jueves, 6 de junio de 2013

Deseo salir al paso

Tras la obligada lectura de la prensa (por Internet, me lo han prohibido en papel), y tras enterarme de varios asuntillos de menor porte, compruebo que en Güímar, como en San Juan de la Rambla, hay incendio para rato. Y como este pasado sábado estuve de comida con los compañeros de cierta promoción del Magisterio (la constancia fotográfica del acontecimiento la puedes visionar en el siguiente enlace: http://pepilloyjuanillo-dos.blogspot.com), donde se encontraba, por supuesto, el estimado amigo Rafa Yanes, debo salir al paso de las diatribas del portavoz del Partido Popular en aquella población sureña, porque, y dicho con todos los respetos, no tiene ni la más pajolera idea de lo que anda declarando por esos medios de comunicación.
Pero antes, me van a permitir unos ligeros apuntes. En cierto periódico, estos dos titulares: Evacúan a más de 4.500 personas tras un incendio en el metro de Moscú y Un hombre descubre a los 66 años que es una mujer. Del primero, el consejo (vez número trescientos) de la recomendación ortográfica siguiente: “La u del verbo evacuar no lleva tilde en ninguna de sus formas”. Del segundo, pues qué quieres que te diga: me llamó la atención. Y ya que osé inmiscuirme en los intrincados vericuetos de la escritura, el penúltimo ruego: “Busquen un buen tratado lingüístico todos aquellos que deseen utilizar el grosso modo o motu proprio. Y si no lo quieren hacer, no utilicen esas expresiones. Ya me cansé, yo no lo explico más”.
Estacionalidad es la relación de dependencia con respecto a una estación del año, según el diccionario. Vocablo al que acuden todos los políticos cada vez que se les solicita explicación acerca de las cifras de paro. Y que vale, ayer lo indicábamos, tanto para si desciende la fatídica cifra (Baleares, por ejemplo), como si aumenta (Canarias, verbigracia). Le echamos la culpa al mes de mayo –bueno o malo, según convenga–, y a otra cosa; a cobrar a fin de mes, que nos viene como anillo al dedo.
Al amigo Rafael, exalcalde güimarero, lo han llamado depredador del dinero público. Y me asusté cuando Pedro Daniel Pérez, que debe ser el mandado de la actual alcaldesa, quiso rebatir el comunicado socialista en el que se argumentaba que el actual equipo de gobierno se incrementó los sueldos nada más ocupar los respectivos sillones.
No sé qué profesión tiene el portavoz popular ni cuánto dinero cobraba antes. El de ahora debe estar publicado y será, por lo tanto, público y notorio. Pero este humilde jubilado le rogaría que se enterara bien, y lo diferenciara, lo que es sueldo neto de lo que es sueldo bruto. Porque mezclar esos conceptos es un insulto a la inteligencia de los que le pueden estar escuchando o leyendo.
El sueldo de maestro está regulado por ley. Y las dietas que se perciben en las instituciones públicas han debido ser aprobadas en sesión plenaria. En la que todos los partidos políticos siempre están de acuerdo. TODOS. El PP también, señor don Pedro. Ya que tantas lecciones pretenden dar los populares, ¿por qué no tienen los arrestos suficientes, ahora que gobiernan en este país y disponen de mayoría absoluta, de regular todo este tinglado? A lo mejor con esa nueva medida no tendrían lugar los desmanes que usted achaca al anterior alcalde, pero que, y mírese al espejo, también tienen lugar en Los Realejos –donde gobierna su jefe insular–, en San Juan de la Rambla, en Las Palmas, en Mogán… ¿Sigo?
Mire usted, estimado concejal, todo sea dicho sin ánimo de ofender, este que garabatea estas líneas se jubiló a los sesenta años. Y es maestro. Como Rafa. Que no se va a prejubilar. No, se va a jubilar. Con todas las de la ley. Y si no sabe cómo funciona este particular, un consejo: cállese que está más guapo. Y si no está de acuerdo en que estos hechos sucedan, hable con Manolo, y este, a su vez, con Mariano (establezco este mecanismo porque él tendrá más fácil acceso a La Moncloa, ya que fue diputado, y no creo que a usted le den audiencia antes de las próximas elecciones generales) para que se carguen estos “privilegios” que tenemos los funcionarios docentes. Que aproveche el viaje para que Bárcenas le dé una cita y le explique mejor que significa eso de depredar el dinero público, de cómo se perciben dobles sueldos sin declarar y otras consideraciones de saqueos y despojos. De camino, como va a ir con todos los gastos pagos, se da un salto a Valencia para que se contagie de la risa falsa de Camps o de los exabruptos de Rita.
Insinúa en sus portentosas manifestaciones que Rafael Yanes se ha visto beneficiado en la tramitación de su jubilación (sin pre) porque el PSOE es el responsable de la Consejería de Educación. Usted sí que denigra la actividad de los profesores ante la ciudadanía. Y como tal me ofende. Pues soy de los que, aparte de ejercer un cargo político en su día, estuve currando en centros educativos durante bastantes años. No recibí siquiera el premio de ir a pescar salmón a Noruega. Y pasar al estadio jubiloso no es una concesión generosa sino un derecho por haber estado 'fajado', y cotizando, largo tiempo. Que se resuelve sobre la marcha. Cumples los requisitos y punto.
Como soy otro de los que abusa del sistema público de pensiones –chiquita falta de ignorancia–, cuando estime oportuno me doy un salto a Güímar y le llevo una relación de militantes y simpatizantes populares que están en las mismas condiciones que un servidor. Y que dentro de poco lo estará Rafa. Pero como su partido quiere acabar con todo eso con su depurada técnica en el uso de las tijeras, adelante. Trabajemos todos hasta los setenta o más y luego vamos a Europa a llorar para que aporten soluciones al paro juvenil. Ya veo que usted no tendrá problema y aspira a seguir los pasos de Manuel Fernández, cuya lozanía le permite jugar en el Parlamento los días de trabajo, menos el que va a la entidad bancaria para comprobar si ya le ingresaron (dinero público). O los del padre del presidente de la comunidad madrileña. O los de todos los bergantes que se reúnen los lunes en Madrid para dilucidar cuál será el próximo sablazo mientras cobran, y bien (dineros públicos).
Mírese al espejo, don Pedro, y cuando se crea libre de pecado, tire la piedra. Mientras tanto, siga haciendo el ridículo. En esta última faceta, le apoyaré incondicionalmente. ¿Ya se jubiló Domingo Calzadilla?
Aclaración final: Sin  que sirva de precedente, ahí nos tienen en la foto. De izquierda a derecha: Un servidor (jubilado), Carricondo (jubilado), Rafa (jubilado) y Grillo (no ejerció de maestro y trabaja en otra institución pública y se jubilará dentro de bien poco). ¿Nos tiene un fisquito de envidia, don Pedro? Vaya a la plaza de su tocayo y llore cuanto menester desee.

