jueves, 21 de junio de 2012

No falla

Como Rajoy sigue insistiendo en que, por ahora, no piensa seguir las recomendaciones del FMI (Fondo Monetario Internacional), pónganle el cuño a que dentro de unos días tendremos subida del IVA. Y como ya el Gobierno de Canarias, para compensar, nos dará en breves fechas otro sablazo con el IGIC, amén de salarios, pensiones, prestaciones sociales de toda índole y cuantos otros varios ronden por sus ilustres seseras, pues lo dicho: no falla. A este paso me temo muy mucho que no vayamos a ver reducido el déficit hasta los extremos que dicta la economía. Y no porque no seamos capaces de cumplir con todas las restricciones que nos imponen, sino por otra razón mucho más elemental: nos están suprimiendo tanto que palmaremos antes de alcanzar la meta. Y lo más gracioso (¿o macabro?) será que para ese entonces estaremos todos en el paro, con lo que adoptar la posición horizontal perenne no deberá suponernos mayor esfuerzo. Pobre sepulturero que ni siquiera tendrá ayudante para el exceso de trabajo. Sí, tendrá ese gremio el raro privilegio, junto a los políticos, de ser el único en activo.
Iba ayer para Santa Cruz por la mañana y escuchaba unas declaraciones del portavoz de CC en el ayuntamiento realejero. Ignoro qué prensa ha leído en estos días pasados porque achacaba a ciertos plumillas la información tergiversada que se había facilitado del congreso del pasado fin de semana. Pues yo, que debo tener más tiempo, lo he leído todo, he escuchado todo y he visto todo. Y todos han coincidido. Incluso en la tele autonómica se atrevieron a preguntar por lo de la división, la posible fractura. Lo dicho: no falla. Ante las evidencias, vuelta a la tortilla y ejercicio sublime de democracia interna. Tanta que nombraron secretario de no sé qué al senador herreño Narvay Quintero (debía estar mandándose un baño en El Tamaduste pues su formación política –Agrupación Herreña Independiente– se había escindido por enésima vez de CC) a sabiendas de que eso es motivo más que suficiente para impugnar todo lo acordado. Lo malo es que solo hay tímidos amagos porque nadie quiere perder puestos bien remunerados y la mayoría de compromisarios son fieles ejemplos de representantes en diferentes instituciones públicas.
Puede que cuando estés leyendo estas líneas ya Carlos Dívar se haya marchado, más por las presiones que por convicciones propias. Pero lo que se nos viene encima no será, precisamente, un camino “de Rosa”. El señor Fernando, que ya ejercía de presidente del Consejo General del Poder Judicial en diferentes intervenciones ante los medios de comunicación desde varios días antes, me temo tenga mucho más de político que de jurista. Y no creo que esté el máximo órgano del poder judicial para mayores zarandeos. Pues los andares de la Comunidad valenciana, de la que el señor De Rosa fue elemento destacado, no está como para servirnos de ejemplo de nada. Lo dicho: no falla. En este país tan necesitado de espejos en los que podamos mirarnos e inyectarnos unas pequeñas dosis de ilusión, ni los jueces están por la labor. El que menos corre, acaba en Puerto Banús pegándose unos meneos en cuchipandas bien surtidas.
Apareció el concejal de Arrecife que se hallaba de periplo naviero por El Caribe y alegó en su descargo que el desconocimiento de las nuevas tecnologías (no me lo creo en quien se va en su yate tan lejos de su casa) le había hecho gastar muchos euros en el móvil. No, en el suyo no, en el del consistorio. ¿Verdad que te acordaste de otro más cercano? Lo dicho: no falla, no tienen vergüenza. Y a todas estas surgió la figura de otro ínclito al que bastantes conocemos de sus tristes actuaciones cuando el incendio de 1983. Desde aquel entonces prepotente –en sus escritos– y comprobamos que no se le ha quitado ni un fisco. Al que fuera secretario general de la agrupación socialista realejera, José Antonio García Déniz, lo puso a caer de un burro porque la asamblea local le había reprobado sus nefasta gestión de aquel triste suceso. Ahora arremete contra Felipe Campos, ese abogado –al que no conozco absolutamente de nada– que es protagonista en todos los periódicos digitales por sus cruzadas contra lo que él denomina el régimen. Te remito, sobre todo, a San Borondón y al Digital de Canarias y tendrás debida composición de lugar. Como leí la carta en la que lo llama de todo menos bonito y saco mis propias conclusiones, estimo que la soberbia del herreño se destila en cada uno de sus párrafos y me temo que, en el fondo, es un ataque de celos (profesionales) furibundo. Eligio, exfiscal general del Estado, es el yo elevado a mucho más de la enésima y no permite ni que Barbuzano ni el Pollito de La Frontera le hagan la más mínima sombra. No falla en nada, ni siquiera en los estrepitosos fracasos obtenidos en la defensa de ciertas causas. Se atreve, en el colmo de la desfachatez, a prejuzgar la posible respuesta a su misiva: será una sarta de insultos que demostrará la mediocridad del individuo. Y  ni una línea más; no seré yo quien te estrelle.
El que no falla es el Defensor del Pueblo en Andalucía, José Chamizo, cuando expresa con rotundidad que el pueblo está hasta el gorro de los políticos. Santa razón. Se lo debería mandar por escrito –como carta abierta podría ser– a quien casi lo proponen para Diputado del Común en estas tierras y al que cierto periodista calificó como hombre de consenso y de diálogo. Chiquita falta de ignorancia. Y ya está.
No falla: hemos concluido y hete aquí el final.

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