miércoles, 23 de mayo de 2012

Luis, mí no entender

Redacto estas líneas en la mañana del martes (22 de mayo). Acabo de escuchar por la radio las explicaciones –justificaciones–  de Sebastián Ledesma por las que todo concejal de los grupos de la oposición debe permanecer callado para siempre jamás porque el programa del Partido Popular no admite discusiones. Y es el único válido. Se atreve, osado de él, a poner en solfa a los que se inmiscuyen en los resbaladizos terrenos de cuestionar unos gastos que estiman podrían haberse evitado. Y lanza, sin reparo alguno, la máxima del ‘y tú más’, de la que son –y han sido– expertos en grado sumo, poniéndola en boca del enemigo político. No me extraña, estimado Chano, que un portuense de nuevo cuño (permíteme el símil: una gaviota de la charca crusantera afincada en El Penitente), haya asimilado prontamente los postulados que se practican a la orilla de la mar océana y que tan buenos resultados han dado la otrora Ciudad Turística.
Es una nimiedad el ‘despilfarro’ telefónico del compañero Luismi al lado de las mariscadas fiturianas. Pues al juzgado si tienes pruebas de ello. ¿A qué esperas? Estas actitudes nos recuerdan las excusas pueriles que esgrimíamos cuando cometíamos cualquier trastada en nuestra época de estudiantes. Que no difieren mucho de las que observo en los infantes de ahora mismo. Y como los señores concejales, a pesar de su plena dedicación a la gestión pública (sin reírte, por favor), no dan más de sí, pues dan más de no.
No conforme el concejal parlanchín y adicto (a la Red) con las generosas entrevistas que le hacen sus afines en los medios de comunicación (privados y públicos), se nos descuelga el edil de Recursos Humanos del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Luis Miguel Rodríguez (PP), con una respuesta a la Junta de Personal que lo único que consigue es que le sigan afeando su proceder con el móvil. Declara que el nuevo contrato para la gestión del Servicio de Prevención y Vigilancia de la Salud del personal municipal, "permitirá generar un ahorro al consistorio". ¿Se habrá mirado al espejo alguna vez este hombre? ¿Cómo puede hablar de ahorro quien se permite el lujo de despilfarrar los recursos de un ayuntamiento que debe más de veinte millones de euros? Hazme el favor de coger ese artilugio que tan bien dominas (yo creía que tenía tarifa plana) y llama a los organizadores de los festivales internacionales de folclore ‘Arautápala’ y explícales el porqué se le debe desde la edición de 2008. No, lo mismo me insinúas que eso es competencia de Juan Carlos Marrero. Yo fui, no me di (de) cuenta.
El texto que a continuación inserto en cursiva lo he copiado de un periódico insular: Rodríguez responde así a la acusación realizada la semana pasada por la junta de "dejar a los trabajadores sin este servicio básico". "Teníamos un contrato con una empresa para más de 420 trabajadores. Estaba terminado y se prorrogaba continuamente, a pesar de que ya no contábamos con tanto personal. Simplemente hemos sacado a concurso ese contrato para que se presenten las mutuas y empresas que lo deseen. Ahora está en fase de fiscalización y se elegirá la mejor oferta para los intereses del ayuntamiento", indicó. Según sostiene el edil, "en ninguna normativa se dice que el ayuntamiento tenga que dar cuenta a los trabajadores de esa contratación. No dependemos ni de la Junta de Personal ni del Comité de Seguridad y Salud". Respecto a su intervención en la reunión del citado comité, Rodríguez afirma que la intención de los trabajadores era "destituirme a mí y nombrar presidente a un miembro de la oposición, pero como el ayuntamiento estaba en minoría, decidí suspender la reunión, que no llegó ni siquiera a empezar. Los que actuaron de manera airada fueron ellos". Para Rodríguez, "los únicos irresponsables y temerarios son los miembros de la Junta de Personal, que a mi juicio no representan a los funcionarios y tratan de focalizar todo en mí por animadversión personal".
Fíjense ustedes que se permite el lujo de mencionar vocablos como fiscalización, ahorro, irresponsables, temerarios. Me tienen manía, maestro, se meten conmigo en el recreo y me dicen cosas. Me voy a olvidar de lo que realmente quería escribir y me limitaré a mencionar lo de la desvergüenza de quienes subidos al machito del poder se creen legitimados para actuar con esta desfachatez. Y para mayor desgracia, ciertos lenguaraces que vituperan por las ondas hertzianas consignas de ‘todos los políticos son iguales’, hacen un alto en el camino, establecen el paréntesis de rigor y disculpan y obvian ciertos deslices porque ellos también cierto día se despistaron con su BlackBerry (a lo peor no se escribe así).
Nada me puede extrañar, dado que a Marcos, Sebastián y resto de la tropa gubernamental les parece correcto que baste con un ‘me equivoqué’ y devuelva (que yo lo vea) lo que le parezca conveniente, que los grupos de la oposición hayan solicitado, conjuntamente, la dimisión del concejal gastón. Por higiene política, por ética, por estética, por decencia, por coherencia, por imagen… ¿Cómo se puede negociar nada cuando tú no predicas con el ejemplo? ¿Qué sacrificios y exigencias puedes demandar del trabajador municipal cuando tú te has pasado la coherencia por los bajos  de los calzoncillos?
Y Lope, callado. Y Sandra, callada.
También escuché a Adolfo, portavoz del grupo popular en el ayuntamiento realejero, con el que coincido en su argumentación acerca de la inoportunidad de los socialistas (creo que sus Juventudes) en el tema del cierre de la plaza de Piloto y su cruzada decimonónica en Facebook para justificar los botellones. ¿Con vasos de plástico reutilizables? Sean consecuentes. Si los veo permanentemente en la sede de la Avenida de Canarias, ¿cómo no se habían enterado del plan de seguridad de las fiestas? O vuelve a imperar el sentido común o mejor será pegarnos un tiro de leche en polvo y morirnos… de blanco (satén, o con su blanca palidez, ¿te acuerdas?).

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