Ya sé que hoy
es 15, pero como los fines de semana no trabajo se me corrió un día. Utilizo
tal verbo porque es el que nos viene bien cada vez que el servicio
meteorológico anuncia lluvias y luego no aparecen. Aunque observes esos
‘nubarrones cogiendo agua’ en esa mar océana que tenemos a nuestro alrededor.
Sí, porque aquí en El Realejo te pones mirando hacia el norte y ves cómo ese
aparente mal tiempo se va corriendo hacia la zona de Acentejo.
Se cumplió
ayer el 82º aniversario de aquel advenimiento republicano (14 de abril de 1931,
martes). No hice la excepción de rigor y no me alongué al blog para poder meditar
un poco más. Para disponer de alguna hora más. Que también me valió para si
programo la publicación de las entradas algo más temprano, porque me enteré de
que más de uno de los que salen a trabajar a primeras horas del día quieren ir
desayunados con el comentario. Eso te da una alegría…
Como la
monarquía está en horas bajas (de ahí la minúscula) y en la sociedad actual se
imponen ciertos modismos, resulta que ahora somos todos republicanos. Un simple
paseo por las redes sociales te señala que ya no hay un juancarlista que asome la cabeza. Si la cuestión fuese tan simple,
ahora mismo no estaría garabateando estas líneas porque no habría necesidad de
ello, sino que el Borbón, como hizo sus abuelo en la fecha arriba mencionada,
ya hubiese arrancado la caña y estaríamos presumiendo de bandera tricolor sin
temor a que el ministro del ramo nos llamase a capítulo. Nada mejor, se me
ocurre, que ayer mismo, tras ganar Fernando Alonso en China, la enseña e himno
nacionales habrían sufrido un significativo cambio.
Insisto en
que el republicanismo sobrevenido por la debacle del cazador de elefantes (14
de abril del pasado año en Botsuana, qué casualidad), se me antoja tan ficticio
como el apoyo masivo al Partido Popular, hecho del que ya se arrepienten hasta
los militantes menos forofos. No es bueno guiarse por prontos, sino que este
debe ser un proceso meditado y profundo. Y pienso que ha de llegar.
Inexorablemente. No solo porque estime que esta forma política de la Monarquía parlamentaria,
que consagra la
Constitución en su artículo 1º, apartado 3, sea caduca y
obsoleta, sino que la familia real española no se ha hecho acreedora a que el
pueblo siga pagando sus ineptitudes y aprovechamientos dudosos. Escribiré
ilícitos cuando alguno de sus miembros deje de bajar la rampa palmense.
Son, junto a
este, muchos los aspectos que deben modificarse en la Carta Magna. Que llegarán.
Inexorablemente. Por mucho que el inmovilismo del PP y del PSOE (vaya partido
de izquierdas) pretenda demostrar que los ciudadanos estamos encantados con los
procederes borbónicos y con los desajustes autonómicos. Hechos que chirrían
demasiado, pero que chocan con la sordera de los que tampoco quieren perder
privilegios y que suelen compartir mesa y mantel en celebradas conmemoraciones.
En Zarzuela o en el Congreso de los diputados.
Todo en la
vida lleva su dinámica. Como la habida en la secuenciación del genoma humano.
Que mento aquí por haberse dado por concluida también un 14 de abril (año
2003). Y como no por mucho madrugar se amanece más temprano, cuestión sería que
ese nuevo PSOE 2015 vaya anotando con tinta indeleble que la República, la tercera,
debe ser objetivo prioritario. Sin tapujos y sin falsos eslóganes del tipo ‘de
entrada no’. Porque es menester separar esa odiosa etiqueta, la del todos son
iguales. A pesar de que los ‘moderados’ puedan escandalizarse por semejantes
giros (lo que hay que leer).
Ayer en
Facebook pude alucinar nuevamente. ¿Quién verá a esos católicos, apostólicos y
romanos, militantes socialistas y defensores de la educación religiosa y
colegios privados, cuando, por fin, nos hallemos en un estado laico en el que
las confesiones y adoctrinamientos queden en el ámbito privado de cada cual,
como un elemento más de la intimidad personal? Esa República añorada requerirá
un marco bastante diferente del que la Constitución del 78 nos determina.
Todo se
andará. Para bien o para mal. Como Austria recuperó la independencia de Alemania
en 1945 (14 de abril), o como todo un portento de la navegación hizo aguas en
1912 (Titanic, 14 de abril), o como fue asesinado Abraham Lincoln en 1865 (14
de abril), o como falleció el genial compositor Haendel (1759, 14 de abril)…
No, solo
procuro informarme para luego emitir juicio. Quedará mejor o peor el post
diario (de lunes a viernes), pero, como le decía a un amigo hace unos días, no
lo escribo en cinco minutos ni como producto de un pronto. Cuando me saque la Primitiva –ya queda
menos–, recopilaré en varias publicaciones una selección –todo lo creo
imposible– de lo bastante plasmado por escrito.
Ya estamos a
mitad de mes y huele a pólvora. No me gusta. Soy un realejero atípico. Pero lo
pregono abiertamente. Amén de terapia es salvoconducto para que no me estén
pidiendo dinero. Con el mío no cuenten. El poco existente lo quemo yo.
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