Ayer fue Día
del Padre. Y de San José. Cuando intento casar ambas celebraciones, comienza mi
dilema. Como todos los medios de comunicación andan con el Papa pa´rriba y con
el Papa pa´bajo, lo mismo me animo y me mando un salto al Vaticano. Para
preguntarle directamente si me han tenido engañado o la historia ha cambiado en
estos bastantes años que llevo alejado de los dictados de la Santa Madre Iglesia.
Si tenemos
que ser estrictos en la interpretación de lo que se halla escrito en catecismos
y libros de religión (católica), debo entender que en realidad el tan San José
no es el padre de Jesús (yo no, el otro), sino que la Virgen (me lo expliquen)
fue concebida por obra y gracia del Espíritu Santo. Lo de la obra podría
captarlo, pero no le veo la gracia por ningún sitio. Este Espíritu Santo, a
quien no tengo el gusto, debe estar metido en casi todo, porque en el pasado
Cónclave fue la figura estelar y artífice de que los cardenales no tuvieran
malos pensamientos a la hora de votar. Es decir, a pesar de los siglos
transcurridos podría aplicársele aquello de que sigue tan campante.
Como parece
que el hombre (el Papa) tiene intención de cambiar ciertas cosas –me lo
bombardean las 24 horas–, podría meterle mano a este asunto y aclarar el quid
de la cuestión. Más que nada por saber si hemos de seguir felicitando a los
Josés y a las Josefas (incluyan, Pepes, Pepas, Pepillos, Pepitas, Fefas…) o
abandonar estos argumentos tan mundanos y mercantilistas y dedicarnos más a los
contenidos espirituales. Todo sea, dicho de paso, en mi condición de abuelo
practicante.
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No es normal
lo que está pasando en San Juan de la Rambla.
Se impone la mesura pero parece no ser posible. Y ya no es
solo el pesado de Jesús el que reclama ecuanimidad. Pinchen en este enlace y
lean un fisco: http://eldia.es/2013-03-18/CRITERIOS/3-San-Juan-Rambla-cordura.htm.
La ignominiosa moción de censura ya no tiene vuelta atrás. Y poco se puede esperar
de quienes utilizan este tipo de procederes. Ahora se impone, entiendo, una
reflexión profunda. El Partido Socialista, tan en horas bajas en casi todos los
ámbitos, tiene ante sí una oportunidad histórica para que en las elecciones de
2015 pueda alcanzar esa mayoría absoluta que le permita gobernar cuatro años
sin estos sobresaltos. E intuyo que es el sentir mayoritario de los rambleros.
A concejales, militantes, afiliados y simpatizantes, el consejo de que no se
aletarguen, pero tampoco indigesten. Hagan uso racional y comedido de las redes
sociales, pero no caigan en el abuso. Es contraproducente. Sean críticos, pero
piensen que la inmensa mayoría de los habitantes –también en otras poblaciones–,
aunque parezca raro en esta época de avances tecnológicos, utiliza esos medios
para ‘mariconadas’ de menor porte. Un servidor sigue sin móvil. Y no padece
trauma alguno. Y, como el Espíritu Santo, sigue tan campante. Háganme caso. Por
la edad. Por lo otro sigo presumiendo de ser un rebenque de la platanera.
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Cuando se
crearon todas esas emisoras de radio y televisión locales, esgrimieron
cercanía, inmediatez, información del acontecer más próximo. Máxime de aquellas
que se sostienen con fondos públicos. Ahí está la tele de Willy pregonando el
que sus informativos son los más vistos en Canarias. Bueno fuera, ¿no?
Cuando Radio
Realejos se autopromociona, señala que sus contenidos abarcan el Norte de
Tenerife, haciendo especial hincapié en la villa (la de Viera) que aporta los
cuartos. Pues al ayuntamiento no le va a quedar más remedio que nombrar a una
persona neutral para que elimine de su programación todo aquello que no siga
tales directrices. No se trataría, para eso ya están los concejales, de
utilizar la tijera y suprimir lo que molesta a sus ilustrísimas. Pero sí de
acabar con las manías y costumbres de extrapolar idearios de medios de
comunicación privados. Y si por un casual hubiera o hubiese trabajadores en la
sociedad de radiodifusión que no saben cuando están en uno u otro lugar, habrá
que arbitrar medidas al respecto.
Manolo parece
estar demasiado ocupado en sus obligaciones partidarias insulares. Adolfo, tras
cuartos de lo mismo en las suyas locales. Y uno barriendo para un lado y el
otro en sentido contrario, viene a resultar que ayer mismo, sin ir más lejos,
lo que interesaba a los realejeros era que un concejal del PP en Candelaria
estaba molesto porque cierto empresario lo había denunciado por hablar, deduzco,
más de la cuenta en una sesión plenaria. Y aprovechando que el barranco de San
Felipe pasa por los alrededores del Turquesa –versión local de lo del
Pisuerga–, y que es miembro del partido que gobierna por estos lares, tanto el
susodicho edil, como quien lo debía entrevistar, puede que para agradecer la
deferencia, arremeten contra el equipo de Sindo a todo trapo. De tal guisa que
no hay recato en transmitir el deseo de que en las próximas, los devotos de la Morenita los manden (a
los socialistas) a realizar ejercicios espirituales en la Cueva de San Blas,
escuchando música de Maná, para no desentonar.
Inmediatez,
objetividad, cercanía, imparcialidad… Alguien –neutral, por supuesto– debería
estudiar este caso. Que podría asemejarse al del doctor Jekyll y el señor Hyde.
Sí, ese trastorno disociativo de la identidad, que es diferente, según los
entendidos, del trastorno bipolar. Pero que no concuerda. Este que te cuento
–yo opino– vendría a ser como aquel actor que, tras interpretar a Drácula
durante millares de actuaciones teatrales, se muestra incapaz, en su vida real,
de comer sin echarse unos sorbitos de sangre. No cabe aquí el álter ego.
En alguna
ocasión he citado a mi amigo Antonillo con su máxima de que el que nace lechón,
se muere cochino. La transformo y sentencio: el que nace vampiro, se muere
chupando.
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