Leí que el
proyecto para el abastecimiento de energía hidroeólica en la isla de El Hierro
será una pronta realidad y que en breve se iniciarán las primeras pruebas que
conducirán al ‘acople’ definitivo a la
red. Aunque este proceso último, que a
simple vista parece algo sencillo, es, sin embargo, bastante complicado porque
hay que combinar, explica José Manuel Quintero, consejero delegado de Gorona
del Viento, la energía eólica con las turbinas de elevación y después
de llenar los depósitos hay que probar, una a una, las turbinas y luego los
aerogeneradores. Ya se está llenando el depósito superior con los excedentes
del agua de abastecimiento para iniciar estas pruebas internas durante el
primer trimestre de 2013. En ese periodo se pretende probar las turbinas al 40%
para, ya en el segundo trimestre del próximo año, llevar a cabo la prueba de
fuego comenzando a verter energía a la red. Excusa el señalar que el texto
en cursiva lo copié tal cual de Canarias7.
Como dejé
ayer manifestado que he estado unos días en esa isla, indico que leí con
detenimiento la información que aparece en varios paneles, tanto en las
inmediaciones de los aerogeneradores como en el depósito (superior), y no tengo
demasiado claro que los cinco artilugios sean capaces de abastecer el consumo total
insular de energía eléctrica. Y mucho menos cuando no circule el aire
suficiente y haya que recurrir al trasvase del agua. Parece que no es solo este
humilde aprendiz de ‘escribiente’ el que sigue la línea de incredulidad trazada
por Saulo de Tarso cuando se cayó del caballo camino de Damasco. Porque existe
más de un técnico, al menos tan ingeniero como los autores de este proyecto
novedoso, que parece no coincidir con ese optimismo generalizado. La ventaja,
por si no se logra alcanzar el porcentaje estipulado y habrá que conformarse
con uno mucho más reducido, es que esta vez Soria (por lo del pacto en el
Cabildo herreño) no podrá cobijarse bajo el manto de la herencia recibida. Eso
sí, Paulino saltará, cual avezado quíquere, para corregir a Alpidio por no
haberse acogido a las directrices regionales y pactar con Belén.
Mis serias
dudas, asimismo, acerca de la aseveración del secretario de acción sindical de la Unión de Profesionales de la Comunicación en
Canarias, Héctor Fajardo, quien señala que los periodistas han pecado de
soberbia y orgullo. No me lo acabo de creer si la inmensa mayoría no osa abrir
la boca para intentar seguir subsistiendo con el raquítico sueldo. Y los más
sostienen la alcachofa y poco margen de resto. Ni siquiera se atreven a
preguntar lo obvio en las ruedas de prensa no sea que el político de turno se
chive al empresario, bajo amenaza de cortarle el suministro de inyecciones. Las
cartas están marcadas de antemano y las jugadas son bastante previsibles, por
lo que no ha lugar a desvíos del guion establecido. Ojalá tuviesen, como
mínimo, el orgullo de ser periodistas y no meros asalariados. Lo de la
soberbia, como no sea en los tertulianos pluriempleados, no lo acabo de
entender. Inconvenientes de mi periodismo, tan anquilosado como escaso. Y de
andar por casa.
Lo acontecido
con el grupo teatral Abubukaka podría ser de risa si no fuera porque el afer
guarda relación con mi queridísima y estimadísima televisión canaria. A la que
profeso casi tantas simpatías como las que destilaba a otra que se halla
guardando un riguroso luto. El botellón de Julián, incluido el trance de la
colisión canaria, ha de añadirse a las galas, fiestas, quiero ser como Pepe,
claves, revoltosas, informativos y otras series de esperpentos con las que Willy
intenta justificar ese sueldo al que todos ansiamos pero que permanece a años
luz de nuestras más sanas y buenas intenciones. Otra montada, otra parafernalia
en la que ni doy ni quito razones. Otra bazofia que sumar al carro de los
despropósitos. Y los socialistas contentos como niños con zapatos nuevos. No
saben, no contestan.
Manuel
Domínguez, alcalde realejero, se ha enfadado porque un pino se interpuso en el
trayecto de un cable de alta tensión y se provocó un incendio forestal en la
zona de La Azadilla. Que
fue apagado con el auxilio de otras redes (sociales), entre ellas, y de manera
significativa, Facebook. Como en todo suceso que se precie, la culpa no es de
nadie pero es de todos. Yo no fui que fuiste tú, se repite por parte de todos
los políticos, sin excepción. Y a los despropósitos verbales de la alcaldía se
sumaron, como no podía ser de otra manera, la de los reporteros autonómicos.
Deseosos, con cierta vehemencia, que pirotecnia y gasolinera se sumaran al
espectáculo del fuego. Para un mayor esplendor.
Nadie había
visto antes (al menos hasta septiembre próximo pasado, a decir de Marrón) el
cuestionado tendido. Nadie dio las licencias de apertura de las empresas
ubicadas en los alrededores. Todos pedimos, a posteriori, fotos que perpetúen
las llamas nocturnas. Todos, en los instantes trágicos de difícil retorno, nos
sentimos impotentes. Y en esos momentos, todos claman su ineptitud ante la
divinidad con declaraciones que un mínimo de recato, prudencia y vergüenza
aconsejan silenciar. Pero no, a proclamar bien alto la cortedad y la escasez de
miras. Por eso, una vez más, mis serias dudas. ¿Cortar un pino que estorba será
una alcaldada? Eso, tengo mis dudas.
¡Ah!, la
duda, y perdón por tanta reiteración, entre si los cables eran de baja, media o
alta tensión, de película.
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