viernes, 28 de junio de 2013

Soledad

Cuánto se habrá escrito acerca de las posibles medidas que pudieran adoptarse para ahorrar y evitar los auténticos despilfarros que se vienen produciendo en el control de los dineros públicos. Pero parece haber servido de bien poco. Y antes de pasar al siguiente párrafo me pregunto para qué demonios voy a insistir en ello con este comentario que significará la conclusión de este mes de junio. Aun así, aquí estoy yo, cual caballero andante de poca monta, para redactar unas líneas que no van a leer los que a uno le gustaría que le echaran una visual. Incluyendo al que dicen abuchearon en La Graciosa. Qué gracioso.
Antes de introducirnos en el meollo de la cuestión, que se dice,  y teniendo en cuenta la aceptación que tuvieron los dos artículos anteriores –seguro que por el cambio de estilo, no porque se haya incrementado el valor de su contenido–, rogarles a los que tienen un exceso de imaginación superior al mío –nada difícil, por otra parte– que no se lancen a la aventura (en FB, sobre todo) con elucubraciones y composiciones fuera de lugar. Piensen que Jesús opina, que no informa, y que no está sujeto a normas ni códigos deontológicos. Por lo que fíjense siempre en las etiquetas de cada post, porque pueden ser buen termómetro de por dónde van los tiros. Y en el de ayer, en concreto, figuraban cuento, ficción y relato. Los deseos vehementes de algunos en esto de la política suelen acarrear serios disgustos y, a veces, los comentarios no guardan relación alguna con lo expuesto por el autor y responsable de Pepillo y Juanillo. Así que si ahora manifiesto que me hallo en expectativa de destino ante la previsible marcha de Willy García como jefe de la tele y radio autonómicas, no vayan a decir ustedes mañana que me van a nombrar en su lugar. ¿O sí?
Soledad la de la Consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda hace unos días en el parlamento canario cuando le tocó hablar de esa lacra que es la pobreza en las islas. Allí estaba sola ante el peligro intentando defender algo tan serio, que sus propios compañeros del gobierno decidieron entregarse a otras labores. A lo peor es que no querían escuchar a doña Australia Navarro. O quizás es muestra inequívoca de lo que realmente les importan los planes que se sacan de la manga como conejos de la chistera. Somos los únicos del país que disponemos de un plan de choque. Efectivamente, y se llama Inés Rojas de León. Ahí la tiene Paulino de pantalla (como la defensa de un coche) y por eso la protege a capa y espada. Dijo la consejera en la sesión de la mañana que disponía de 170 millones de euros. Por la tarde, una vez resueltos otros asuntos mucho más importantes que los problemas de los que pasan hambre, acudió el presidente (miren el caso que le hace Barragán). Y ante la machacona de la diputada popular antes mencionada, va y le espeta que disponía de 270 millones. Es que donde esté el mago Paulino, quítense aficionados de poca monta. En unas semanas apenas, ambas cantidades caerán en el más profundo de los olvidos. ¿Y entonces? Otro plan. Que podría consistir en tirar comida desde el helicóptero.
Fiel seguidor de la táctica de la distracción, aparece Soria para deleitarnos con otra de sus guindas: diputados de CC le han sugerido presentar una moción de censura al mismísimo Rivero. Es como Antonio Lucas, un célebre paisano que contaba tantas mentiras que acababa por creérselas. Fíjate tú que un antepasado suyo, emigrado a Cuba en sus años mozos, se vio cierto día acorralado por un negro de más de dos metros ante un enorme chorro de agua que caía desde unos cincuenta metros de altura. Al no encontrar otra salida, ni corto ni perezoso sube por aquel enorme caudal como si de un poste de la luz se tratase. Y una vez arriba, al observar que el perseguidor ya se hallaba casi a la mitad del chorro, sacó el machete, cortó el agua y del estampido casi se mata el gigantón, quien, obviamente, ante el leñazo, desistió en su empeño de trincar al isleño.
Ahí tienen otra fotografía del Congreso de los Diputados en la madrileña Carrera de San Jerónimo. Habla Rosa Díez ante tan ‘concurrido’ auditorio. Y esto es así cada vez que acaban las intervenciones populares y socialistas. Aunque ahora, estos últimos, al paso que van, acabarán… Eso, acabarán. Y cuando estos espectáculos ocurren en la cámara decisoria, imagínate en el Senado. Conclusión: maldito sueldo que estamos pagando a esta pandilla de desalmados para que estén en la cafetería echando mano de las ofertas espléndidas que allí les brindan. ¿Esta es la hora de sacrificio de los políticos, doña Soraya Sáenz de Santamaría? Esto es, sin tapujos, una tremenda golfería.
Qué soledad, asimismo, la de los representantes nacionalistas (?) en Madrid. Cuando Oramas habla, la escucha Quevedo, y no lo tengo tan claro a la viceversa. Votan en conciencia, dicen. Una a favor y el otro en contra o se abstiene. En la siguiente, al revés. Menos mal que no son tres, porque habría que dirimir diferencias echándose un potaje de berros en La Laguna Grande.
Qué soledad la de Rubalcaba. Hasta Griñán le está indicando el rótulo con la salida. Votaré, si me dejan, por Segura, aunque él quiere volver a ser senador porque allí el agobio es menor. Yo no podría aguantar ese estrés, salvo el día de san cobro. A no ser que lo nombren capitán emérito del correíllo La Palma.
Se acaba junio. Descansen y ya el lunes cambiaremos de mes y comenzará el periodo de vacaciones. Menos para los políticos, pues casi todo lo dejan para septiembre. Pero ni le quitan la beca ni le exigen nota mínima. Lo que hay que Wert.

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