miércoles, 19 de junio de 2013

Tan mal no estamos

Mis disculpas más sinceras por asomarme tan tarde a esta ventana. Fui a buscar el ordenador y no han encontrado al intruso que me lo tiene medio bloqueado. Debe ser que el actual antivirus no va  a permitir que me ataque de nuevo aquel famoso de la policía, y cada vez que observa algo raro activa los cortafuegos. Eso sí que es un simulacro y no lo que anunciaron a bombo y platillo desde mi ayuntamiento en la zona de Icod el Alto. Que habrán suspendido, me imagino, porque amaneció lloviendo. Así que redacto estos párrafos con el de juguete que me regalaron los chicos y que solo utilizo en los viajes del Imserso. Viejo sí, pero moderno.
Ganó la selección española de fútbol, esa que mentan como La Rojita (será naranja, digo yo), y llegamos a la conclusión de que en ese deporte, por ahora, no es necesario que los jóvenes emigren. Aunque como anda medio revuelto el panorama y existen inversiones importantes, o desembarcos económicos supuestamente blanquecinos, en clubes de media Europa, lo mismo acuden las tentaciones. Este nuevo título demuestra la escasa importancia que debemos darle al estudio, a la investigación, y lo necesario que se ha vuelto el que los chiquillos sepan dar patadas. A mi nieto, por lo pronto y sin cumplir aún los dos años, le hemos llenado la casa de balones para que se vaya habituando.

Cada vez estoy más convencido de que dinero hay. Bastante. Pero nos hemos equivocado a la hora de elegir a quienes deben repartirlo. Y ello provoca desfases de tal calibre que en Brasil, por ejemplo, cientos de miles de personas se lanzan a la calle porque estiman un despilfarro la organización de campeonatos deportivos, mientras el pueblo se muere de hambre. Y que tal hecho acontezca en un país que vive el fútbol de manera tan apasionada, debe ser motivo de profunda reflexión para la casta. Y en esta se incluyen los políticos. Allá y aquí. Que no conformes con recortar todo cuanto pueda quedar al alcance de las tijeras, son capaces de aplaudir, para general recochineo, cuando su jefe propone esas medidas como única manera de salvarnos de la quema. Claro, la única fórmula para no turrarnos es partir con la piel chamuscada. Luego, como el burro, cuando estemos acostumbrados, nos morimos y un problema menos. Qué listos son.

Por Canarias, con un alisio veraniego que te deja todo mojado, no vamos tan mal. Gracias a las revueltas turcas –ojalá se sigan dando leña treinta o cuarenta años más–, tendremos una avalancha de turistas en plena temporada baja que el desempleo (otro factor en el que somos alumnos aventajados; con Andalucía debemos ir en clase preferente) bajará a índices jamás conocidos. Lo mismo nos va a sobrar dinero para comprar un par de helicópteros y arreglar los hidroaviones de Cañete.

Y digo que tan mal no estamos porque en casos de corrupción urbanística somos los segundos, es decir, subcampeones. Tal honor no se adquiere de la noche a la mañana. Eso ha significado muchas décadas de abnegada entrega… de sobres con sobresueldos, gastos de representación, alojamientos, transportes… En fin, qué podría contarte yo que tú no sepas o intuyas.

En materia educativa vamos mucho mejor. Somos los cuartos del país en el número de abandonos escolares. Y no creo que vayamos a mejorar. Porque si te paras a pensarlo con detenimiento, llegas a la conclusión de que la situación se agravaría peligrosamente si todos los jóvenes culminaran estudios universitarios. Porque la demanda de otros países no da para tanto. El que parece haberse dado cuenta de la jugada es el ministro Soria y con toda probabilidad dé luz verde al inicio de los sondeos petrolíferos en este próximo agosto. Las razones se me antojan obvias. De una parte conseguirá trabajo para todos estos noveleros que tenemos regados por las Islas Afortunadas, quienes explorarán los fondos marinos en busca del codiciado maná. Y de otra, recemos para que no salga fallido el tiro, en cuanto haya alumbramiento, los turistas acudirán en tropel porque bien diferente es la oferta de un tiznado integral al rojo como un tomate que le ofrecíamos con anterioridad.

Te habrás percatado de que desde el Gobierno de Madrid ya se lanzan discursos de esperanza, de brotes verdes, de luces al final del túnel… Y cuando contemplo a Rajoy que ya lo suelta en cualquier foro, solo se me ocurre pensar por qué no se tiñe también la barba. ¡Oh!, es lo que se me ocurrió, qué quieres que te diga.

¿Viste la foto de los chachis del G8 en su cumbre irlandesa? ¿No? Pues arriba la tienes. No me digas que el japonés está intentando tocarle el culo a la Merkel. Menos mal que salió al quite el señor Putin, quien parece señalarle al intruso que deje quietita la mano que eso es cosa de él. Qué livianos. Sí, en manos de ellos estamos. No añado y en el culo de las señoras porque me tildarán de machista.

Bueno, hasta mañana. Y no vayan a la playa todavía.

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