sábado, 5 de mayo de 2012

Conglomerado (II)

No entiendo nada de fútbol, pero tengo ojos en la cara. Y veo y comparo. Y pienso y escribo. Pep Guardiola dijo este pasado miércoles, una vez el Madrid ganó en Bilbao y se proclamó campeón de la Liga (¿o ahora es competición regular?), que felicitaba al equipo blanco, que era el justo campeón, pero que se había callado muchas cosas a lo largo de la campaña. ¿Significa eso que volvemos a las andadas y Rajoy ha restituido el denominado equipo del régimen? ¿O es, acaso, que los árbitros han echado una manita para que este desenlace se produjera? Pues ya metidos en el ajo y comprobando cómo se las gasta el ganado que pulula por las tertulias de los medios de comunicación, y aprovechando que a Pepillo y Juanillo solo lo miran –y leen– los cuatro incondicionales de siempre, voy a dar también una –mi– opinión.

Vi casi todo el partido del Bilbao-Madrid. Y creo que los merengues –¿es todavía correcto esa definición?– merecieron volver a la capital de España con un resultado mucho más abultado. Un 2-6 hubiese sido lo correcto. Luego contemplé el amplio resumen del Barcelona-Málaga. En el que el argentino Messi, al que vamos a desterrar a las tierras de doña Cristina en desagravio por lo de Repsol y sin derecho a devolución, marcó tres goles, dos de ellos de penalti. Yo no sé decir, y mucho menos escribir, lo de hat-trick. Pues bien, los penaltis no existieron. Mejor, a cualquier otro equipo no se los hubiesen pitado ni estando el juez de la contienda jarto de grifa. Y en el último se parte de un clamoroso fuera de juego. ¿De qué se queja, entonces, Guardiola? No fue él, precisamente, un dechado de virtudes cuando daba patadas por esos campos. ¿Madridista yo? A estas alturas. Yo siempre soy del que va primero. Nada sé de colores, esquemas y tácticas. Lo que sí creo conveniente es que hay que modificar este invento, pues la diferencia entre Barça y Madrid sobre el resto es mucho más que evidente. También en deudas a la hacienda pública y a la seguridad social. Pero eso lo pagaremos nosotros, por mucho que el ministro se dedique a proclamar… boberías.

Unos 80 mil kilos de tomates fueron arrojados a la basura en Gran Canaria en estos días pasados. Todo para mantener los precios por lo que los cosecheros entienden como una política que favorece claramente a la producción marroquí. Y esta parece ser la mejor solución. Yo no lo entiendo, ¿y tú? Lo mismo ese mismo día tuvimos que ir todos nosotros al supermercado. Ya podrían habernos avisado, ¿no? O a quienes están pasando verdaderas dificultades en esta época problemática en la que nos hallamos inmersos. Se lo preguntaré al sargento Roberto Góiriz (5ª compañía, II batallón) en el CIR 15 (Hoya Fría), allá por 1973 (estaba yo de alférez en la 4ª). Como siempre que escucho sus declaraciones siempre se está quejando, lo mismo me lo explica, lo comprendo y me convence.

Ignacio Rodríguez, alcalde de La Matanza, en unas declaraciones radiofónicas, alega no entender la postura de entreguismo de su partido (PSC-PSOE) a nivel regional. Imagínate, pues, cómo estamos aquellos que en su día estuvimos y ahora no estamos. Bailamos sobre una pata sola en contemplar, un día sí y el otro también, los espectáculos gratuitos que nos brindan los dirigentes socialistas canarios. Sin rumbo, desnortados, siguiendo los dictados que marca Paulino y no percatándose de que hacen aquí lo contrario de lo que Rubalcaba (que lo cambien asimismo) propone en la federal. Y como se hallan bien acomodados en las respectivas parcelitas gubernamentales y parlamentarias, creen, ilusos, que un buen día el  electorado va a cambiar  y les volverá a dar su confianza. No sé si es que piensan que en esto funciona la magia y una varita mágica, con el aderezo de los consabidos polvitos, les va a sacar el conejo de la chistera. Olvidando, para mayor desgracia, que es en los pueblos donde debe sustentarse el apoyo que toda formación política requiere y necesita. Ellos –tus dirigentes, estimado alcalde– viven en un aparte. Porque es imposible que se dignen hablar con el pueblo, pues ya este les hubiese mostrado la cruda realidad y, al menos, hubiesen despertado de su profundo letargo siquiera por los minutos suficientes. Te das cuenta tú, me doy cuenta yo y se da cuenta todo el mundo, menos ellos, la casta. Te pongo un ejemplo que me queda mucho más cercano para ilustrarte la situación: Como bien sabes aquí en Los Realejos el PSOE gobernó desde 1979 hasta el 2003. Desde aquellos 15 concejales de 1983 han quedado reducidos a la mínima expresión de 3 ediles en una corporación de 21. Ya llevamos un año del actual mandato. ¿Te has percatado de algún movimiento que pueda comenzar a devolver la ilusión al pueblo, al electorado? Los resultados de mayo próximo pasado vinieron a señalar que los realejeros no confiaron en los cuatro que encabezaron la candidatura y que se correspondían con el 66,66 % de los socialistas que formaron parte del período 2007-2011. Tanto que solo, como antes indiqué, salieron tres elegidos. Que ahí  siguen mientras la comisión ejecutiva local (de las superiores ya me dirás) parece mirar para otro lado. Lo mismo aspiran a repetir en puestos de privilegio en 2015. ¿Tan ciegos están como para no percatarse de una realidad que no requiere espejuelos?

En fin, ¿para qué seguir? Si no somos capaces de autoconvencernos de que se puede prestar un gran servicio a la sociedad dando un paso al lado, malo, malo y peor. Feliz domingo.

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