco un psicólogo que llame las cosas por su nombre, con un estilo directo y sencillo. No, mareará la perdiz, le dará unas dieciocho mil vueltas al asunto y obtendrá siempre la misma conclusión: llévelo a mi consulta para hacerle un estudio en profundidad. Te lo traduzco a mi lenguaje: son unos livianos. Hemos montado dieciocho mil chiringuitos, atacamos los problemas siempre de forma superficial (nos quedamos en la corteza) y nunca incidimos en el aspecto nuclear. Con lo sencillo que sería hacerle ver a los cónyuges que ser padres es algo más que el resultado de un instante placentero. Mira por donde acabo de bautizar a los causantes de la problemática como los resultados no previstos de un orgasmo a destiempo. Incluso la madre que me dijo, en aquellos lejanos tiempos en los que uno comenzaba esta aventura docente, que su hija era el producto de un condón picado, supo tratar esta difícil travesía de manera mucho más placentera que lo que acaece en estos instantes de borrasca permanente.

Todo, en resumen, se condensa en que hemos desterrado algo tan común como la lógica. En todas las facetas de la vida. Lo malo es que en esta que hoy hemos relatado los inconvenientes son mucho más notorios.

Si algún padre o madre no docente tiene acceso al contenido de este post, sepa que un servidor fue monje antes que fraile, o lo mismo simultaneé ambos cargos.

Anímense que ya hemos echado pa´tras medio mes de abril. Y en un rato, el verano. Vacaciones. Chacho, más suplicios. No veo la hora de que empiecen… ¿Te vuelve a sonar?

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