jueves, 24 de enero de 2013

Huertos urbanos

Me parece una magnífica idea lo de los huertos urbanos. Estuve hace unos días paseando por los que ha puesto el ayuntamiento de La Orotava a disposición de los ciudadanos en los terrenos anexos a la Casa Doña Chana, y quedé gratamente sorprendido. Que en el casi pleno casco villero existiese una nota de verdor, supone una soplo de pureza. Máxime cuando no se ha destacado este Consistorio, con Isaac a la cabeza, por brindar buenos ejemplos de mantener la agricultura como fuente y modelo de vida. Y no solo a los hechos (urbanísticos) me remito, sino a las propias declaraciones del alcalde cuando en reiteradas ocasiones ha manifestado que los cultivos en la actualidad supone morirse de hambre y que él no desea eso para sus vecinos. A lo mejor es que Valencia, como yo (cumplimos el mismo día), se da cuenta con los años que no solo de cemento y piche vive el hombre.
Se sube al carro y se suma a la iniciativa el ayuntamiento de mi pueblo, Los Realejos. Y yo me alegro. Porque como no puedo olvidar mis orígenes ‘gorvoraneros’, me congratula que se potencien estas actividades. Y aunque recurrimos cada tres por dos a la manida crisis, seguimos observando demasiados terrenos sin cultivar en cada una de nuestras islas. La Gomera es un ejemplo significativo. En la que una decisión similar del Cabildo no tuvo el éxito previsto, lo que me lleva a pensar –y no es la primera vez que lo menciono– que no alcanzamos la profundidad del pozo que alegamos en conversaciones de andar por casa.
No explicaba, al menos en la información que leí, el concejal Domingo García responsable del área, dónde estarían ubicados esos terrenos, aunque deduzco que serán varios y en diferentes sectores poblacionales. Pues vaya mi ánimo para que la propuesta sea pronta realidad. Uno que creció en medio de una enorme finca de platanera y que simultaneó estudios con labores agrícolas y ganaderas, entiende que esta es una noble aspiración. Y espero que el acuerdo plenario sea unánime.
También se pretende crear un banco de terrenos. Y a pesar de que la palabra banco no pasa por sus momentos más álgidos, el recuperar esos espacios baldíos y ponerlos en producción, no solo contribuirá a paliar carencias económicas en los futuros adjudicatarios, sino que mejoraríamos considerablemente el desangelado aspecto que ofrecen en la actualidad. Uno desea que no nos veamos inmersos en la dinámica del perro del hortelano, aquel que ni come ni deja comer. Y me refiero, obviamente, a que los propietarios de los terrenos no cultivados, no pretendan aprovecharse de la coyuntura para pedir villas y castillos por lo que de no ser por este empuje seguiría en la desidia y el abandono.
La labor de intermediación del ayuntamiento se me antoja fundamental y de ella dependerá, a buen seguro, el éxito de la gestión. Ojalá se borren de nuestro paisaje esas manchas horribles y se recomponga el puzzle debidamente confeccionado.
Celebramos en este año el segundo centenario de la muerte de Viera y Clavijo. Aparte de unos versos que iré dando a conocer a partir de febrero (recuérdese que falleció en Las Palmas el 21 de ese mes en el año 1813), no olvidemos que el ilustre realejero vería con muy buenos ojos esta preocupación por recuperar nuestros campos, pues no en vano fue unos de los precursores en conceder la importancia que esta labor significa y dignifica. Y baste como ejemplos sus obras Librito de la doctrina rural para que se apliquen los jóvenes al estudio de la agricultura, Preguntas de un curioso con las respuestas curiosas de un amigo sobre fumigaciones, El hombre en el campo, Bodas de las plantas, Los jardines o arte de hermosear paisajes, Diccionario de Historia Natural de Canarias o índice alfabético descriptivo de sus tres reinos, animal, vegetal y mineral…
Temas como el que hoy hemos descrito son los que me llevan a pensar la urgente modificación de la ley electoral. Para que en los municipios, y como prueba piloto, se establezca el sistema de listas abiertas. Porque en los pueblos es menester gestionar y no jugar a politiqueos baratos. Y observando cómo anda el patio, ya me dirán. Si nos dieran la opción de señalar en una única lista formada por todos los candidatos los nombres de aquellos que entendamos puedan resolver mejor nuestros problemas, independientemente del partido o formación a la que pertenezcan, otro gallo nos cantaría. Entre otras cosas, porque sería a ellos, los elegidos, a los que directamente podríamos echar en cara sus posibles errores o desviaciones, sin que tuviesen la excusa de escudarse y protegerse en unas siglas. Y lo mismo lograríamos evitar sesiones plenarias tediosas, de enfrentamientos inútiles. Y puede que resolviéramos… Pero ese es otro asunto. Ahora procede pintar de verde. Quizás podamos resucitar a los ecologistas reconvertidos.

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