4 comentarios:

  1. Muy bien dicho, comparto plenamente. Yo no añadiría ni una coma, bueno si, una "l" que faltó cuando hablas de la Consejería de Educación.
    Un saludo, nos vemos el viernes

    ResponderEliminar
  2. Subsanado el error de omisión de una "l".

    ResponderEliminar
  3. Que poca vergüenza tiene este muchacho.hablar de maestros...precisamente él.

    ResponderEliminar
  4. Depredador de dinero público

    Rafael Yanes Mesa

    Con verdadero estupor he leído en prensa que un joven concejal del Ayuntamiento de Güímar me califica con la expresión que titula este escrito. Sostiene esta persona que cuando yo era alcalde cobraba 2.200 euros líquidos mensuales como funcionario –realmente eran 2.053,28–, y 1.574 en dietas de asistencia –en realidad cobraba una media de 630 euros–. Pero las cantidades son lo de menos. Lo que me llamó la atención no fue que se reflejaran datos falsos como respuesta desesperada a una subida de sueldos escandalosa que se acaba de aprobar en el Ayuntamiento de Güímar y que ha tenido repercusión nacional. Lo llamativo del asunto es el insulto como arma política en un concejal que pertenece a una generación nacida ya en plena democracia.
    La esperanza de nuestro país está justamente en las personas que desde la juventud tienen vocación de servicio a los demás. Sigo estando convencido de que es la actividad más noble que puede realizar un ser humano. Servir a los intereses generales y preocuparse por los problemas comunes con entrega y con esfuerzo es un camino lleno de dificultades. Pero para hacerlo efectivo y sea beneficioso para la ciudadanía, tienen que llevarlo a cabo personas que tengan una probada conducta moral.
    A la vida política vienen cada vez con más frecuencia personas sin profesión, sin escrúpulos y, lo que es peor, sin principios. Son individuos que no tienen ningún límite ético a la hora de la confrontación de ideas, y por eso recurren a la injuria sin importarles la dignidad del adversario. En ocasiones es posible que sea, sencillamente, por falta de madurez. Pero no debemos conformarnos con esta reflexión. Creo que este tipo de comportamientos va más allá. Hay jóvenes que ven la política como una salida para el que está en situación de desempleo, y entonces están dispuestos a todo lo que se les ordene sin ninguna limitación ética. La política es un servicio que deben prestarlo las personas más capaces para gestionar el interés público, y sin embargo, observamos con preocupación que es bastante frecuente lo contrario, y ése es el motivo de tanto descrédito de la llamada clase política. Creo que lo que comentamos aquí deja muy claro por qué la actividad política se ha convertido en el tercer problema del país según todas las encuestas.
    Tenemos que reivindicar la política que está sujeta a unos principios éticos. Es imprescindible que la lleven a cabo personas que se alejen del chabacano rifirrafe que sólo pretende lograr un titular de prensa. La política requiere tener ideas claras para poderlas defender, y, lógicamente, cuando se carece de ellas, se producen declaraciones como las que hoy comentamos. Las instituciones públicas deben estar muy alejadas de las componendas mediocres de personas que buscan en la gestión pública un soporte económico por ser incapaces de labrarse una vida profesional. Todos los partidos políticos tenemos que hacer una autocrítica profunda interna. Algo estamos haciendo mal si permitimos que esta clase de personas nos representen. Queda claro que no hemos sido capaces de enseñarle a esta nueva generación que en la actividad política hay algo llamado respeto que no se debe traspasar, que es necesario el rigor como método de trabajo, y que sólo la gestión seria y responsable nos hace merecedores de la confianza de los ciudadanos. Lo que comentamos aquí es una prueba más de la degradación a la que está llegando la vida política en nuestro país.

    ResponderEliminar