martes, 18 de junio de 2013

Mediocridad por doquier

Se queja amargamente Javier Abreu de que los socialistas –sus compañeros del ejecutivo regional– no se molestan en coger el teléfono cada vez que los llama desde La Laguna, ciudad en la que es el primer teniente de alcalde por mor del pacto (en cascada) entre su partido y Coalición Canaria. Mis respetos como persona los tiene, no iba a ser la excepción, el mentado señor. Ahora bien, una vez manifestado lo cual y vistas sus intervenciones en los medios de comunicación, así como su trayectoria, para un servidor el citado concejal es un muñidor político. No ha hecho otra cosa que vivir al acecho para escalar posiciones aunque ello le suponga defender hoy a Juana y mañana a la hermana sin el más mínimo rubor. Y esgrimiendo argumentos con tal vehemencia que acabas por creerle.

Don Javier Abreu era el candidato número 5 del PSOE al ayuntamiento de la Ciudad de los Adelantados en las pasadas elecciones municipales de 2011. Y esa formación política, en línea con lo acontecido en el resto del país, en general, y de Canarias, en particular, obtuvo cuatro concejales con unos raquíticos diez mil votos. El ascenso de Gustavo Matos, cabeza de lista de dicha candidatura, a la Dirección General de Comercio, merced a la cuota que el sempiterno Paulino tuvo a bien asignarle al otro derrotado José Miguel Pérez, provocó que el disidente –cuando le interesa y entiende que puede sacar tajada– Abreu fuera metido con calzador en el consistorio lagunero, a cambio de ocupar la poltrona de la primera tenencia de alcaldía, para lo que hubo de colocarse la chaqueta acorde con el sueldo, pero sin renunciar a los vaqueros para cuando fuera menester recurrir a la condición de obrero en congresos, convenciones y presencias en teles locales.

Siempre está el susodicho detrás de todos los fregados. Y sus reiteradas, y provocativas, declaraciones no son gratuitas, siempre buscan réditos en su horizonte más cercano. Cree sentirse fuerte y bien aupado y no le hace falta subir a San Roque para coger el parapente. El afortunado edil de rebote, profundamente democrático y de izquierdas, no duda en disparar contra esa derecha con la que está aliado (de boquilla, claro) y que tan bien lo retribuye –incluso cuando se le asignó generoso sueldo por parte de Ana Oramas y lo nombró jefe de la oposición con derecho a onerosa gratificación–, amén de lanzar dardos envenenados contra aquellos a los que él aspira desbancar de los peldaños superiores de esa escalera por la que trepa.

Lo peor de esta tenebrosa película es que algunos nos lo pretenden vender como alternativa a este PSOE moribundo. Si Cayo Lara sostiene que Rajoy conduce una moto en la que lleva a Rubalcaba en sidecar, advirtiendo a este último del peligro de poder estrellarse (como si fuera posible estamparse aún más), este aprendiz de comentarista, observador impenitente que sostiene la ejemplaridad en las conductas (más si cabe en las políticas), entiende que es necesario un gran horno crematorio para refundir, que no refundar, este cadáver. Solo así, resurgiendo de sus cenizas (cual ave Fénix; cambien la imagen del águila, por si acaso), será posible que la credibilidad vuelva a adoptar carta de naturaleza.

Pero no se salvan de esta mediocridad los demás adversarios de la contienda. Este pasado fin de semana, José Manuel Soria repetía, ante 500 cargos populares (y eso que gobiernan en pocos lugares) el manual de instrucciones en el que la luz al final del túnel adquiere tintes de carcajada. Y Tomás, el alcalde ramblero, olvidando lo que Marcos le dijo apenas hace un año en una sesión plenaria (lo mandó a regentar la carnicería porque no servía para otra cosa), va siempre de la mano, en pareja (como cuando los profesores llevan a los menudos de excursión), para que se noten menos las debilidades, las insuficiencias.

Mostraba cierta extrañeza algún periódico en el día de ayer por el gasto de 380.000 euros, años 2008 y 2009, que el Partido Popular –el de la carroñera gaviota que se ha acostumbrado a vivir los basureros–  había ‘invertido’ en sobres. Sus dirigentes lo explican como normal dentro de sus campañas de mailing. Y yo me lo creo. Que sí, pienso que es verdad, a falta de conocer que en lugar de la carta personalizada, siempre monótona y sin aliciente, van unos billetes de 500 euros, mucho más didácticos y ejemplares.

Vuelvo a recalcar un tema que intenté aclarar hace unos días. Diario de Avisos sí me ofreció la posibilidad de colaborar en su sección digital dedicada a Los Realejos. En ese periódico colaboré hace unos años, poseo buenos amigos y sigo teniendo las puertas abiertas. Pero ya uno está viejo. Y la veteranía le ha indicado que no todo puede hacerse en la vida por amor al arte.  Si los lumbreras que lleva la tele autonómica a las retransmisiones deportivas cobran, y bien, ¿por qué no he de hacerlo yo? La excusa que esgrimen todos los que te solicitan algo es la de que a ti no te cuesta nada. Y un… Ponlo tú, que a mí me duele.

Como echo una visual a lo que publican del pueblo que me vio nacer hace la tira, voy a hacer una contraoferta a Luis y Gabriela, quienes deben estar desbordados de trabajo y no tendrán tiempo para la pertinente visual que requieren los artículos de opinión que les remiten. En los que –los duendes– se escapan los errores que son la esencia de todo escrito. A lo que los comentarios en este blog tampoco quedan exentos. La ventaja que yo tengo es que el amigo Humberto está ahí para sacarme de dudas, amén de las innumerables visitas al Panhispánico de dudas. Quizás así –o a lo peor no– logramos que el motu proprio y el grosso modo queden aclarados para siempre jamás, que no le pongamos tilde a ti o que no confundamos, hasta tres veces en un mismo artículo, el sustantivo sobretodo con la locución adverbial “sobre todo”.  Hablen con los jefes. Lo mismo, si Agustín me avala, me contratan. Hay que buscar fórmulas para compensar los recortes. Y no olvidemos que el gremio de los pensionistas –gandules impenitentes– se ha convertido en punto de mira del equipo gubernamental que lidera –no te rías– Mariano Rajoy.

Este post se escribió en un portátil en el que no me caben los dos dedos consabidos. El hermano mayor se puso malo al mismo tiempo que el coche. Qué racha. Por consiguiente, si observan cualquier fallo, no soportaría que me echaran la culpa. ¡Ah!, hoy tenemos simulacro de incendio en mi pueblo, en la zona de Icod el Alto, lugar elegido por el Cabildo porque CC sabe cómo vende humo nuestro jefe de seguridad local. Lo malo es que por Los Campeches y alrededores también hallamos mucho especialista suelto en cuestiones de mear la cama. Y no demandan que los entusiasmen con mucha vehemencia.

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