viernes, 28 de septiembre de 2012

No puede estar bien

Cada vez que algo se sale de los cauces que podrían considerarse normales, surge una plataforma reivindicativa. Y ello, que en principio no es malo, se ha choteado de tal manera que ya de nada vale el que las manifestaciones cuenten con tantos o cuantos asistentes. Máxime cuando la disparidad en la evaluación de la masa humana es de tal calibre que raya el esperpento.
Eso, junto a la sentencia del incombustible Pepe Segura, acerca de que “es necesaria una reforma integral del sistema energético de nuestro país”, me ha conducido a redactar estas líneas. Que, a buen seguro, tendrán una incidencia que guardará proporcionalidad directa con los éxitos de tantas y tantas que se suceden en el solar patrio.
Estimo, pues, conveniente y oportuno abrir un debate en torno a la figura del presidente que en estos momentos habita en La Moncloa. El relacionado con su homólogo autonómico vendrá por añadidura, será una consecuencia del que ahora emprende su andadura y que estimo (por optimismo que no quede) que antes de finalizar el año habrá concluido para general regocijo tanto de los que salen a la calle como de los que no.
Ahí lo tienen ustedes en la foto al más puro estilo Groucho Marx. Y no lo expreso por lo del puro, ni siquiera por la inteligencia (del cómico), sino por las actitudes, o por las interpretaciones, que ya dudo de casi todo. Si cuando contemplábamos escenas de las películas protagonizadas por los célebres hermanos (más madera, que es la guerra), estimábamos que semejantes disparates no podrían ocurrir jamás en la vida real, deberemos colegir ahora en 2012 que estábamos completamente equivocados.
Y la propuesta que lanzo no es otra sino la de cuestionarse si este hombre (a la sazón, nuestro presidente; que lo sea también de los populares ya me importa menos) está bien, si es consciente de lo que dice, si los mensajes que nos envía son producto de sus asesores o una mera ocurrencia. Hemos alcanzado tal grado de enajenación (mental) que somos capaces de tragarnos el que nos diga este sujeto, el del puro, una cosa y cambiar de opinión a los cinco minutos sin ni siquiera inmutarnos. Y no puede ser eso normal. Aquí está ocurriendo algo raro. O él es el único cuerdo en la sociedad española y todos los demás (salvo el indefinido círculo de sus más allegados) estamos como cabras hartas de papeles (majaras perdidos, vamos), o al revés. Y como tal sentencia, la primera, es completamente inviable, no queda otra que pensar que es el tal Mariano quien no debe tener las tejas bien puestas. Yo creo que es producto del tinte, que le hace perder sensibilidad. Debe ser por lo que no se tiñe la barba, para que el regustito de las caladas (como los vasos de vino de Aznar) le siga produciendo orgasmos nicotínicos en su fuero interno.
Y no creo exagerar ni un tanto así, puesto que tras la quinta  o sexta chupada soltó la felicitación a todos los que no se manifestaron en los alrededores del Congreso. Porque, según su creencia, tal conglomerado comulgaba con sus tesis marxianas. Y entre los no aporreados (por cierto, vaya boutade; o sin rodeos, vaya mariconada la enhorabuena a la actuación de la policía) se hallaba un servidor, que por razones más que obvias de recortes y congelación no pudo ir a la Carrera de San Jerónimo. Y tal circunstancia, por lo visto, le ha hecho pensar al gallego que estoy con él. Intentaré hablar con Manolo (presidente insular) o Adolfo (presidente local) por si fueron ellos los que le remitieron telegrama al efecto. Oye, ahora que me acuerdo, qué diferentes pareceres y procederes a medida que están más cerca de los administrados. Por algún sitio hay gato encerrado, ¿no crees?
Primero voy a lanzar la idea desde el blog. Todos aquellos que no comenten nada, siguiendo la teoría esbozada en el párrafo anterior, coincidirán con mi argumento. Luego lo publicaré en Facebook y Twitter. Y quienes no sean amigos o seguidores, a saber, el 99,9999% de la población española, como no podrán rebatirme por no tener acceso al muro (pared, pizarra, libreta…), ídem de ídem. ¿Tú lo vas cogiendo, no? Grano a grano…
Et une merde. Si todo fuera tal y como sus eminencias estiman, esta bola que echo a rodar se iría incrementando hasta extremos insospechados. Tanto que en un par de semanas Rajoy –y su tropa– estaría con otros ‘registros’. De tal suerte, y por extensión, otros muchos se irían, asimismo a hacer… ganchillo.
Logrado lo cual, en la frasecita del otrora capitán, in pectore, del correíllo La Palma permutaremos el adjetivo ‘energético’ por el de ‘político’ y daremos comienzo a una nueva era.
Aquellos que dimos unos primeros pasos por los años setenta del siglo pasado, argumentábamos que íbamos a desterrar las perpetuidades políticas, en clara alusión a los dirigentes municipales de la época franquista. Debo, en lógica consecuencia, felicitar a los mediocres que han sido capaz de aguantarse en la etapa democrática, algunos desde el periodo constituyente. El fruto de sus capacidades y rendimientos a la vista está. Para volver a prestigiar la política es menester limpiar mucha morralla (en mi particular acepción significa mugre).
Feliz fin de semana. Y a los jubilados, un consejo: no se las prometan muy felices con respecto a la pensión: podemos cambiar de opinión en cualquier momento. Recuerden las películas del destape: eran exigencias del guión.

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