Aquí estoy en la capital tinerfeña, es 24 de abril,
martes, y hace cuatro días que me operaron de una hiperplasia benigna de
próstata en Hospiten (lo escucho siempre Hospitén, pero no atisbo la tilde en cuanta
información he hallado al respecto) Rambla. Para entendernos, y si pasas de los
cuarenta que te valga de consejo, a ciertas edades uno de los pocos órganos que
nos crece a los hombres es el antes expresado. Así que déjate de boberías y
acude al urólogo, que ya luego él te indicará los pasos a seguir.
Me he podido percatar en estos casi tres meses de
espera que existe un temor casi generalizado en manifestar abiertamente que se
tiene, o se ha tenido, algún tipo de disfunción causada por la misma porque se
la relaciona, en la mayoría de las ocasiones, mucho más con el aspecto sexual
que con el urinario. Y nadie soy yo para llevar la contraria en pareceres
tales, pero, y si me permiten el consabido contrapunto, nada hay mejor que mear
a gusto. Y ello se convierte en principio básico si tienes la desgracia, y ese
fue mi caso, de quedarte completamente trancado y sin aviso previo allá por el
8 de febrero, miércoles para más señas.
Y aquí, con esta miniatura que me regalaron en los
pasados Reyes, demasiado pequeño, a mi modo de ver y entender, para los años de
un servidor y para quienes ya disfrutamos, desde tiempo atrás, con la vista
cascada, que es algo más que cansada…
El
texto anterior, en cursiva, fue redactado, efectivamente, estando ingresado en
la 405 del centro hospitalario reseñado. Era el primer pinito de la escritura
tras la saja de rigor. Me cansé pronto por lo que ustedes pueden comprobar.
Luego pasé al modo tradicional en una libreta que me acompañaba (y salieron
unas décimas que cuando las haga llegar al personal que gentilmente me atendió
en la próxima visita del día 15 –San Isidro–, las colgaré en este mismo medio
para que ustedes se rían un fisco de las boberías que todavía se me siguen
ocurriendo) . Bueno, quien me acompañaba de verdad era mi mujer, que
manifiesta, tras aguantarme bien de cerca durante los ocho días (y siete
noches, cual si de un viaje del Imserso de tratara), que no me quejé demasiado,
lo cual es todo un éxito para ser mi primera vez que me alojo en dependencias
tales.
Pero ya
estoy aquí, liberado del colgajo (tú puedes leer sonda, que queda mucho más
fino, pero causa idéntica molestia) y volviendo a miccionar (tú puedes leer lo
otro, y lo mismo nos entendemos mejor) por mis propios medios.
He
bebido agua como para aborrecerla. Estuve, tras la operación, con tantas
tuberías que parecía esos lugares de las carreteras del Sur de la isla en la
que observamos cientos de canalizaciones para transportar el líquido elemento
(sitúate entre Guía de Isora y Adeje, por ejemplo). Pero el trabajo de
fontanería, como dice el urólogo, exige esos sacrificios y bien aceptados sean
cuando el resultado salta a la vista.
Nada
más llegar al pueblo, ayer por la tarde –tras un trayecto infernal desde La
Laguna con la lluvia y la niebla–, fui gentilmente recibido con unos fuegos de
artificio (qué menos para un realejero) de las fiestas de la Cruz del Peral.
Menos mal que ya me habían quitado los puntos, que si no me salta una grapa a
un ojo. Coño, estás comenzando a virarte para el otro lado, tras bastantes
sacrificios para agarrar la posición sin que la herida te haga mucha mella, y
te mandan un estampido que casi te hace caer de la cama. Este pueblo mío no
tiene remedio (aunque sí Remedios, virgen ella, eso dicen).
Bueno,
basta por hoy, que tampoco es cuestión de envalentonarse. Intentaremos retomar
la normalidad poco a poco. Algunos incondicionales preguntaron que dónde me
hallaba. Pues ya lo saben. No obstante, ya estoy aquí, en la quietud del hogar.
¡HOLA, JESÚS!:
ResponderEliminarNos alegra un montón saber que ya estas aquí, liberado del colgajo y volviendo a mear por tus propios medios, es decir, sin el dichoso colgajo artificial.
Salud para todos.
"Meo, luego existo" Me alegro que así sea.
ResponderEliminarOrlando
Me alegro de que hayas salido ya de este achaque de no veinteañero,yo tengo dos cosas pendientes, así que me has dejado el puesto libre.Yo que esperaba que con los trasplantes no íbamos a tener problemas.... total que a veces añoro y digo: quién fuera coche, se le rompe una pieza y siempre tiene recambio.
ResponderEliminarMe alegro de que vuelvas al redil.Estaba intrigada por lo de rajarte.Feliz regreso Don Jesús.Un saludo.Esther
ResponderEliminar"Profe", no sabía que había estado malito! Esta distancia que mala es, pero me alegro de que ya esté mejor, sin "colgajo" y recuperandose en casa. Un beso y cuidese mucho mucho mucho. Un besote! Sonsoles
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