martes, 11 de junio de 2013

Duplicidad de cargos

Ayer por la mañana (¿un lunes?) subí a Las Cañadas y poco menos que perdí el viaje. Conservo en la retina la impresionante floración de tajinastes del año 2006 (y alguna fotografía), por lo que las visitas de los años siguientes, como decía la abuela, no tienen ‘comparancia’. Este 2013, por ejemplo, aparte de que a estas alturas de junio aún no han cogido color, hay cuatro regados y para de contar. Los entendidos lo achacarán, me imagino, a la falta de lluvias del invierno. El coche tragó tierra por todos los recovecos y cuando alcancé el asfalto en Arico (chiquita tirada), él solito buscó una estación de servicios para darse un manguerazo. Pobrecito. Antes, en una zona recreativa (no sé cómo se llama), nos habíamos mandado un bocadillo de sardinas. Chacho, chacho.
Vamos con algo más serio. ¿O lo serio era lo anterior? Es igual, como sea. Sigamos. Cuando uno escribe todos los días, cae en el peligro de que lo encasillen (sus lectores) en determinadas manías. Y los más avispados me lo recuerdan de vez en cuando. Pero en mi descargo siempre alego que me lo ponen a huevo.
El Partido Socialista Canario (que dicho así no sé si es Obrero y Español, aunque me quiero imaginar que sí) ha dado entera libertad, o autonomía, a las direcciones insulares para que decidan per se sobre la duplicidad de cargos. Y como es asunto que he tratado en múltiples ocasiones con destacados dirigentes de esa formación política, amén de la constancia escrita en diferentes medios, el contemplar estos regates en corto para salir del atolladero me causa estupor, cuando no carcajada estrepitosa.
Puede que me queden demasiado lejos estos socialistas de nuevo cuño. Los del aparato, que se menta. Voy a poner solo un ejemplo. Cuando Yeyo se va a echar una partida de dominó con los amigos en El Palmar, puede ocurrir que entre los que juegan, o entre los espectadores, se halle alguno que la lacra del paro le esté sacudiendo. Mientras él, afortunado, puede presumir de vivir a caballo entre Madrid y Santa Cruz, entre el Senado y el Cabildo. No insinúo que cobre dos sueldos por no atender, al menos con la dedicación necesaria, ninguno de los dos cometidos. Pero habrá que poner en el correspondiente platillo de la balanza dietas, bonos de transporte, coche oficial, secretaria…
El (mal) ejemplo que están dando a la sociedad, además de la posibilidad de ostentar cargos orgánicos en la estructura del partido, es de tal calibre que cuando dimiten de algo siempre será de aquel que le puede causar mayor problema por el trabajo y por el que cobraría menos. Concejal de Puerto de la Cruz, verbigracia. Con lo que el paradigma de honradez, sacrificio y entrega vale menos que aquella media peseta de agujero. ¿O eran cinco duros? Me queda tan lejos.
La impresión que se transmite a la ciudadanía es la del oportunismo puro y duro. Tal vez, como declara Francisco Vázquez, el que fuera alcalde de La Coruña, porque no tienen otra cosa y el puesto político es el único asidero. En el cargo sí o sí. Y si son dos, mejor. Para mayor desgracia, dirige el cotarro un conjunto nato de perdedores, mientras que los escasos ganadores se baten el cobre en contados ayuntamientos.
Si el retrato a nivel nacional es en blanco y negro, mucho más negro que blanco, en Canarias el panorama pinta todavía peor. Un partido que tiene por misión ser el bastón de lo que va quedando de Coalición Canaria, solo conduce al fortalecimiento de un PP que da palos de ciego ante los dictados europeos (y bancarios) y una dispersión brutal de minúsculas formaciones en ese espectro que denominan de izquierdas. En las próximas elecciones seguiremos teniendo tantas opciones que cuando lleguemos al local de las votaciones y contemplemos las mesas repletas de papeletas, acabaremos por meter el sobre vacío en la urna.
Mal, muy mal pinta el panorama. El pueblo está desencantado y el PSOE sigue perdiendo aceite (en el sentido de que su motor renquea). Deja pasar las oportunidades y ni siquiera es capaz de dar pasos sensatos para recuperar millones de votantes que navegan en el mar de la confusión. Lo mismo, me temo, les interesa el acomodo de la oposición porque entre dirigencias y duplicidades tienen los garbanzos asegurados. Allá, aquí y más aquí.
Cuando don Paulino Rivero (¿con ironías?) sube a la cima del Teide para proclamar a los cuatro vientos los cinco pilares del Plan Estratégico contra la Pobreza, ¿es posible que no haya un socialista (sí, uno, no pido más) que levante la voz, pegue un moquete en la mesa (o en lo que tranque más a mano) y pregone la inutilidad y despilfarro de la tele y radio autonómicas, policía, una administración racional y equilibrada…? ¿Cómo lo van a hacer? El establecido se tragará cuanto sapo le echen con tal de que no le toquen la libreta (del banco). Y los que aspiran, los posibles sustitutos, a la espera de que caiga alguna breva.
Las fotos representan la pobreza del espectáculo. Y la soledad…

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