Se han puesto
de moda los comités de expertos. Que los hay tanto para un roto como para un
descosido. Uno, denominado también ‘Comité de Sabios’, lleva unas semanas
dilucidando qué hacer o dónde meter a los jubilados, a los pensionistas. Porque
gastamos demasiado. Y eso de estar mano sobre mano y cobrar a fin de mes (la de
este mes de mayo se está retrasando: ¿primera medida?) se va a acabar. Porque
el que no pueda ir a raspar platanera ni a coger papas, se destinará a dirigir
el tráfico en las proximidades de los centros docentes en las horas de entrada
y salida de los alumnos. Pero las charlas en los bancos (mobiliario urbano, no
te vayas a creer), las partidas de cartas y el juego del dominó pasarán a la
historia. Que da vergüenza el contemplar a todo ese colectivo de gente
desaprovechada y el país manga por hombro.
Aprovecho el
introito para responder a los buenos amigos que me han preguntado el porqué no
aparezco en esa sección específica (digital) que Diario de Avisos nos brinda a
los realejeros (como a La
Orotava e Icod de los Vinos). Aclaro que hace bastantes meses
el amigo Agustín González, cuando fue nombrado subdirector del citado
periódico, se puso e contacto conmigo para ofrecerme una columna semanal en el
apartado de Opinión. Y hace unas semanas (tal vez un mes y pico), Gabriela hizo
lo mismo para que me asomara a sus páginas de este Norte. En ambos casos
decliné la gentil invitación (aunque le parezca de risa, por motivos
laborales), pero me dejaron la puerta abierta para cuando creyese conveniente
cambiar de parecer o tuviese un fisco más de tiempo. Porque para tal menester
es preciso tenerlo. Si estás convencido de pretender algo digno.
Y retomo el
asunto del día. Según he leído en mis ratos libres –escasos, pero intento
aprovecharlos– este colectivo aludido (el de los expertos, que no el de los
mayores) está formado por doce personas, de las que ocho han trabajado, o
colaboran, en la Banca
o en compañías de seguros. Que sería algo así como pedirle a Pedro Luis
Cobiella que emita un informe sobre la conveniencia de dotar de material al
Hospital del Norte (o del Sur, que en ambos lugares nos tropezamos con
Hospiten). Acabaremos, ya lo verán, todos privados, es decir, dotados de
privanza (no sean malpensados).
Como ya uno
intuye cómo se las gasta este Gobierno, las posibles soluciones del comité que
venimos mentando no me extrañaron lo más mínimo. Los atractivos planes de
pensiones se nos seguirán vendiendo para general deleite y beneplácito de los
mismos que nos hundieron en la miseria. Ellos se repartieron el botín (con
dobles) y demandan que nos conformemos con las migajas del sistema. Eso sí, nos
queda la opción de continuar con la visión de los grandes premios de la Fórmula I.
Me llamó
poderosamente la atención otro comité: el de expertos en malos tratos. En el
que va a ser incluido el jugador bético Rubén Castro, al hacerse ‘digno’
acreedor en una sesión práctica de hace un par de días. Porque ya me dirán
ustedes qué es un experto en malos tratos, cómo se alcanza tal honor y cuáles
son los requisitos que deberán cumplir sus miembros. Y si me van a contestar
que habrá un alto porcentaje de psicólogos, me tendrán que permitir que como
mínimo esboce una sonrisa. Pues el recurso de tales profesionales para todas
las desgracias humanas habidas y por haber, ya suena a cuento chino. Me
recuerda el masaje milagroso de la madre generosa que con solo pasar la mano
por la superficie supuestamente afectada del crío es capaz de calmar el dolor
más intenso. O aquel otro del que le decía al menudo tras cualquier caída: Ven
aquí que yo te levanto. Y acudía, más bien presto, el renacuajo, olvidando
lloros y quejas. ¿Expertos en malos tratos? ¿Y a los que nos someten los
políticos?
¿Será
maltrato la defensa numantina de la policía autonómica por parte del presidente
de las ínsulas? ¿Lo será, o podría llegar a serlo, la connivencia socialista? Incluido
el flamante día (ayer) de la policía canaria. Ya está. No más. Si alguien sabe
del negro que le escribe los artículos del blog de Paulino, que me avise,
porque si cobra con la esplendidez que lo hacen los comentaristas deportivos en
las retransmisiones de la tele canaria, lo mismo me trago todo lo que he
escrito hasta ahora (y llevo unos buenos tochos) y me dedico a alquilar mi
pluma. Vaya expresión fea. Ni que estuviera para tamaños sacrificios.
Mañana día 30
celebramos el trigésimo aniversario de no sé qué. Creo que del Parlamento ese
de Teobaldo Power. Ahí donde se reúnen unos y unas llamados señorías. Y
aparentan que discuten asuntos de grave trascendencia. Como si fueran todos
ellos en conjunto un comité de expertos. Y es festivo, pero lo mismo trabajo y
me alongo a esta ventana.
Pues eso,
hasta mañana o hasta pasado. Ya se verá.
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