Tras la celebración de elecciones en Galicia y
País Vasco, ha comenzado el debate socialista. Pero, como siempre, al revés.
Siguen empeñados en buscar un líder. Que también es necesario, no te digo que
no. Mas la sociedad lo que demanda son ideas, proyectos y fórmulas para salir
del atolladero. Y si el PSOE no demuestra que es capaz de salir del suyo, ¿cómo
va a convencer al resto de la población? Tendremos abstención para rato. Y como
segundos, los populares. Como la ley electoral no permite que gobiernen los que
se inhiben, haremos bueno a Rajoy. Y ese difícil logro sí hay que reconocérselo
al ejército de Rubalcaba.
Hagamos un repaso. En el último trimestre del
año 2000 tenía la oportunidad de hacer este comentario en Radio Realejos:
“Creo que bajan revueltas las aguas en el río
socialista. Y algo indicábamos hace unas semanas. Porque el denominado efecto
Zapatero parece no haber surtido efecto en esta peña atlántica. Cuando se
valora al Secretario General nacional por encima del propio presidente del Gobierno,
aquí nos empeñamos en caminar hacia atrás. El complejo de cangrejos que nos ha
entrado es ya de carácter preocupante.
Tras el último Congreso Insular, lejos de
haberse tranquilizado la situación, da la impresión de ir todo de patas. Y para
muestra unos botones:
No hay tranquilidad en la agrupación
realejera, donde los recambios no se ven por lado alguno. Siguen los
enfrentamientos entre dos sectores perfectamente decantados: los de ahora y
algunos de los de antes. Y uno, que fue del grupo de los viejos roqueros, se
pregunta que dónde están los del futuro. Que a la vuelta de la esquina deberán
regir los destinos del municipio. Porque no me entra en mis atrofiados esquemas
mentales que la sustitución de los que ya llevan demasiado tiempo en las
excelentes poltronas del edificio de la Avda. de Canarias, sean precisamente los que
estuvieron en el viejo edificio de la
Plaza de la
Unión. Ya puestos, este comentarista radiofónico podría
esgrimir que él también fue. E incluso plantearse la posibilidad de la vuelta.
Al menos cuenta seguro con dos votos: el suyo propio y el de otro viejo
tertuliano de esta emisora en los sábados por la mañana, D. Agustín, por
supuesto, al que saludo cordialmente, al tiempo que le agradezco la vieja
admiración. Él sabe que es compartida. Y como por aquí tenemos la costumbre de
esperar a última hora e ir por los barrios, léase, asociaciones de vecinos,
rescatando a personajes pseudopopulares –la ideología es lo de menos– para
incluirlos en las listas, pues, lo dicho, negro porvenir. Casi tanto como los
sobacos de un grillo.
A nivel de cabildo tinerfeño, más de lo mismo.
El intento para defenestrar al portavoz del grupo socialista, Melchor Núñez,
raya el esperpento. Se dilucida a través de los medios de comunicación y los
recados van en uno u otro sentido como dardos envenenados. Los periodistas se
frotan las manos y la cúpula insular del PSOE haciendo el ridículo más
espantoso. Parece que Santiago Pérez, que también lleva unos dos mil años en
esto de la política, quiere implantar la fórmula lagunera. Que no es modelo a
imitar, precisamente. Donde unos jóvenes acompañantes se limitan a despotricar
contra todo lo que se mueve. Si para eso quieren a la juventud, guárdenme un
cachorro. El congreso insular último no fue capaz de cicatrizar las heridas y
ahora cada cual se siente legitimado para hacer cuanto le venga en gana. Y los
que ocupan poltronas desde tiempo atrás, no quieren depositar sus ilustres
posaderas en otros lugares menos confortables. Aquello de que un arregosto es
malo de quitar, ha vuelto a funcionar. Y hay más de un arregostado que no
quiere bajarse del machito. Porque la vaca sigue dando leche a un ritmo
considerable.
En el municipio sureño de Arona, donde la vaca
de la construcción es más lechera que en cualquier otro sitio, ya se produjo la
deserción de Manolo Barrios y algunos acompañantes. Y eso que están en la
oposición. De haber estado en el gobierno, las puñaladas hubiesen sido mortales
de necesidad. Así, el amigo Miguel, alcalde aronero, cree vislumbrar su futuro
con mayor claridad. La propia oposición, como vulgarmente se dice, se lo está
poniendo a huevo. Tanto que no se plantea en su horizonte inmediato una vuelta
a las aulas del colegio.
En fin, los arribistas de siempre, como dijo
uno de mis alumnos en un trabajo de lengua, jodiendo
la pavana y no retirándose para dejar paso a los jóvenes suficientemente
preparados, que los hay, y muchos. Y si con Asambleas supuestamente amañadas
logramos sentirnos legitimados per sécula seculórum, apaga la vela y vámonos.
Puede, queridos amigos, que me esté volviendo
más escéptico aún. Pero la sensación de que la política se engolfa cada día
más, está en cada rincón, en cada esquina. Y me ronda la cabeza con mucha
frecuencia. Y eso es malo. A este paso, la mediocridad pasaría a convertirse en
lo normal. Me gustaría tener algo más. Como a casi todos”.
Después de 12 años, ¿hemos cambiado algo,
aparte de los personajes saltimbanquis?
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