Tras un
sábado y domingo festeros por excelencia en mi pueblo (Los Realejos), me temo
que hoy lunes no vaya a ser demasiado original en el presente post. Porque los
párrafos en cursiva que vendrán luego significa que me he copiado como un
bellaco. Y yo que he sostenido hasta la saciedad que la mayoría de los
políticos son honrados, comienzo a desengañarme. Y no porque se hubiese
suscitado el tema, como casi siempre, en amena conversación en la Feria de Ganado –qué mejor
lugar para tratar el particular–, sino porque desde las propias instancias
judiciales se elevan voces que señalan que lo que está ocurriendo en España no
es normal. Y si ya se afirma abiertamente que vamos hacia atrás, se nos hace
muy complicado pensar que tras la caída del gobierno socialista, en la época de
Felipe González, por las trapisondas habidas, y cuando ya nos creíamos curados
contra el espanto, nos sorprenden los populares con una batería de aconteceres
de tal calibre que solo se entiende el que sigan ahí por la lamentable
situación política en la que se halla el PSOE.
Vamos con
esas declaraciones y luego seguimos:
El teniente fiscal del Tribunal Superior de
Justicia de Canarias, Luis del Río, opinó este sábado que en España “casi
podemos hablar de corrupción generalizada”, ya que es un país en el que
“existen sospechas fundadísimas” contra “la mayor parte de los miembros del
Gobierno” de “estar inmersos en actos de corrupción” además “no puntuales”. Del
Río hizo esta reflexión en una mesa redonda sobre la “Posibilidad de actuación del
Ministerio Fiscal ante la corrupción”, celebrada en el marco del XVIII Congreso
de la Unión
Progresista de Fiscales que se clausuró en San Sebastián, y
en la que también participó el fiscal anticorrupción de Baleares Juan Carrau.
El fiscal canario ha considerado que la
situación de corrupción en España es “aún peor” que en años anteriores, al
tiempo que se ha mostrado sorprendido por lo “impactante” que resulta que
“frente a esto no haya ninguna respuesta”, cuando se está produciendo “en medio
de una crisis brutal” y “de un recorte y desmantelamiento del escaso Estado de
bienestar que teníamos”, lo que, a su juicio, “es indicativo de una baja
calidad democrática”.
A su juicio, el “panorama” resulta “aún más
desmoralizante” cuando se asiste a “la dureza con la que se aplica el Derecho
Penal en otros sectores” delictivos y a lo “pusilánimes” que “vemos a veces”
que son los tribunales “a la hora de enjuiciar” materias relacionadas con la
corrupción. Una situación de la que, en su opinión, “a veces” son “cómplices”
los medios de comunicación, ya que “en determinados ámbitos” da la “impresión”
de que algunos periodistas “son verdaderos mercenarios de la información, al
servicio de determinados intereses, que intentan presentar la realidad de forma
radicalmente distinta a como es”.
Como pretendo
seguir siendo optimista, no me queda más remedio que demandar de todos aquellos
cargos públicos que se sientan libres de todo pecado que sean los primeros en
alzar la voz para denunciar los casos –ellos los conocen mejor que nosotros–
que enfangan la política. Puestos en la balanza, no sé si el encubrimiento se
queda atrás. En consonancia con los argumentos de Luis del Río, en los partidos
se impone un buen lavado a presión. Y la exigencia para que la Justicia –ahora sí lo pongo
con mayúscula– actúe de manera diligente es añadido imprescindible para que las
tornas cambien. Y dado que no hay medio de comunicación (todos no pueden estar
equivocados) que no haya sacado a la luz los embrollos en los que se halla
envuelto el PP, no vuelvo a mentar la urgentísima cirugía estética del PSOE
porque acabarán por llamarme pesado.
Aquí en el
pueblo, aparte de las fiestas que ya mencioné al principio, hay raras
sensaciones. Y me parece que en nuestro alcalde se esté presentando un significativo
desdoble de personalidad. Sin que se alcance, por supuesto los extremos del
Doctor Jekyll y Mister Hyde, de la novela de Robert Louis Stevenson, pero su
condición de presidente insular del PP está haciendo extrañas migas con el
papel de mandatario municipal. Mientras debemos reconocer que en el pueblo se
vienen corrigiendo aquellos asuntos pendientes que corporaciones anteriores
fueron dejando de lado, coexisten otros aspectos que, como mínimo, dan que
pensar. Al asunto de la compra de la nave industrial en el Polígono de La Gañanía, debemos sumar la
negativa, para un servidor incomprensible, a que se retransmitan las sesiones
plenarias por la emisora municipal y a que se retome la desaparecida tertulia
de concejales. Y, entre otros, son estos dos últimos asuntos los que me hacen
pensar que prevalece en tales posturas la condición presidencial partidaria de
Manolo. Al igual que en lo del cumplimiento del programa electoral que tanto se
esgrime. Aquí, porque a otros niveles, ya me dirán.
En el caso de
Radio Realejos, el grupo de gobierno se está equivocando de plano. Y deja
reproducir esquemas que se han ido enquistando en la emisora. Para cualquier
tipo de oyente es más productiva la intervención de representantes de las
diversas opciones políticas antes que los monólogos, en la mayoría de los casos
tediosos, que se producen diariamente en la denominada sección de los
portavoces. A no ser que se persista en la idea de utilización del medio para
obtener rédito electoral…
(Concluiremos mañana)
Amigo Jesús: Vivimos en una sociedad en la que siempre ha estado implantada la picaresca. No solamente los políticos barren para dentro, aunque también.¿ Qué empresas no llevan una doble contabilidad, una para el Fisco y la otra la real? Este es el ambiente financiero en el que nos hemos movido y seguimos moviéndonos.
ResponderEliminarUn estimado lector me remite, vía e-mail, un extenso comentario del que me ha parecido oportuno extraer estos tres párrafos a los que seguidamente puedes echar la correspondiente visual. A él, y por supuesto a ti, apreciado compañero del gremio (Juan Rosales), mi agradecimiento por alogarse al blog.
ResponderEliminarLa política, como la religión, si no se vive como vocación, como servicio real, y no desde las huecas palabras y de los tópicos, se estará asistiendo permanentemente a un espectáculo que ya aburre, abochorna y degrada la labor de los que sí están realizando cada día, su servicio, su misión, su trabajo con ejemplaridad, responsabilidad y humanidad.
En varias ocasiones tenemos ante nosotros diferentes representantes que se van olvidando poco a poco del pueblo, de su realidad, de su sufrimiento real, para pasar a gobernar entre papeles, en un despacho, entre proyectos que no conectan con la realidad y las necesidades del propio pueblo, que observa un trabajo poco serio con lo que es de todos.
Cabe recordar que la política es el tercer problema que preocupa a los ciudadanos. Es un servicio al que acuden cada vez más personas sin principios. "No todos son iguales", pero si se juntan muchos con esos "no iguales", algo se les va pegando, si no son honestos y atesoran en su corazón una fidelidad a unos principios éticos, a unos valores que obligan a cumplir con la palabra dada a un pueblo, a un municipio o a una nación.