Pues sí, fui
a cambiar. Y saludé a mucha gente que también había ido a lo mismo. Hablé con
una joven que trabaja en la zona y me comentó que uno de los días previos a que
los Reyes hicieran acto de presencia, hubo tal atasco que la policía municipal
casi no atina a desenredar la madeja. Conclusión: cada vez soy más torpe. Tanto
que cuando me enteré de la causa que había provocado un ligero retraso en la
cabalgata de la capital conejera, casi me da algo: ‘problemas de afinidad’
entre los camellos y sus majestades. No te rías y lee tú: http://www.lavozdelanzarote.com/article74723.html.
Vamos a pasar
página, dejemos la vorágine de los regalos al margen e introduzcámonos en lo
que realmente importa al alicaído españolito, víctima de un gobierno que
funciona al tijeretazo y a duras penas superviviente de un sistema que aprieta
el cuello con una sutileza tal que casi te ahoga, pero no te asfixia. Y cuál es
la tabla a la que se agarran parados y activos, nobles y plebeyos, cultos y
analfabetos, titulados y con estudios primarios, guapos y feos, altos y bajos,
gordos y flacos… (chacho, déjalo ya): el fútbol, ese deporte en el que
veintidós en pantalón corto (antes más que ahora) corren detrás de un objeto
esférico hasta que otro (el veintitrés) los hace parar a toque de silbato. Sí,
señor, como en la época dorada del que tras estirar la pata descansa debajo de
pesada losa en El Escorial.
Anteayer se
movilizó el país (y casi el mundo) porque se concedía el Balón de Oro. Y las
confrontaciones marcaron el devenir de los medios de comunicación. En las redes
sociales se desataron las pasiones. Las opiniones y comentarios proliferaron y
la profundidad de los juicios emitidos solo podía ser equiparable al debate de
los presupuestos en el Congreso. Intervenciones, dúplicas, réplicas, contrarréplicas,
Messi, Iniesta, Ronaldo, del Bosque…
Me acordé de
Swiper, el zorro de la serie Dora, la exploradora, cuyos capítulos me
corresponde ver con mi nieto en los ratos, escasos, que le da por dejar el culo
quieto. Y como el susodicho (zorro, que no nieto) exclama, cada vez que le
cortan su intención de robar, la interjección ‘Jolín’, al menda que se había
tomado un año futbolero sabático (lo advertí antes de comenzar la temporada y
hubo constancia escrita en este mismo blog), le entran ganas enormes de
soltarlo en plural: ¡Jolines!
¿No tenemos
mayores preocupaciones en esta parada nación que escudarnos en dopajes
mediáticos mientras la economía –la de andar por casa– nos roza los tobillos
porque ni siquiera los barrenderos nos dan la opción de levantar las ‘patas’?
Malgastamos las energías en estériles disputas mientras banqueros y políticos
sin escrúpulos nos dan, y bien, por todas partes. Al tiempo, esos niñatos por
los que nos enfrentamos dialécticamente, bañados en la ‘miseria’ del dinero,
ríen a mandíbula batiente al contemplarnos enfrascados en la ignominia y el
absurdo. Hemos convertido en héroes a los actores de un mundo putrefacto. Y nos
encanta ser marionetas en el circo de los despropósitos. Y hemos alcanzado tal
punto de estupidez que no somos capaces de separar la paja del grano.
Como al carro
de las felicitaciones y de los mensajes se sumó Alfredo Pérez Rubalcaba, me
gustaría señalarle que su propuesta de (auto)concederse un año y medio para
engrasar la maquinaria del partido es una nueva metedura de pata. Y aunque los
barones le apoyen incondicionalmente (nadie quiere ser removido), un cambio
radical en la manera de enfrentarse a los problemas de esta sociedad (drogada
como el opio futbolero) no puede ser acometido por los mismos. El asunto es de
tal calado y enjundia que serían necesarios unos buenos kilos de explosivos
(metafóricamente escribiendo) para comenzar de cero después de este otro Big
Bang.
No bastará,
como cree esta ilusa ejecutiva, con el desgaste del adversario. Porque a estas
alturas de la película, casi en el descanso, el bajón de Mariano tendría que
haber producido un empuje inversamente proporcional que debería haber aupado al
PSOE hasta el borde de la mayoría absoluta. Y nos hallamos ante un hecho en el
que entre ambas razones (Rajoy y Rubalcaba) se ha establecido una relación
directamente proporcional: yo me hundo, pero tú te ahogas. Es decir, están en
el borde, pero del precipicio. Y tal menester jamás había ocurrido en España.
En el segundo semestre de 2014 solo les restará la posibilidad de recoger
algunos fragmentos. Y en esa caso, ni la gotita podrá obrar milagros.
Sin embargo,
a este escindido allá por los ochenta del siglo pasado, ni caso. Eso de
intentar rescatar a los que se fueron, indagar en las causas de la desbandada,
queda muy bien en el papel. Lo dijiste, Fumero, ¿te acuerdas o ya te olvidaste?
Exactamente igual a los que pretenden transcribir por enésima vez. Pero como
los redactores son los mismos, nula credibilidad.
Me voy. Hoy
es miércoles. ¿Hay partido? Como cuando Franco. Solo ha cambiado el color. Y el
trasero de la tele. De resto…
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