En la tarde del pasado viernes (5 de abril), y
con motivo del 120 aniversario de su nacimiento, tuvo lugar en Realejo Alto un
sencillo y sentido homenaje al Maestro y Poeta José Galán Hernández, según
iniciativa del Proyecto Cultural que lleva su nombre, y que contó con la
colaboración del ayuntamiento. A eso de las cinco y media, y bajo una ligera
llovizna, se descubrió una placa en la fachada de la casa (calle El Medio de
Arriba, número 5) en la que trascurrieron largas temporadas de su vida y en la
que, asimismo, la inspiración poética (fundamentalmente en épocas veraniegas)
hizo acto de presencia en reiteradas ocasiones, lo que dio como fruto la
publicación, en las planas de diferentes cabeceras de la época, de una singular
muestra de excelentes composiciones poéticas. Amén de otras creaciones
literarias.
A continuación, y en el salón de actos de la Sociedad “Círculo Viera y
Clavijo”, tuvo lugar una interesante tertulia literaria, presentada por Aarón
González, en la que intervinieron: Rafael Yanes (amigo y compañero de promoción
de Magisterio, y con idéntica trayectoria a la de un servidor en los campos, al
menos teóricos, del periodismo), Octavio Rodríguez, Álvaro Hernández, Alfredo
Acosta (Director-Presidente del colectivo), Carolina Castañeda y Silvia de
Esteban. Tras la distinción a diferentes entidades y particulares, se cerró el
acto con la actuación musical de Sergio Elías.
Una prolija biografía del homenajeado la
puedes encontrar en el muro (FB) de la Asociación Cultural
(José Galán Hernández) que se ha mencionado, o en el blog de Octavio Rodríguez
Delgado, lugares hacia los que te dirijo por si te pica la curiosidad y quieres
añadir una pizca más de conocimiento de la figura de este realejero adoptivo.
Al que, por cierto, el ayuntamiento, por acuerdo unánime de la corporación, ha
iniciado expediente de concesión de honores y distinciones. Como también lo ha
hecho el de Güímar. Y, humildemente, me atrevo a sugerirlo a los de Tacoronte
(lugar de nacimiento y que ya desestimó tiempo atrás una propuesta “por no
reunir los méritos suficientes”, según el equipo de gobierno de aquel entonces,
hecho que se califica por sí solo) y de Fasnia, localidad en la ejerció José
Galán y de la que llegó a ser alcalde. Dicho queda. A la del Sur, sírveme Rafa
de mensajero. A la del Norte, espero que el amigo Carlos Medina convenza a los
socios y que Dávila deshaga el entuerto de Hermógenes.
Me van a permitir unas breves pinceladas,
tomadas a vuelapluma, para este post de hoy lunes, aunque me concedo la
libertad (esa por la que luchó con su pluma José Galán y por la que fue
vilmente arrojado al océano tras su estancia en Fyffes) de dejar la puerta
abierta a retomar este particular. Y es que hay varias figuras relacionadas con
la profesión que uno ejerció hasta casi el otro día, que me llamaron
poderosamente la atención cuando hundía codos husmeando en periódicos ajados
por el tiempo en la
Biblioteca de La
Orotava (lo que condujo a “Prensa y Educación en el Norte de
Tenerife entre la I
y la II Repúblicas”).
Entre ellas, verbigracia, Clara Eugenia Gutiérrez Yanes (esposa de Nicolás Díaz
Dorta, y que estuvo al frente de una escuela durante 44 años en Buenavista del
Norte), Manuel García Pérez (Tinguaro, así se firmaba en la prensa, tacorontero
también), y a quien hoy dedico estas líneas. Insisto, breve muestrario.
En el año 2001 tuve el placer de actuar de
Mantenedor en las Fiestas del Carmen. Comenzaba mi disertación de esta manera:
Escribía José Galán Hernández, ese culto
maestro tacorontero-realejero, triste y desgraciadamente desaparecido en la que
vino a mal denominarse Guerra Civil española, en ‘La Comarca’, semanario
icodense, en su número 219, el domingo 17 de junio de 1923:
Princesa...
/ ¿Queréis que os diga un cuento, / de esos cuentos bonitos que yo invento? /
¡Ah, sí! ¿Queréis princesa? / Pues poned atención: mi cuento empieza...
Del trabajo que constituyó mi tesis doctoral,
estos dos fragmentos:
“José Galán Hernández, maestro de Realejo
Alto, escribe en marzo de 1923 en ‘Voz del Magisterio Canario’ (La Orotava, 1-abril-1923, año
I, número 24, páginas 4 a
6) un extenso artículo que tituló Clarinazos. Uno de los contenidos del mismo
se refiere a los periódicos fustigadores, que
han iniciado una campaña contra los maestros, con tendencias marcadísimas a
desacreditarnos. Que si bien deben acogerse con un encogimiento de hombros,
habrá público que se pueda creer lo que publican.
A la
vista tengo un “rotativo” ¡...! pueblerino que habla en son de “pitorreo” de
que los maestros “lucen sus profundos conocimientos gramaticales y su buen
léxico” y usa y abusa de piropos para la clase. Si se tratase de otro periódico
se le podría contestar
“directamente”, pero... ¡No se enfada el león porque le chille el hurón!
Plantea el maestro que en el Magisterio, al
igual que en cualquier colectivo, hay buenos y malos. Y a estos últimos, todos
los ataques, por incumplidores; pero que por ellos no se puede juzgar a la
generalidad”.
Y de idéntico artículo, unas emocionantes
líneas dirigidas a los compañeros de profesión y encaminadas a infundirles
espíritu de superación:
¡A
ti, Maestro! ¡Noble compañero que en pos de un santo ideal, afrontas los
combates que te presentan los ingratos ciudadanos! ¡Valeroso paladín del más
sublime torneo! ¡Apóstol infatigable que siembras el pan espiritual en los cerebros
de los niños!
¡Sigue
siempre adelante! Arrolla con dignidad y valentía, los obstáculos que pongan en
tu camino. Y enarbola entusiasta la enseña de nuestro ministerio, llega a la
cumbre...
Allí
te espera una apoteosis de gloria. ¡Ama a los niños! ¡Ama a tus compañeros! ¡Y
compadece a tus calumniadores!
Bueno, persistiremos en la labor. Meteremos la
nariz aquí y allá en pos de nobles ideales. Mientras el cuerpo aguante y la
mente responda (progrese adecuadamente). Con deleite compruebo que las hemerotecas
digitalizan ejemplares que no ha tanto producían escozores de muy complicadas
terapias. Traduzco: te rascabas como un condenado.
En la casa que al principio reseñamos, una
vieja máquina de escribir nos dio la bienvenida. Qué pena el que José Galán no
hubiese tenido la oportunidad de conocer estos adelantos informáticos, como
acertadamente indicaba el Padre Siverio en presencia de otro entusiasta en esto
de juntar letras (el maestro Álvaro Hernández Díaz). Sin embargo, lo mismo
hubiese ocurrido que nuestra comodidad jugara una mala pasada a la curiosidad
que se requiere para estos menesteres.
Mi enhorabuena a la Asociación Cultural
José Galán Hernández por el trabajo realizado. Y mi más encendido ánimo a no
cejar en el quehacer. Felicidades.
Me gustaria saber, donde puedo leer algo de esta persona, que dejo escrito y poder disfrutar, he oido hablar, pero no disfrutar de su lectura.
ResponderEliminarFelicidades por su reconocimiento a su obra y persona