El último
Consejo de ministros dio luz verde al anteproyecto de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa).
Visto lo que tardó el Partido Popular (una semana) en corregir los defectos que
presentaba (eso dijo la vicepresidenta) y sabida la mayoría absoluta de la que
disfruta en el Congreso, me imagino que el trámite parlamentario será un nuevo
paripé. En consecuencia, al inicio del próximo curso tendremos, para general
deleite, otra ley en el sector de la educación.
A pesar de
que la Constitución
consagra en su artículo 16 que España es un estado aconfesional, la asignatura
de Religión (la católica, por supuesto) contará para obtener la denominada nota
media, se tendrá en cuenta para la solicitud de becas y habrá una materia
alternativa, cuyo nombre omito porque excedería al formato de mis entradas, que
también puede ser cursada por los que hayan optado por aquella. Nada se
especifica si esta otra cuenta a los efectos académicos aludidos.
Como uno
estuvo hasta el otro día metido en esos berenjenales y ha formado parte de
diferentes equipos directivos, me imagino a los jefes de estudios, cuando estén
el periodo de confección de horarios, estrujándose los sesos, máxime con los
recortes y escasez de profesorado, para encajar a los alumnos que cursen
religión, por un lado, a los que se decanten por la alternativa, por otro, y el
entronque supremo, dónde meter a los que opten por ambas. Por cierto, ¿estos
últimos tendrán una asignatura más que el resto?
El galimatías
del párrafo anterior, con ser de órdago, solo se produciría, y no es poco, si
contamos, como por lo visto estiman Wert y la Conferencia Episcopal,
con que se matriculen en Religión católica. Pero, y a la Carta Magna vuelvo, como las
otras confesiones religiosas se hallan amparadas para demandar que también se
impartan en los colegios sostenidos con fondos públicos, imagínense la cantidad
de combinaciones que podrían darse. Estoy ahora mismo pensando en esos
colegios e institutos radicados en zonas en que múltiples nacionalidades se dan
cita.
En mi época
de docencia activa solo recuerdo un caso de un padre que acudió al centro para
demandar que la opción religiosa de sus hijos se tuviera en cuenta. Fue
desviado a la Consejería
donde lo despacharon con el argumento de que nos se complicara la vida y que si
denunciaba el hecho, en lo que resolvía la Justicia, los críos habrían salido ya de la Universidad. Y
es de lo que se agarran los políticos para emprender estas carreras suicidas en
un ámbito social en el que los consensos deberían ser de obligado cumplimiento.
La cantinela
de acabar con el fracaso escolar con estos cambios que se producen cada vez que
un nuevo partido político alcanza el tan ansiado poder, es tan ficticia como
engañosa. Es tanto como esgrimir que por haber asfalto nuevo en una autopista
ya no se van a producir accidentes. El fracaso es una consecuencia del sistema,
de la desfachatez de una sociedad catapultada a situaciones de comodidad y
mínimos esfuerzos –los políticos son el espejo más nítido y el ejemplo más significativo–,
por lo que el intento de adoctrinar (sería como llevar las ovejas descarriadas
al redil equivocado: de la iglesia a la escuela) flaco favor hará. Solo me
falta por ver el renacer de la
Formación del Espíritu Nacional, aunque por el andar de la
perrita puede que no ande muy descaminado.
La cultura
del esfuerzo no se alcanza con imposiciones. Tampoco con dejadeces y políticas
permisivas. De ahí la imperiosa necesidad de alcanzar acuerdos, que se
impliquen los más amplios espectros sociales. Porque uno ha tenido la
oportunidad (o desgracia) de vivir (y sufrir) demasiados cambios legislativos.
Y aunque ha salido vivo de las batallas, entiende, y reclama, altura de miras.
Y lo que pretende al PP es una involución en toda regla, una vuelta al pasado más
retrógrado en el que, digámoslo alto y claro, el que tenía perras salía
pa´lante, y el que no, a trabajar a la platanera y a ser esclavo de los
dictados del señorito.
Al ministro
Wert le han salido ‘enemigos’ hasta en la familia más cercana. Porque su venganza,
que fraguó cuando su época de tertuliano, no le va a deparar mayores alegrías
por mucho respaldo que sienta entre sus compañeros del hemiciclo, donde las
posibles discrepancias –que las hay en más de una comunidad autónoma regida por
su propio partido– se ahogan en el agua del vaso de la compensación y la compra
de voluntades. La imposición de más controles en el sistema va a conducir a un
incremento notorio del paro (¿hasta cuándo?) porque no habrá –y pasará mucho
tiempo– posibilidad de absorber toda esa mano de obra a la que usted cercenará
la posibilidad de estudiar, y no de manera exclusiva por falta de rendimiento,
sino asimismo, y eso sí que es preocupante, por falta de medios económicos.
Porque su educación clasista va a condenar a un porcentaje tan elevado, que la
fractura social puede ser de dimensiones incalculables.
Mientras, el
PSOE sigue intentando encontrar sus señas de identidad (dónde demonios las
habrá metido), busca fórmulas para acercarse a los que se fueron alejando (casi
todos menos los que aún tienen un cargo); Cañete persiste en soltar lindezas
(ahora come insectos, se nota que le sientan bien en su oronda anatomía);
Maduro debe recurrir a un expediente de modificación de créditos para limpiarle
el culo a los venezolanos (con perdón), o si no explíquenme lo de los cincuenta
millones de rollos de papel higiénico; la moción de censura en Güímar sigue su
curso mientras los socialistas canarios sostienen que se fundamenta en
intereses partidistas (chiquito descubrimiento)…
Y aquí sigo
yo, con mis opiniones que nadie lee, pero que cubren una necesidad vital, y
esto último compensa con creces lo otro. Puede que esta convicción no sea
comprendida por los que no me leen pero se alongan al blog para fisgonear. Me
lo expliquen.
Concluyo. Hoy
lunes se dan a conocer las novedades en torno al puerto del Puerto. Como se
siga reduciendo el presupuesto (a partir de 2020 ya veremos) vamos a tener que
conformarnos con un muelle de Famobil; en ese sí cabrían grandes cruceros y
yates de lujo. Es menester revulsivos ya. Ahora vislumbramos a Ledesma y Brito
que caminan hacia El Penitente, y a Cerrillos que transita hacia El Peñón,
muestra inequívoca de una ciudad sin rumbo. Hasta mañana.
Lo comparto, con tu permiso
ResponderEliminar