De una parte,
este fragmento:
“Ya lo hemos
manifestado en alguna que otra ocasión. Nos preocupa el escepticismo que se
está creando en la población por las cosas y casos que se ven; nos preocupa el
pasotismo que se denota en los movimientos asociativos, otrora motores de la
vida de nuestros pueblos; nos preocupa la falta de interés de determinados
colectivos que solo viven cuando se aproximan las campañas electorales; nos
preocupa un montón de cosas. Y al tiempo que felicitaremos todo lo positivo que
acontezca, haremos, asimismo, la correspondiente crítica cuando menester fuere.
Y es que el derecho de hacer nuestros comentarios no nos los puede quitar
nadie. Cuando estemos equivocados –a lo que también tenemos opción–, que se nos
haga saber. Lo contrario, el silencio, vendrá a suponer que contamos con la
aquiescencia de quien nos lee. Esperemos que alguno haya.
Sin palabras
rimbombantes, sin giros metafóricos, sin combinaciones esperpénticas, sin
falsas greguerías, vayan, simplemente, nuestros mejores deseos –a todos, sin
excepción– para este año que comienza. Ojalá pueda ser aquel en el que los
políticos se entiendan con el pueblo llano y sencillo, en el que podamos mirar
hacia adelante con optimismo, con ilusión, sin presagiar negros nubarrones.
Brindemos, sencillamente, por un futuro mejor”.
Y de otra, el
siguiente:
“Con la
llegada del nuevo año, vaya la lícita pretensión de querer vislumbrar un futuro
pleno de ilusión y anhelo. Esperanza de lograr una sociedad mejor, con un
amplio horizonte de optimismo. Dejemos, por esta vez, que las penas hayan
fenecido con el extinto y partamos de cero con el ánimo dispuesto a intentar alcanzar
grandes metas en este que se inicia, queriendo demostrar su buena voluntad al
ofrecernos un día más, para que los logros sean mayores, para que la meta pueda
estar un poquito más lejos. Y en este barco con destino común, cada cual tiene
su misión. No sería, pues, buena medida el intentar echar la zancadilla al
contrario porque nos retrasaríamos todos.
En el inicio
de esta nueva singladura pidamos éxito en su gestión a todos los que rigen los
destinos del municipio. A todos, sin distinción de ideologías, suerte en esta
nueva etapa. Intenten olvidar viejas rencillas y luchen, codo con codo, por ansiar
alcanzar grandes logros para Los Realejos. Releguen zancadillas y boicots y
dedíquense a trabajar por quienes tuvieron a bien colocarlos en el
Ayuntamiento; seguro que no querrán, bajo ningún concepto, que ellos se sientan
defraudados.
Deseemos
suerte inmensa a cuantos colectivos pretenden trabajar con desinterés por el
bienestar de nuestros ciudadanos; a las asociaciones de vecinos para que salgan
del ostracismo, casi generalizado, en el que se encuentran sumidas y logren
constituirse en el nexo de unión entre los vecinos y nuestros representantes en
los diferentes organismos oficiales; a las asociaciones de padres para que
sigan luchando con ahínco para mejorar la calidad de la educación de nuestros
hijos como pilar básico y fundamental de un futuro mejor y de un progreso
armónico y consecuente; a los diferentes colectivos profesionales, sindicatos,
partidos políticos, sociedades culturales, recreativas y de ocio y a toda la
sociedad en general, para que cada cual, en el puesto que la vida le haya
deparado, aporte su sapiencia y no regatee esfuerzos para, entre todos, lograr
el bienestar de la comunidad.
Critiquemos
sí, pero aportemos al mismo tiempo soluciones. No sería, de manera alguna,
buena táctica comenzar el año aprovechando cada uno su particular situación
para seguir desprestigiando al contrario según uso y costumbre.
Seamos, pues,
capaces de tener ilusión y esperanza. Lo contrario, mala señal sería”.
Cuando uno
repasa escritos de bastantes años atrás (veinticinco en nuestro caso), se
percata de que siguen siendo perfectamente válidos. Y no quisiera pensar en los
discursos estereotipados que los políticos, amén del rey, repiten con machacona
insistencia. Ojalá pudiera disponer de los euros suficientes para dar a conocer
facetas relacionadas con la prensa y la educación acaecidas allá por el final
del siglo XIX e inicios del XX. Porque nos llevaríamos demasiadas sorpresas.
Pero estamos en crisis y es época de pensar en otras cuestiones más
perentorias.
Se acaba 2012
y nos adentramos en 2013. Bonita terminación, dice los que juegan a la lotería.
Creo que la mayoría de nosotros nos conformaríamos con recuperar lo jugado.
Mantengamos la mano en el agua. Quizás pesquemos algo.
No se excedan
esta noche porque el alcohol puede que ahogue las muchas penas momentáneamente,
pero luego pasa factura. Y el panorama…
Feliz año
nuevo y gracias por seguir siendo fieles.
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